A fortalecer la Contraloría para vencer a la corrupción
Fuad Khoury Zarzar (*)
Estamos a pocas horas de celebrar un año más de la independencia de nuestra patria, y si bien hay motivos para decir que el Perú avanza, es innegable que de la mano del crecimiento económico también ha crecido la corrupción. Las causas son conocidas por todos y van desde la carencia de valores por parte de los funcionarios que integran la administración pública, hasta la falta de profesionales preparados para administrar la bonanza del país, o lo que es peor, funcionarios comprometidos con el logro del bien privado y no a trabajar por el país.
Muchas voces se han alzado en los últimos meses tratando de ensayar recetas para curar este cáncer que va cercenando la institucionalidad del país, hay quienes opinan que lo mejor es crear una comisión ad hoc integrada por notables y especialistas, mientras que otros dicen que es momento de revivir la figura del Zar Anticorrupción. A quienes están preocupados por el avance de la corrupción -que no son pocos- les digo que en el Perú, las instituciones encargadas de fiscalizar cómo se gastan los recursos del Estado existen y existen desde hace décadas, la piedra angular del problema no es esa. El problema es que las instituciones se encuentran debilitadas, sin capacidad suficiente para cumplir su rol en la dimensión que lo exige el país.
Para hablar del caso concreto de la Contraloría General de la República que está presente desde hace 80 años en el país, debo decir que si bien tiene un equipo técnico detrás, que se esfuerza diariamente por estar con los ojos abiertos para vigilar la gestión de los recursos públicos, tiene las manos atadas para sacudir a quien usa los medios del Estado para arrogarse un beneficio privado. Esa es la realidad, un ente máximo de control sin recursos para enfrentarse al cáncer de la corrupción. Una institución que actúa con solo el 40% de los recursos necesarios para cubrir las necesidades de control.
En lo que va del último año para contrarrestar esa terrible realidad, desde la Contraloría se viene trabajando arduamente para impulsar su autonomía e independencia. Como uno de los resultados, este mes se promulgó la Ley de transferencia de las plazas y presupuestos de los Órganos de Control Institucional a la institución, lo cual fue motivo de celebración por tratarse de un hito en el país. Nunca más un auditor será remunerado por la institución que fiscaliza. Sin embargo, no podemos quedarnos en el festejo y por eso, es vital que el Congreso le dé carácter prioritario a los otros proyectos de ley que tiene pendientes y que están dirigidos a frenar la corrupción. Entre esas iniciativas presentadas al Congreso tenemos la que otorga carácter vinculante a los informes de control o aquella que le permite a la Contraloría auditar los fondos públicos gestionados por organismos
internacionales.
Ahora mismo estamos trabajando el proyecto de ley que consideramos más importante en la reducción de la corrupción, el cual plantea dotar de capacidad sancionadora administrativa a la Contraloría para que los corruptos esperen lejos de las arcas del Estado la sanción que les imponga el Poder Judicial. Es inconcebible que los malos funcionarios sigan sentados en sus puestos de trabajo. En la medida que no haya sanción efectiva, la corrupción seguirá ganando terreno. Mientras tanto ese 40% de población que opina que en los últimos años lo que más daño le ha hecho a la gobernabilidad del país es precisamente la corrupción, seguirá creciendo. La Contraloría no va a ser parte de la estadística de los que esperan tranquilos que alguien proponga una fórmula que nos haga salir del problema. Desde la Contraloría insistiremos también en que para el próximo año el Ejecutivo apruebe los recursos financieros que nos hacen falta para fortalecer la institución.
La mejor forma de combatir la corrupción es con una institución de control debidamente preparada, con métodos modernos, y sobre todo, con auditores entrenados y comprometidos con el Perú, con la seguridad de que mediante nuestra labor técnica estaremos siempre contribuyendo a un mejor desempeño de las entidades públicas.
(*): Contralor de la República.
Fuente: Diario Gestión