Month: junio 2008

Para que no te olvides

Estudiante universitaria, detenida en Octubre de 1992 por efectivos militares. Luego de ser torturada y violada, es pasada a la DINCOTE [Dirección Nacional Contra el Terrorismo]. Se le condena a 20 años a partir de pruebas prefabricadas. Consigue el indulto [libertad] después de más de cinco años en prisión en 1998.

‘El 30 de Octubre de 1992 me dirigí a la Universidad de la Cantuta a dejar unas fotos que faltaban para mi matrícula, ya que recién acababa de ingresar a esa casa de estudios.
Cuando salí de la universidad me dirigí a comprar a un quiosco que queda frente a la puerta de dicha universidad, y cuando me acerqué al quiosco sentí que alguien me abrazó por el cuello. Quise voltear para ver quién era, pero no lo logré porque me apretó el cuello y sólo logré ver un Volkswagen de color verde que estaba a mi lado. De pronto escuché una voz que decía ‘tápale los ojos’, y cuando me taparon los ojos sentí miedo y grité. De inmediato me taparon la boca con un trapo y luego me envolvieron con una frazada y me subieron al carro que estaba a mi lado. Sentí que dos hombres se sentaron encima de mí mientras el carro arrancaba’.

‘La verdad es que no sabía de qué se trataba ni a dónde me llevaban. Después de una hora y media más o menos me hicieron llegar a un lugar en donde me bajaron del carro, me sacaron la frazada y me pusieron una venda en los ojos que no me permitió ver nada. Me preguntaron por muchas personas que yo no conocía; me preguntaron si yo era Rocío de la promoción 88 de La Cantuta. Yo loes dije que no, porque en el año 88 yo todavía estaba en el colegio. Entonces me preguntaron ‘¿qué nombre te decían?’. Yo les respondí que mi nombre es María Magdalena y que me dicen Magda de cariño, que no tenía otro nombre. Luego me preguntaron si conocía a alguna chica llamada Rocío que estudia en La Cantuta desde el año 88. Yo les contesté diciendo que no conocía a las personas que estudian en esa universidad porque yo no estudio allí, que acababa de ingresar’.

‘Todo lo que yo contestaba era la verdad, pero esos hombres me insultaron diciéndome palabras que nunca en mi vida me dijeron. Me cogieron del cabello y me golpearon la cabeza contra la pared como si mi cabeza fuera una pelota. Me daban cachetadas en la cara. Sentí que me pintaron la boca, con un lápiz labial. Me sacaron la ropa a la fuerza diciéndome palabras que me da vergüenza repetir. Luego me inyectaron en el brazo y a partir de ese momento me sentí mareada. Entonces abusaron sexualmente de mi persona y a pesar de que me inyectaron he sentido el terrible dolor. Para que no gritara me taparon la boca con un trapo y de esa manera me quitaron lo que tanto cuidé: mi virginidad. No me consideraron como un ser humano sino como un objeto sexual. Hasta me bañaban para utilizarme como si yo hubiese sido un muñeco de plástico. La verdad es que yo me sentía un desastre humano que no servía para nada, y todo el cuerpo me dolía; no podía caminar, ni hacer mis necesidades. Estaba totalmente mal física y psicológicamente’.

‘Después de todo un hombre se acercó, me dio mi ropa y me habló con amabilidad, diciéndome: ‘No me tengas miedo, mamita; yo no te voy a hacer nada porque yo no soy malo como mis amigos. Lo único que quiero es que tú nos ayudes, y si tú no quieres ayudarnos entonces yo te voy a dejar con mis amigos. Como ellos son muy malos, te van a seguir haciendo lo que te han hecho y hasta te van a matar; y no solamente a ti, sino también a tus padres y hermanos. Por eso piénsalo bien y ayúdanos‘. Y yo, por el terror que maten a toda mi familia, le dije en qué los puedo ayudar; y él me contestó: ‘En aceptar que tú eres Rocío y que conoces a Marisol’. Y así me dieron una serie de instrucciones que tenía que cumplir para que no dañasen a mi familia. De esta manera acepté decir todo lo que me dijeron’.

‘Cuando terminó mi manifestación yo me encontraba en el penal, y allí me di cuenta de que estaba embarazada a causa de la violación que tuve. La verdad que esto sí que era lo peor para mí, y antes de que mi familia llegue a saber quise matarme. Lo intenté en dos oportunidades: la primera cuando tenía tres meses de embarazo y la segunda cuando tenía cinco meses, pero en ninguna lo logré. Me sentía tan mal que no encontraba ningún sentido a mi vida; no sabía ni para qué existo, pero las autoridades del penal me ayudaron moralmente y a comprender mi vida’.

‘Cuando tenía ocho meses de embarazo me llamaron a juicio con los jueces sin rostro. Cuánto deseaba ver directamente a las personas que me juzgaban, para contarles la verdad y todo lo que me estaba pasando; pero no: sólo escuchaba voces de hombres detrás de esas lunas. Me daba miedo, porque parecían voces de terror. Una idea se cruzó por mi mente: que esos hombres que me torturaron, me violaron y me amenazaron con matar a mi familia podían estar tras esas lunas, y es por esta razón que volví a decir lo mismo que dije en la DINCOTE y en el juzgado, porque hasta allí todavía me acordaba. Hoy no me acuerdo casi de nada, y lo único que yo cuidaba en esos momentos era la vida de mi familia. Me sentenciaron a 20 años y al poco tiempo me confirmaron la sentencia’.

‘Durante todo el embarazo rechacé a mi hija porque fue concebida contra mi voluntad y era bien difícil aceptarla; pero cuando nació me di cuenta de que ella no tenía la culpa de venir al mundo: ella es un ser inocente de todo y la acepté con todo mi cariño, porque es mi hija. La he llegado a querer mucho, y por ella puse todo de mi parte para olvidar todo y de esa manera superar esa violación traumática. No me gusta recordar, porque cada vez que lo recuerdo me siento mal. Y si hoy lo recuerdo para escribir estas líneas es por mi hija, porque hoy ya no se trata de una persona sino de dos. Mi niña necesita el calor de su madre, pero a los ocho meses nos separaron porque este lugar no era adecuado para ella; esto es una cárcel’.

Casi seis años después, Magdalena fue indultada. Hoy vive con su hija en Chiclayo. Para subsistir económicamente y ahorra un poco está sembrando arroz, pero sus planes son volver a estudiar, pero esta vez Derecho.

Memorias y Batallas en nombre de los inocentes. Perú 1992-2001 (resumen), separata de la Revista Ideele Nº 141, octubre del 2001, pp. 13-15. Leer más