Inesperada reunión del Papa con jerarquía vaticana

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8.00 p m| 10 set 13 (NCR/BV).- Hoy el Papa Francisco se reunió durante tres horas con los jefes de todos los departamentos del Vaticano, lo que indica su deseo de incorporar una mayor colaboración y transparencia en el estilo de gobierno de la Iglesia católica, tradicionalmente reservado solo para unos pocos de altos cargos.

Alrededor de 30 personas asistieron, incluyendo los jefes de las ocho congregaciones del Vaticano y sus 12 consejos, así como altos funcionarios de los tribunales de la Iglesia y de la administración del Estado del Vaticano.

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Aunque la reunión se llevó a cabo a puerta cerrada y su contenido no fue revelado, el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, dijo en un comunicado que Francisco tuvo la oportunidad de escuchar las “consideraciones y consejos” de sus colaboradores más cercanos en Roma.

La idea puede ser la de hacer un balance del nuevo papado a seis meses de iniciado, aunque las incógnitas sobre el encuentro superan a las certezas. La reunión se realizó entre dos acontecimientos claves -el 31 de agosto, el nombramiento del arzobispo italiano Pietro Parolin como nuevo Secretario de Estado del Vaticano y de la inminente reunión en los primeros días de octubre, del Consejo de los ocho cardenales creado por Francisco para que le asesore en el gobierno de la Iglesia-.

Mientras no se conocen los asuntos tratados en la reunión, se pueden hacer tres observaciones preliminares sobre su importancia: En primer lugar, la ausencia de una agenda fija es reveladora. Las reuniones de los jefes de departamento en el Vaticano, técnicamente conocidas como reuniones interdicasteriales, son inusuales, y cuando ocurren, casi siempre tienen un enfoque específico. Benedicto XVI, por ejemplo, convocó una en 2006 para discutir las relaciones con la tradicionalista Sociedad de San Pío X y la otra en 2011 para hablar de la vida religiosa. A veces, estas sesiones mezclan deliberaciones políticas significativas con temas internos de mucha menor importancia. En 2003, por ejemplo, Juan Pablo II llamó a esta reunión tanto para discutir un giro potencialmente explosivo en las relaciones católicas/ortodoxos y para hablar sobre cómo solucionar el problema de los empleados del Vaticano que llegan tarde a sus labores.

Una reunión de composición abierta es en todo caso una novedad. Podría decirse que expresa el deseo de un modo de gobernabilidad más colegial y colaborativo. Y si no es un evento de una sola vez, la reunión también puede responder a la frustración, tantas veces expresada, de que los distintos departamentos del Vaticano no se comunican bien entre sí, dando lugar a la duplicación de esfuerzos y, a veces, la sensación de trabajar en propósitos cruzados. En lugar de una ocasión para anunciar la reforma, se podría argumentar que la reunión en sí es una reforma.

En segundo lugar, está diciendo que la carta de convocatoria de la reunión no proviene de la Secretaría de Estado del Vaticano, sino de la Prefectura de la Casa Pontificia. Tradicionalmente, la Secretaría de Estado ha sido el “super-dicasterio” del Vaticano, es decir, la oficina que coordina y, en cierta medida, supervisa el trabajo de todos los demás. Como parte de esa imagen, cuando se reunieron los jefes de departamento en el pasado, la Secretaría de Estado era la que coordinaba todo.

El documento de 1967 del Papa Pablo VI sobre la Curia romana, Regimini Ecclesiae universale, anticipó que las reuniones interdicasteriales serían convocadas no por el Papa sino por el cardenal Secretario de Estado, a fin de “coordinar el trabajo de todos, para proporcionar información y recibir sugerencias”. (Un veterano de la Secretaría de Estado bajo los papas Pío XI y Pío XII, fue Pablo VI, quien consolidó ese rol como el organismo de gobierno más importante de la Santa Sede).

Sin embargo ahora con Francisco hay indicios de que se le están recortando las alas a la Secretaría de Estado. La creación del nuevo consejo de cardenales sugiere que este nuevo organismo, y no la Secretaría de Estado, será la más importante caja de resonancia del Papa, y además dado que Francisco es un líder que toma las riendas del gobierno en gran medida en sus propias manos, es menos dependiente del Secretario de Estado y su rol de “vice-Papa”.

El hecho de que sea Francisco mismo quien convoca a los jefes de departamento, es tal vez una manera de sugerir que de ahora en adelante van a informar directamente a él, en lugar de tener que navegar por los guardianes tradicionales de la Secretaría de Estado.

El cardenal italiano Tarcisio Bertone, actual Secretario de Estado, participará en la reunión, pero al tener ya muy limitadas sus funciones, no está llamado a desempeñar un papel importante en el proceso.

En tercer lugar, también es significativo que Francisco ha convocado esta reunión justo antes de la reunión del Consejo de cardenales, ya que muchos en el Vaticano se han planteado preguntas sobre qué es exactamente lo que van a hacer y cómo va a funcionar. Dado que una parte importante del mandato del Consejo es asesorar al Papa en la reforma del Vaticano -que podría incluir, por ejemplo, la eliminación o consolidación de algunos departamentos, así como el cambio de los procedimientos para la asignación de presupuestos o cómo se determinan las asignaciones del personal- naturalmente ha creado ansiedad dentro del sistema.

En ese sentido, no sería mala idea que Francisco transmita tranquilidad a los más veteranos, asegurándoles que van a tener lo que los italianos llaman una voce en Capitolo, lo que significa, una voz en el desarrollo de las cosas. No hay duda que Francisco quiere cambiar muchas cosas, pero también necesita gente con experiencia para ayudar a poner en práctica las propuestas de la reforma.

Francisco siguió esa lógica al nombrar un veterano diplomático del Vaticano como su nuevo Secretario de Estado, y quizás esta reunión es otro modo de reconocer que un Papa “outsider” debe tener especial cuidado en tener gente experimentada de su lado.

La reunión también se desarrolla en un contexto de presión constante del Vaticano en contra de los posibles ataques militares en Siria, por lo que el encuentro supone una oportunidad para hablar acerca de cómo desplegar ese esfuerzo en los días por venir, y qué papel podría jugar el Vaticano con las repercusiones si finalmente se producen los ataques.


Fuentes:

National Catholic Reporter / On Faith

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