San Francisco de Asís: la inspiración para el Papa
10:00 p.m. | 14 oct 21 (LN/VN).- El 4 de octubre se festejó el día de San Francisco de Asís (1181-1226), cuyas ideas siguen proyectándose en la Iglesia desde la figura de Jorge Bergoglio, que adoptó su nombre al asumir su pontificado en el 2013 (pasaron ocho siglos hasta que su nombre fue adoptado por un Papa). Hijo de un comerciante rico, el Poverello de Asís renunció a su herencia para seguir el ejemplo de austeridad de Cristo, tras lo que comenzó una trayectoria religiosa que incluyó la creación de tres órdenes. Fue histórico también su encuentro pacífico con el sultán Al Kamil durante la Quinta Cruzada.
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Juan Bernardone (éste era su verdadero nombre y apellido) nació en Asís en 1181 o 1182. Fue hijo de Pedro Bernardone, un rico comerciante en tejidos. Nació mientras su padre se encontraba en Francia por motivo de su profesión. Las gentes apodaron al niño “francesco” (el francés) aunque éste había recibido en su bautismo el nombre de “Juan”. Después de alcanzar la juventud sin ningún interés en particular, resultó prisionero por un conflicto entre ciudades. Pasar por un periodo de ser prisionero, y luego soportar una grave enfermedad, fortaleció y maduró su espíritu.
Al dejar las armas y el conflicto, volvió a su antigua vida, pero sin tomarla tan a la ligera. Se dedicó a la oración y después de un tiempo tuvo la inspiración de vender todos sus bienes y comprar la perla preciosa de la que habla el Evangelio. Se dio cuenta que la batalla espiritual empieza por la mortificación y la victoria sobre los instintos. Los inicios de la conversión de Francisco hay que buscarlos en torno al año 1202. Francisco comenzó a entender la llamada del crucificado: Y en 1206, al comenzar una vida eremítica, se dedicó a la reconstrucción de pequeñas iglesias en ruinas que se encontraban en Asís y sus cercanías. Para cubrir los gastos de las reconstrucciones usaba el dinero de la tienda de su padre.
Tras la oposición de su padre a ese estilo de vida, Francisco renuncia a su derecho de herencia e inicia una vida de extrema pobreza, dedicada al anuncio itinerante del Evangelio. Sin embargo, por sus acciones ya acumulaba seguidores, quienes además mostraron su interés en ser sus discípulos. En ese camino, en el año 1209 inició la que sería su primera orden, conocida como los frati menori (frailes o hermanos menores), que siguen existiendo hasta el día de hoy, reconocidos por la Iglesia católica, y cuyos valores principales son “abandonarse totalmente a Dios, profesando la obediencia, la pobreza y la castidad”.
La idea de vivir en la pobreza como una manera de acercarse a Cristo fue una de las constantes en la vida de San Francisco de Asís, y es por eso que el papa Francisco lo sigue reivindicando: “El joven Francisco de Asís, hijo de un rico comerciante, en los albores de la era industrial, del capitalismo y de la banca, que abandonó las riquezas y comodidades para hacerse pobre entre los pobres”, lo describió en un reciente mensaje durante un encuentro sobre amistad social y pobreza. El mensaje predicado por San Francisco en vida atrajo a más fieles a servir bajo su dirección. Una de ellas fue Chiara Offreduccio, hoy más conocida como Santa Clara de Asís. Junto a ella, fundaron en 1212 la Orden de las Damas pobres y las Clarisas, nombre con el que siguen existiendo hasta el día de hoy. Al igual que San Francisco (e inspirada por él), Santa Clara provenía de una familia noble a cuyas riquezas renunció para seguir el camino religioso.
En una época donde la Iglesia logró concentrar el máximo de su poder bajo el papado de Inocencio III (1161-1216), las ideas de San Francisco de Asís, aunque siempre bajo la tutela de la Iglesia Católica, apuntaban a un estilo de vida más austero y pacífico, mientras Occidente preparaba una nueva cruzada, como se llamó a las campañas militares de la Edad Media con las que la cristiandad buscaba reconquistar territorios de Oriente Próximo ocupados por los musulmanes.
San Francisco fue también un gran viajero: luego de un primer viaje a Siria, frustrado por un naufragio, logró visitar Palestina en 1219, promoviendo una “cruzada del amor” en paralelo a la quinta cruzada católica, enorme operación militar que buscaba reconquistar Egipto para los cristianos y que fracasó al intentar tomar la ciudad de El Cairo en 1221. Ese mismo año San Francisco regresó a Italia y fundó su tercera Orden, la de los Laicos, que hoy es conocida como la Orden Franciscana Seglar. Según su sitio oficial, se formó “debido a que muchos hombres y mujeres casados, y el clero diocesano, estaban pidiendo abrazar su estilo de vida y no podían entrar ni en la primera orden ni en la segunda”.
La obra más famosa de San Francisco de Asís
En 1224 San Francisco de Asís escribió su Cantico delle creature (Canto de las criaturas), también conocido como el Cántico del hermano sol, la obra en la que el santo explayó su pensamiento respecto a los elementos que conforman la vida en el planeta Tierra: “Alabado seas, Señor, por todas tus criaturas, y particularmente por nuestro hermano, el señor Sol, que nos regala el día y nos alumbra. Él es bello y radiante con su gran esplendor: él es un símbolo de ti, oh Altísimo”, escribió en su segundo verso. Se trata de uno de los textos más importantes de la literatura italiana en tanto es uno de los más antiguos en esa lengua. En él, San Francisco de Asís agradece a Dios por el agua (“tan útil, humilde, preciosa y casta”), al fuego (“por el cual iluminas la noche, y que es bello, alegre, valiente y fuerte”) y a la tierra (“que nos viste y alimenta, que produce los diversos frutos con coloridas flores y hierbas”), entre otras.
El papa Francisco y San Francisco de Asís
Aunque San Francisco fue un santo extremadamente popular en su tiempo y para la posteridad, pasaron casi nueve siglos hasta que su nombre fue adoptado por un Papa. Aquel que lo eligió, además, fue un caso especial: el cardenal argentino Jorge Bergoglio, primer Papa latinoamericano y jesuita, que fue nombrado en su cargo por el cónclave de 2013. Las razones que llevaron al Papa a tomar el nombre de San Francisco quedaron expuestas en su estilo de conducción, priorizando gestos de austeridad y humildad, pero también en el cuidado del medio ambiente. Incluso, en su segunda encíclica, Laudato si’ (“Alabado Seas”), el papa Francisco citó las palabras del santo referidas a a la tierra en el Canto de las Criaturas.
De san Francisco de Asís al papa Francisco: 5 parecidos razonables
1) “Una Iglesia pobre para los pobres”: Francisco se Asís antes de ser el fraile mendicante de hábito desgastado era Giovanni di Pietro Bernardone, hijo de un comerciante acaudalado de Umbría. La pobreza y el cumplimiento estricto de los Evangelios como única regla fue su máxima. Este deseo ha estado en el corazón de Francisco como Papa desde el cónclave. Él mismo ha comentado como el cardenal Claudio Hummes le dijo, cuando la votación era evidente: “No te olvides de los pobres”. “Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los pobres. De inmediato, en relación con los pobres, he pensado en Francisco de Asís”, relató.
2) El deseo de paz: Hay otra razón junto para elegir el nombre de Francisco, el santo que compuso la oración “Haz de mí un instrumento de paz”. “Francisco es el hombre de la paz. Y así, el nombre ha entrado en mi corazón: Francisco de Asís”, señalaba en el primer encuentro con los periodistas. Los mensajes de Navidad y Pascua, así como las intervenciones antes los líderes mundiales que acuden en el Palacio Apostólico ponen de manifiesto el compromiso concreto de Francisco por la paz. Como el santo de Asís se plantó antes los dirigentes eclesiales y sociales de su tiempo, el Papa ha puesto en el mapa conflictos que estaban llamados a olvidarse.
3) Por la Casa común: San Francisco es también el santo de la Hermana Tierra. “Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la creación una relación no tan buena”, decía al explicar el nombre. Así lo ha demostrado con la primera encíclica ecológica Laudato si. Este documento y las actuaciones papales al respecto han sido un espaldarazo a la preocupación ecológica ante los más escépticos –ya sean políticos, líderes religiosos o ciudadanos de a pie–.
4) Un Iglesia frente al clericalismo: El impulso misionero, Francisco de Asís lo vivió siendo un simple religioso que no se ordenó sacerdote llegó como misionero a Egipto o Tierra Santa. Este enfrentamiento a los poderosos como al sultán o ante la Curia Romana coincide con la denuncia continua de Francisco ante el clericalismo y el abuso del poder. El poverello tuvo que vencer también muchas resistencia y divisiones internas o la aprobación de una regla nueva. Como él también Francisco tiene fuego amigo ante las reformas y los nuevos proyectos que reclaman más Evangelio y más misericordia para la Iglesia.
5) Por las periferias del mundo: Un momento clave en la propia conversión personal de san Francisco de Asís es el beso en la mano tras darle una limosna a un leproso que le salió al camino. A Bergoglio le hemos visto como obispo de Buenos Aires besando los pies de un niño leproso o en la plaza de san Pedro ante un enfermo con un evidente tumor. Un beso que integra a los que están en la periferia, los devuelve al camino.
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Fuentes
La Nación / Vida Nueva / Vatican News / Rome Reports / Pintura: “San Francisco ante el sultán de Egipto Malec-el-Kamal” (1787) de Zacarías González Velázquez (Museo Nacional del Prado)