El Vaticano encara explotación y abuso de religiosas
6:00 p.m. | 6 mar 20 (VN/DCM).- Monjas que trabajan al servicio de obispos o sacerdotes, limpiando suelos, sirviendo comidas, ejerciendo de “chicas para todo”. Sin derecho al descanso, y en peores casos, sufriendo en silencio acoso y abusos sexuales por parte de sus formadores. En esta ocasión, la Santa Sede tomará medidas. El prefecto para la Vida Religiosa, cardenal Joao Braz de Aviz, admitió en una entrevista que el Vaticano está recibiendo e investigando estos casos.
En el diálogo, publicado por la revista vaticana Donna Chiesa Mondo, también se comenta que se habilitará una casa de acogida para exmonjas abandonadas o expulsadas de sus conventos. El cardenal detalló que incluso algunas de ellas tuvieron que prostituirse para mantenerse. En la misma edición también se comenta la creación de una comisión eclesial dedicada a estudiar soluciones para estas problemáticas, así como otras condiciones a mejorar para hacer frente a la explotación y creciente abandono de religiosas.
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En una entrevista al suplemento femenino del Vaticano Donne Chiesa Mondo –de L’Osservatore Romano– y distribuido en español por la revista Vida Nueva, el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el cardenal João Braz de Aviz, muestra su preocupación por el histórico problema de los abusos a las monjas por parte de sacerdotes y obispos, admitido ya hace buen tiempo por Francisco como un problema por resolver, y abordado más de una vez en el pasado por la publicación vaticana que difunde la entrevista.
El cardenal Braz de Aviz comentó que están recibiendo múltiples informes sobre estos casos y ya están en proceso de investigación, pero que al revisar estos casos descubrieron que también “empiezan a aparecer casos de abuso sexual entre monjas”, un “fenómeno que ha permanecido más oculto”, pero que “tendrá que salir”. En estos casos el acompañamiento y la transparencia son las máxima de Francisco que se están aplicando. “Una cultura que nos ha llevado a estos desvíos debe desaparecer, tenemos que volver al testimonio”, sentencia.
ENLACE. El Papa Francisco admite el histórico abuso de sacerdotes y obispos a monjas
A esto se une también el abandono de religiosas adultas, “las razones son varias: problemas emocionales, historias personales llenas de heridas”, asegura. En este sentido, reclama “hacer un cambio importante en la formación. Debe ser personalizada y cuidada a lo largo de toda la vida, es decir, debe crear la conciencia de estar siempre en formación en un contexto de fraternidad”.
Abuso de autoridad
Además, las frustraciones de la religiosas pueden ir unidas al “abuso de autoridad”. “Cuando la autoridad se interpreta como poder y no como servicio se puede llegar a situaciones dolorosas. Creo que las personas que desempeñan funciones de liderazgo también deberían aprender a compartir la vida y todas las necesidades con la comunidad como cocinar o limpiar”, apunta citando al papa Francisco.
Abuso que se da entre las propias mujeres en algunas congregaciones. “Una religiosa incluso quiso cambiar las constituciones para poder seguir siendo superiora general hasta su muerte”, apunta. Por otro lado, “en las comunidades hay mujeres religiosas que tienden a obedecer ciegamente, sin decir lo que piensan” cuando “en la verdadera obediencia, por el contrario, es necesario decir lo que el Señor sugiere en su interior, con valentía y verdad” y “luego obedecer, como lo hizo Jesús”.
Acoger tras el abandono
Un caso que comenta es la decisión del Papa de abrir “una casa en Roma para acoger a algunas monjas enviadas por nosotros o por las superioras, especialmente si son extranjeras”. Una iniciativa, regida por las Misioneras Scalabrinianas, que está en marcha y que acoge, entre las antiguas religiosas, monjas que fueron despojadas de sus pasaportes o quienes han recurrido a la prostitución para mantenerse. “Nos enfrentamos a personas heridas con las que tenemos que reconstruir la confianza; debemos cambiar la actitud de rechazo, la tentación de ignorar a estas personas”, reclama.
Cerrando conventos
Por otro lado, el cardenal saca pecho por la importancia y el peso de la mujer en la Vida Consagrada, algo que llega hasta sus propias oficinas con 15 mujeres en los 38 puestos de oficiales que hay en su dicasterio.
La búsqueda de una mayor igualdad no impide que los conventos religiosos femeninos en Europa se están cerrando o abandonando aunque crezcan en Asia o el número de novicias se estanque en África o América Latina. Un “envejecimiento” que en Europa el cardenal achaca a la formación, al individualismo que deja poco espacio a la fraternidad, el uso de los bienes y a “la relación entre autoridad y obediencia”.
Reflexionando sobre la vida contemplativa, señala, que “se reducirá en un 50%” y, por ello, han entrado en vigor normas para “luchar contra el aislamiento, para crear relaciones más fraternas, para fomentar el testimonio y la fidelidad al carisma y a las constituciones”.
ENLACE: Entrevista completa en Revista Donna Chiesa Mondo No 54 (PDF)
La Iglesia crea una comisión para estudiar el síndrome de religiosas “agotadas” por el trabajo
El Síndrome “Burnout” –literalmente “quemado”–, el estrés y agotamiento relacionado con el trabajo, crece entre las religiosas, según advierte también el suplemento Donne Chiesa Mondo. Entre las causas de este síndrome y del trastorno de estrés postraumático pueden estar el abuso de poder, sexual o el hecho de que se genere un contexto abusivo.
Por ello, la Unión Internacional de Superioras Generales, en colaboración con la Unión de Superiores Generales, ha decidido crear una Comisión de Cuidados Personales que hará un estudio durante los próximos 3 años de un tema tabú hasta ahora.
La religiosa australiana, Maryanne Lounghry, señala que se estudiarán no solo los casos aislados sino “dentro de un ecosistema”, analizando “desde la religiosa, a la congregación, a la comunidad, a la sociedad”. Por ello, se establecerá “un código de conducta” con regulaciones similares a los contratos de trabajo.
Los límites del compromiso
“Un trabajo seguro durante un año me da paz y tranquilidad, así como saber que no me pueden enviar al otro lado del mundo en ningún momento, o cuándo puedo ir de vacaciones. Sin embargo, si no conozco los límites de mi compromiso, no puedo controlar el estrés. No tener el control de la vida de uno, no poder planear, socava la salud mental. Trabajar en la ambigüedad, sin ciertas reglas, puede hacer que me sienta intimidado, abusado, molestado”, señala la también psicóloga.
La labor de las religiosas “debe ser reconocida, como se reivindicó en el Sínodo de la Amazonía”, recalca Lounghry, para evitar que “se cree una disonancia cognitiva: se vive una cosa, pero para los demás se es una cosa diferente”. El bienestar de las hermanas, repercutirá en el bien de la congregación, razona. “Tenemos que invertir en el bienestar de las hermanas estableciendo normas: dos semanas de vacaciones, un salario, una vivienda decente, acceso a Internet”. “Con reglas claras se evita el abuso y se tienen formas claras de lidiar con él”, afirma.
Espacio para el descanso
Esto vale también para la calidad de la distensión. Necesitamos “una clara definición de los aspectos recreativos: divertirse, organizar fiestas, formar equipos”. “Debería estar escrito que, cada cinco años, una monja puede hacer uno”, dice respecto a los retiros espirituales o momentos sabáticos. “A veces no damos a las hermanas la oportunidad de relajarse, siempre proponemos nuevas tareas”, asegura la religiosa.
Pensando en las superioras, recuerda que también “existe el agotamiento de un largo liderazgo”. Además, el hecho de afrontar tantas dificultades o situaciones duras puede conducir al trastorno de estrés postraumático, que puede ser una enfermedad para los cuidadores. “Una religiosa que cuida a personas que han sufrido un trauma puede acabar sufriendo también un trastorno de estrés postraumático: si trabajas durante años en centros para refugiados y víctimas de la trata, te quedas dentro, eso va cavando como una gota de agua”, advierte Maryanne Lounghry.
ENLACE: Artículo completo sobre “burnout” en las religiosas en revista Donna Chiesa Mondo No 54 (PDF)
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Fuentes:
Revista Vida Nueva / Donna Chiesa Mondo / Foto: Mirror