Pese a que los científicos conocen bien, por una parte, el fenónemo oceanográfico El Niño (en el Pacífico) y, por otra, el fenómeno del cambio climático que está provocando la actividad humana en el planeta, no logran determinar con seguridad si el segundo afecta al primero. Ahora, una investigación que ha reconstruido las temperaturas del agua en la costa de Chile y Perú desde 1650 hasta 2000 muestra indicios de que el calentamiento -natural- sufrido por el planeta a principios del siglo XIX, sí que tuvo efectos en El Niño.
Fuente: El PaísEl Niño es un fenómeno de interacción entre la atmósfera y el océano tropical asociado a la temperatura del agua, que provoca sequías en zonas normalmente húmedas y fuertes precipitaciones e inundaciones en regiones desérticas. Tiene una periodicidad de entre dos y siete años, y afecta especialmente a la costa peruana, pero repercute en muy zonas lejanas. No está claro si su intensidad y/o frecuencia pueden variar con el calentamiento global actual.
Perforación
El eje de la investigación, presentada en la revista Geophyscal Research Letters y realizada por científicos de dos universidades chilenas y del Instituto de Investigación para el Desarrollo francés, son las muestras extraídas en una perforación de 80 metros de profundidad en la bahía de Mejillones (norte de Chile), donde los restos orgánicos son indicadores de la temperatura del agua en el pasado. Los datos de 1820-1878 muestran un descenso de la temperatura superior a dos grados centígrados.
Este enfriamiento del agua coincidió con el calentamiento del planeta al final de la llamada Pequeña Edad del Hielo, lo que resulta paradójico. Pero las muestras de sedimento marino también contienen abundancia de minerales que debieron ser arrastrados desde el continente. Esto indica un aumento de los vientos que intensificaría el ascenso a la superficie de aguas oceánicas frías profundas. Los científicos creen que tras la Pequeña Edad del Hielo, el calentamiento continental sería más rápido que el oceánico; el contraste acentuaría el régimen de vientos, influyendo en la temperatura del agua y alterando El Niño.
“Estos resultados, en conjunto, enfatizan la complejidad de las interacciones entre el cambio climático a escala global, los cambios regionales y las variaciones de El Niño”, dicen los científicos. Pero advierten: “Queda por determinar si la extrema intensidad dos episodios de “El Niño” recientes (1982-1983 y 1997-1998) están relacionados con la intensificación del calentamiento global”.