Month: febrero 2010

Cupido en ruedas

¡Claro! De todas formas este año me va a ir mejor que el año pasado. Sobre todo porque ha caído 14 un sábado. Sí pues, las parejitas toman puro taxi para ir a los telos. Más que todo para impresionar a la flaca ¿no? Tú sabes, se ve bien llevarla a un telo una o dos estrellas en taxi.

Hace dos años me pasó una bien buena. Una pareja subió para que los lleve a un telo por ahí, cerca. Como conocía la zona, los llevé a un telo barato y bueno. Cinco solcitos, los dejé en la puerta. Cuando estaba apunto de arrancar salieron y me dijeron que estaba full el lugar. ¿Te imaginas cuántas parejas van a los telos el 14? Negocio redondito pe’. Les cobré otros cinco soles para llevarlos al telo siguiente. Nada, también estaba todo lleno. Chesu, lástima, más que todo por el pata porque estaba recontra arriola y la flaca parecía bien arrecha, tanto así que ya desde atrás le tocaba todo.

Se volvieron a subir al taxi. Estaba buscando otro telo caleta para llevarlos pero me vino una idea. Telo-taxi. A sólo diez luquitas, hermano, ¿puedes creerlo? Ya pe’, entonces bacán dijo el flaco. Los llevé por un lugar oscuro pero ya estaban en pleno. Incluso el pata estaba tan agradecido que me jalaba la mano hasta la flaca y me decía “toca, con confianza tío, gánate con este tarrazo durito. Está rica ¿no?”. ¿Puedes creerlo?, encima salí ganado. Parecía incluso que a la chica le gustaba eso. Me bajé del taxi y los dejé solos hasta que el carro terminó de saltar. No quise meterme en esa relación porque de repente podría reaccionar mal el pata o la flaca, no quería problemas.

Así pues, hermano, me agradecieron y se fueron contentísimos. Además me dieron cinco luquitas de más porque les pareció que habían ensuciado mucho. Nada que no pudiera salir con agua. ¿Si fue peligroso? No, no creo que me quisieron robar, además yo saqué la llave del taxi y la plata. Era una pareja arrecha nomás, sin un lugar para tirar. La flaca estaba borracha, comprendía al pata. Sólo vi una oportunidad y ya. Esto es lo que tiene que hacer uno para ganarse unos solcitos de más. Leer más

El sueño más oscuro

Hace dos noches soñé que hubo un terremoto…

Soñé que corrí semidesnudo hacia la calle. Soñé que el terremoto continuaba. Soñé llanto, mucho llanto. Soñé árboles elásticos. Soñé con un cielo eléctrico nocturno. Soñé que el jardín no era más el cementerio de mi perro. Soñé un asfalto con olas. Soñé que mis vecinos no pudieron caminar. Soñé súplicas, rosarios y salmos. Soñé con mi familia incompleta. Soñé que el abuelo nunca salió de la casa. Soñé con postes de luz cayendo al suelo. Soñé oscuridad y gritos. Soñé con gente corriendo. Soñé alerta roja, se venía un tsunami. Soñé que muchas paredes de mi casa se habían caído. Soñé con vidrios rotos. Soñé con la primera réplica. Soñé que mi corazón seguía saltando del temor. Soñé una evacuación. Soñé con sobrevivientes, los que no querían quedarse. Soñé que caminábamos hacia Lima. Soñé con el dolor de los muertos en vida que prefirieron enfrentar la naturaleza. Soñé que estaba en otro mundo o eso quería. Soñé que vino la segunda réplica. Soñé con las heridas de mi madre. Soñé que tal vez nunca volvería a sonreír. Soñé que pasamos por lo que quedaba de la casa de mi abuela. Soñé destrucción y saqueo. Soñé con un papá resignado y sollozando en silencio. Soñé con una procesión llorosa. Soñé con adobe caído. Soñé con incendios. Soñé con más oscuridad. Soñé con sangre mezclada con tierra. Soñé con cadáveres. Soñé el abrazo de mis padres en la Plaza San Martín. Soñé la espera no sé de quién. Soñé con la réplica siguiente. Soñé agotamiento. Soñé un sueño que en ese momento hubiera querido sea eterno, ahí con ellos. Soñé que ellos desearon exactamente lo mismo.

No, todo fue un sueño.

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Experiencia La Teta Asustada

Internacionales bombos y platinos dieron la bienvenida al estreno en pantalla grande de “La Teta Asustada” en Perú. La expectativa era tremenda. Decidimos, entonces, -mis padres y yo- asistir al cine para apoyar la producción nacional.

La película inició con una canción quechua de una mujer anciana en su lecho de muerte. El contenido de la película -está de más decirlo por estos días- trata la historia de Fausta. Una muchacha maldita con la teta asustada transmitida por la leche materna. El ideal colectivo que la rodeaba creía no poseía alma. Ella transmitía un pavor desmedido por los hombres, producto de su concepción. Así, siguiendo el ejemplo de una mujer que resistió a la violación en época de terrorismo, se introdujo una papa en la vagina.

Cuando terminó la película, se sentían rumores en el ambiente. Los espectadores susurraban en la sala sus gustos y disgustos por la cinta.

Uno de ellos, fue mi padre. Opinaba, le pareció que la película buscaba vender mucho de lo mismo, lo que la gente de afuera consume en exceso cuando visita un país tercermundista, lo autóctono. Le pareció además, que en este caso, disminuían potencialmente la imagen del peruano: lo dibujaban ignorante, desdentado, estigmatizado en el típico empleo de sirviente del personaje blanco. Se creaba, además, un submundo diferente a la tecnología y la educación. Un submundo localizado en los cerros más amarillos de la capital que se cierra a los conocimientos (como el doctor que informa sobre la infección del tubérculo).

Yo diferí el punto de vista de mi padre. Primero porque considero que películas como éstas no deben ser un reflejo de la sociedad peruana -o limeña- en general, sino de particulares historias escondidas entre la masa de una sociedad “x”. Sobre esto, considero que la misma idea de “ficción” ya nos lleva a buscar alejarnos de lo posiblemente real. Y comprender que si bien hay elementos reales dentro de la misma, podrían llevar a una historia relativamente alejada de lo que realmente existe.

Segundo, me encantó la calidad de la película. Las actuaciones fueron excelentes. Magaly Solier muestra una persona completamente diferente a Madeinusa. La naturalidad de la familia de Fausta es admirable. Y los símbolos, los significados. Las pausas. La dirección -si supiera de esto mi crítica podría tener más cabida y ser más aburrida-. La calidad, sí, la calidad. En cierto aspecto, estaba acostumbrado a ver del cine peruano las escenas explícitas de sexo (quizá por ello nunca pude ver en su momento “Ciudad de M“, ni “Pantaleón y las vistadoras“, ni “No se lo digas a nadie“, la infancia), cámaras con bajo presupuesto, sonidos difícilmente reconocibles e historias poco apetecibles.

Respetando las críticas favorables o desfavorables hacia esta película -y es que todas lo merecen-, considero que tal discusión surge por la poca cantidad de películas nacionales en las últimas décadas y su precario reconocimiento internacional (exceptuando excelentes películas como “Días de Santiago“, “Paloma de Papel“, “Madeinusa” y “Contracorriente“). Es así que cada vez que se estrena una película nacional, se crea la expectativa de dejar un mensaje positivo -“El Perú avanza” pasa por mi mente en este momento como un acto reflejo- para los extranjeros, los de afuera. Si pasa por ese filtro, la película es “buena”. Por ello, apostaría que si apareciera la campeona Kina Malpartida en la pantalla grande ganando trofeos en nombre el Perú, la película es buena porque deja “bien parado” al peruano. Debemos tener claro que los puntos de vistas son infinitos, los mensajes también. Dios, estoy seguro que si tuviéramos la inversión adecuada para crear películas independientes con diferentes perspectivas, diferentes historias, diferentes directores -apostar por nuevos nombres-, podríamos lograr cosas inigualables a ojos cerrados.

Por ahora, Perú figura entre los nominados al Óscar por primera vez. Y esto, sera sólo un hito fílmico peruano, un impulso para los estudiantes interesados en apostar por el cine nacional. Leer más