Seis años de Francisco: Presente, futuro y balances
10:00 a m| 15 mar 19 (LN/VATN).- El 13 de marzo se cumplieron 2191 días de Francisco al mando de la Iglesia católica. En su sexto aniversario como el 265º Sucesor de Pedro, repasamos a través de reflexiones, cronologías y balances de especialistas, diversos aspectos de su pontificado. La crisis en la Iglesia provocada por los casos de pederastia en el clero -que alcanza múltiples instancias- se convirtió en la problemática más difícil que le tocó encarar a Bergoglio. Sin embargo, no es lo único a observar. Destaca un análisis sobre los desafíos concretos para los próximos meses y una propuesta sobre los pilares espirituales de su magisterio, que vuelve sobre sus mensajes, documentos y gestos más relevantes.
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Las ocho claves del séptimo año de papado que comienza Francisco (Elisabetta Piqué)
El sexto aniversario de pontificado de Francisco justo cayó este año durante el retiro espiritual de Cuaresma que suele hacer junto a los miembros de la curia romana lejos del Vaticano, en un convento de Ariccia, a 50 kilómetros de Roma. Esta cita se ha vuelto una marca registrada del primer papado latinoamericano y fue allí donde fue celebrado hoy su sexto aniversario en el trono de Pedro.
En nombre de los demás asistentes, tomó la palabra para recordarlo el purpurado más anciano presente en los Ejercicios Espirituales, el cardenal italiano Giovanni Battista Re, prefecto emérito de la Congregación de los Obispos. Como en los años anteriores, al Vaticano llegaron mensajes de felicitaciones desde todo el mundo. Más allá de esto ¿cuáles son las claves del séptimo año que comienza el Papa argentino?
1) Abusos. El escándalo de abusos sexuales de menores por parte del clero, que creó una de las peores crisis que atraviesa la Iglesia católica, es la gran asignatura pendiente. “Es el 11 de septiembre de la Iglesia católica”, graficó hace unos meses el arzobispo alemán, Georg Gänswein. Si bien el Papa convocó a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo a una cumbre sin precedente, en febrero, demostrando su determinación a erradicar esta plaga con medidas concretas en cada país, para que nunca más haya abusos o encubrimiento por parte de hombres de Iglesia, aún falta mucho para que la Iglesia pueda recuperar credibilidad.
Siguen saliendo esqueletos del armario de muchos altos prelados, lo que pone en duda la voluntad de la alta jerarquía a seguir ese cambio de rumbo que pide el Papa. Justo esta madrugada, el cardenal australiano George Pell, que fue superministro de Economía y consultor, fue condenado en primer grado a 6 años de cárcel, otro fuerte revés para el Vaticano. La semana pasada el cardenal francés, Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon, fue condenado a 6 meses de prisión en suspenso por encubrir a un sacerdote culpable de abusos y adelantó que presentará su renuncia al Papa, otro severo golpe.
2) Reforma de la curia. Desde que fue electo, el Papa impulsó una reforma de la administración central de la Iglesia, para que haya más coordinación y comunicación entre los diversos dicasterios y una racionalización. La reforma debería estar lista este año con la constitución apostólica “Praedicate Evangelium” (Prediquen en el Evangelio) que reemplazará la constitución apostólica “Pastor Bonus” de Juan Pablo II.
Más allá de la reforma de la estructura, el Papa siempre dejó en claro que para él lo importante es la reforma de la mentalidad y de los corazones de quienes forman la curia romana. Dentro del curia, entre otros nombramientos, se espera que el Papa designe el nuevo prefecto de la Secretaría de Economía, en reemplazo de Pell; y al nuevo prefecto del Pontificio Consejo para el diálogo Interreligioso, en lugar del cardenal Jean Luis Tauran, que murió el año pasado. Francisco también deberá asestar la Secretará de Comunicación, aún en transición: el directos de la Sala de Prensa, Alessandro Gisotti, todavía es “interino” y adolece de número dos.
3) Nuevos cardenales. Se espera que el Papa nombre entre 8 y 10 cardenales a fin de año, algo que hará que por primera vez, en un eventual cónclave, más de la mitad de los cardenales electores (menores de ochenta años) hayan sido designados por él. Francisco seguirá así revolucionando la geografía del cónclave que deberá elegir a su sucesor, con un colegio cardenalicio donde los europeos ya no son mayoría, como sucedía anteriormente y la Iglesia universal está más representadas por cardenales “con olor a oveja”, de países de la periferia del mundo.
Más allá del consistorio, se espera que Francisco reforme o recree el Consejo de Cardenales Asesores, que hasta ahora lo ayudaron en la reforma de la curia y el gobierno universal de la Iglesia. Nacido en 2013 con 8 miembros de todos los continente, de ahí el nombre de C8 (que pasó a ser C9 cuando se incorporó el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado), el año pasado pasó a ser C6 con la salida de tres purpurados. El cardenal chileno Francisco Errázuriz, salpicado por los escándalos de abusos en su país; el cardenal australiano George Pell, hallado culpable de abusos de menores en su país; y el cardenal africano Laurent Monsengwo Pasinya, de la República Democrática del Congo, que dejó por motivos de edad y salud. En el actual C6 ahora no hay ningún representante de África ni de Oceanía. Habrá que ver si el Papa nombra a alguien de esos continentes o reestructura este órgano consultivo.
4) Viajes. Aunque siempre dice que prefiere quedarse en casa, el 2019 será el año con más viajes de su pontificado. Con 27 viajes internacionales en 41 países en su haber, Francisco incluso está superando a Juan Pablo II, el papa “globe trotter” que hizo 104 viajes internacionales en casi 26 años. Al margen de haber viajado a Panamá para la Jornada Mundial de la Juventud en enero pasado y en febrero de haberse convertido en el primer Pontífice que pisa los Emiratos Árabes Unidos, cuna del Islam, este año le esperan más vuelos al exterior.
A fines de mes, en otro viaje marcado por la necesidad de profundizar el diálogo interreligioso, irá a Marruecos. En mayo, para profundizar el ecumenismo y estrechar lazos con las Iglesias ortodoxas irá a Bulgaria y Macedonia (del 5 al 7) y a Rumania (del 31 de mayo al 2 de junio). Aunque aún no han sido confirmados, se espera para septiembre otro viaje a África, continente que cautivó a Jorge Bergoglio, a Madagascar, Mozambique y Sudán del Sur. El broche de oro llegará a fin de año, cuando viajará a Japón, donde visitará probablemente las ciudades arrasadas por la bomba atómica.
5) China. Se ha especulado en los medios que, en ocasión de su próxima visita a Italia, del 21 al 24 de marzo próximo, el presidente chino, Xi Jinping, podría también visitar el Vaticano y reunirse con el papa Francisco. Aunque nadie ha confirmado esto y hay muchas dudas. Luego del acuerdo “provisional” sellado en septiembre pasado entre la Santa Sede y la República Popular de China para resolver el espinoso tema de la designación de obispos, un primer paso trascendental entre dos Estados que interrumpieron relaciones diplomáticas en 1951, este proceso de acercamiento sigue en veremos.
No todos quedaron contentos con la firma de este acuerdo provisional, que dejó muchas cuestiones abiertas, entre ellas, la situación de los obispos de la llamada Iglesia “subterránea o clandestina”, que durante años fue perseguida por el régimen comunista. Esta debería volver a unirse con la Iglesia “patriótica” u oficial, que ha sido reconocida por el Vaticano con el acuerdo. Al momento hay dos obispos de la Iglesia subterránea en prisión. Pero también preocupa el hecho de que China no esté permitiendo que jóvenes menores de 18 años puedan ir a misa o tener educación religiosa.
6) Amazonia. En octubre próximo tendrá lugar en el Vaticano un sínodo especial, muy querido por el primer papa latinoamericano, dedicado a los “olvidados” indígenas de la selva amazónica, pulmón del planeta. El objetivo de esta convocatoria es identificar nuevos caminos para la evangelización de ese rincón del mundo poblado por indígenas -que visitó durante su viaje a Perú cuando fue a Puerto Maldonado, en la selva, en enero del año pasado- y, al mismo tiempo, para poner sobre el tapete la grave situación de la región amazónica, cada vez más explotada y bajo riesgo de los cambios climáticos.
Se especula que en este sínodo pueda aprobarse la ordenación de los “viri probati”, es decir, hombres casados de “probada virtud”, como una forma de combatir la falta de sacerdotes en lugares alejados y con pequeñas comunidades católicas. Se trata de un tema desde hace tiempo en discusión en el seno de la Iglesia católica. En la conferencia de prensa en el vuelo de regreso de Panamá, cuando el Papa reiteró su “no” al celibato opcional, dejó la puerta abierta a la posibilidad de los “viri probati”.
7) Resistencia. Desde que asumió, hace seis años, un sector ultra conservador (no mayoritario, pero ruidoso) se opone al Papa porque no digiere su visión de Iglesia abierta, atenta a los más pobres y a las periferias, su estilo y su impulso reformista. Pero el año pasado este sector dio un salto cualitativo, al encontrar para atacarlo un arma letal: el tema de los abusos sexuales de menores en el clero. Fiel reflejo de esto fue la explosiva carta que el exnuncio en Estados Unidos, Carlo Maria Viganó, sacó a la luz a fines de agosto pasado. En esta epístola, aunque también denunció a varios altos prelados de los pontificados anteriores, acusó al Papa de encubrir los abusos del cardenal estadounidense, Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington, de 88 años.
En verdad, McCarrick, figura de lo más influyente de la Iglesia norteamericana, que le hacía entrar montañas de dinero al Vaticano por donaciones y fundaciones, contó con una red de protección en el Vaticano durante los pontificados anteriores al de Francisco, cuando, al parecer, todo el mundo sabía de sus comportamientos inmorales con seminaristas. Francisco fue el primero que lo obligó a renunciar, en julio pasado, luego de que una investigación de la diócesis de Nueva York certificó sus abusos y lo expulsó del sacerdocio hace un mes. No obstante, tal como prometió, el Vaticano -que en la última cumbre anti-abusos reconoció la importancia de la transparencia-, sigue debiendo una explicación sobre cómo y por qué McCarrick pudo llegar tan alto.
8) Argentina. El Papa recibirá a los obispos argentinos en abril y mayo próximo, que viajarán a Roma para su tradicional “visita ad límina”. Aunque se trata de una visita para intercambiar información entre las diversas diócesis y las oficinas de la Santa Sede, es probable que los obispos en esta ocasión vuelvan a plantearle al Papa una invitación para viajar a su madre patria, una asignatura pendiente. Imposible saber si Francisco, que hasta ahora consideró “no oportuno” viajar debido al clima político crispado, cambie de idea. Lo cierto es que, en vista de un año electoral, como ya había hecho en 2017 con las legislativas y consciente del uso y abuso que han hecho de él en el pasado en su tierra, no recibirá a políticos argentinos en el Vaticano.
Seis años de Pontificado con la fuerza del Espíritu (Sergio Centofanti)
En este aniversario, repasemos juntos los aspectos espirituales del Magisterio del papa Francisco, a veces silenciados por la dimensión social amplificada por los medios de comunicación: del cristocentrismo de la fe en el poder de la oración, de la santidad de la vida cotidiana a la dimensión mariana.
1. Vivir la fe es encontrarse con Jesús
En el centro del magisterio del papa Francisco está el misterio del encuentro con el Señor, verdadero Dios y verdadero hombre, del que brota el primer anuncio, el “kerygma”: “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo, a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte” (Evangelii gaudium, 164). La fe no es una ideología -las ideas dividen y levantan muros- sino un encuentro concreto con nuestro Salvador que nos mueve a encontrarnos con los demás, cambiando nuestras vidas para siempre: de este encuentro de amor nace el deseo de llevar la alegría del Evangelio al mundo. Es la fuerza del amor de Jesús, vivido en primera persona, lo que nos impulsa a decir la buena nueva, que es para todos: los cristianos no son más que pobres mensajeros que tienen que decir algo infinitamente más alto que ellos mismos.
2. Oración: Dios es nuestro Padre y nosotros somos hermanos y hermanas
La oración -dice el papa Francisco- es la base de la vida cristiana: sustancialmente, más allá de las palabras, significa estar con Dios, confiarse al Padre. La verdadera oración es una relación viva, una experiencia cotidiana, hecha de escucha y diálogo, de consuelo y liberación, pero también de cólera: “Esto también es oración. Le gusta cuando te enfadas y le dices en su cara lo que sientes, porque es un Padre”. En la prueba -observa- la oración del “por qué” puede fluir de nuestros corazones: un grito lanzado en las tinieblas de la tribulación, porque nadie puede entender plenamente el dolor. Orar -afirma Francisco- es comprender que somos hijos de un único Padre que no nos abandona y nos hace descubrir hermanos más allá de nuestras pequeñas fronteras. Orar es salir al encuentro del otro, un misterio de amor que siempre ha estado en la mente de su Creador.
3. El Espíritu Santo está perturbando
Un aspecto fuerte de este pontificado es la invitación a dejarse cambiar por el Espíritu Santo. La vida del cristiano -repite a menudo el Papa- es una conversión continua, un éxodo diario del yo hacia ti, del cierre a la salida, de la defensa a la recepción: es una necesidad de profunda renovación espiritual que choca con nuestra resistencia a no dejarnos transformar por la caridad, tal vez en nombre de una verdad que queremos poseer como un paquete de doctrinas que no dejan lugar a dudas.
En cambio, subraya el Papa, el Espíritu “perturba” con sus sorpresas, avanza con sus fuerzas, hace crecer en la fe con su sabiduría, pero también con sus dudas: “En un sentido positivo”, las dudas “son un signo de que queremos conocer mejor a Jesús y el misterio de su amor por nosotros. El Espíritu Santo nos hace verdaderos evangelizadores: no buscadores de prosélitos para adoctrinar y encerrar en una secta, sino simples portadores de la Verdad hecha persona, que no se impone sino que nos hace libres.
4. Una Iglesia con puertas abiertas
La Iglesia es un sacramento de salvación y por eso -dice el Papa- “está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre”. Aunque puede suceder que “actuemos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa del padre donde hay lugar para cada uno con su vida cansada”. “Ni siquiera las puertas de los sacramentos deben estar cerradas por ninguna razón. Inventamos el octavo sacramento, dice, el de las costumbres pastorales.
Así pues, “la Eucaristía, aunque constituye la plenitud de la vida sacramental, no es una recompensa para el perfecto, sino un generoso remedio y alimento para el débil. Estas convicciones -observa el Papa Francisco- tienen también consecuencias pastorales que estamos llamados a considerar con prudencia y audacia”. La comunidad cristiana está llamada a convertirse en un buen samaritano para inclinarse sobre los hermanos y hermanas heridos que quedan a un lado del camino. Pero es necesario no encerrar a Jesús en los templos: está llamando a la puerta para salir y dar vida.
5. Una continua renovación espiritual
La Iglesia, pueblo de Dios -dice el Papa-, está llamada a renovarse constantemente para ser cada vez más fiel a Cristo. Es un dinamismo interior movido por el Espíritu que hace comprender mejor las verdades cristianas y hace crecer la comprensión de la fe: es ese desarrollo de la doctrina el que puede escandalizar, pero que en 2000 años de historia ha dado muchos pasos que hoy nos parece que se dan por sentados. El peligro es absolutizar un momento histórico dado y cristalizarlo en una forma particular, perdiendo la perspectiva de un viaje.
Es una Iglesia que se deja purificar en las pruebas, como el escándalo de los abusos, “una Iglesia pobre para los pobres” que existe para servir y saber caminar juntos, clero, religiosos y laicos, hombres y mujeres, más allá de cualquier tentación de clericalismo. Es la perversión mundana del sacerdocio: de ser una fuerza vital de salvación, se convierte en una mano depredadora que roba y devasta. El Papa hizo un fuerte llamamiento a los pastores para que no sean príncipes, sino pastores que compartan la alegría y el sufrimiento de la comunidad. En la conciencia de que somos un “no pueblo” y sólo Dios nos hace su “pueblo”.
6. La verdadera fe nos pone en crisis
El papa Francisco ha puesto tanto de nuestro cristianismo en crisis. Al hacerlo, Jesús espoleó a los así llamados vecinos, luego fueron escribas y fariseos, y lanzó puentes hacia los así llamados lejanos. Obligó, con un lenguaje a menudo fuerte y colorido, a tomar posición sobre sus palabras: podemos aceptarlas con humildad dejándonos corregir o rechazarlas con indignación ofendida. “Una fe que no nos pone en crisis -dijo- es una fe en crisis; una fe que no nos hace crecer es una fe que debe crecer; una fe que no nos cuestiona es una fe sobre la que debemos cuestionarnos; una fe que no nos anima es una fe que debe animarnos; una fe que no nos molesta es una fe que debe ser molestada”.
Porque Dios, que se hace hombre y muere, crucificado por nosotros y resucita, no puede dejar de molestar. Los fariseos tenían todo claro acerca de la fe, así que la poseían como un objeto y podían manejarla, preservando la seguridad de su poder; y podían engañar a Dios. En cambio, Jesús nos llama a seguirlo en sus caminos que no son nuestros caminos. A veces el lenguaje de Francisco puede no gustarle, puede parecer duro, pero es un estímulo para repensar siempre la propia fe porque no la damos por sentada y no caemos en un riesgo fácil para los que se consideran cercanos: la hipocresía.
7. La caridad por encima de todo
La esencia del cristianismo -repite el Papa- es la caridad. Podemos anunciar al mundo las verdades más grandes de la fe dando incluso vida, haciendo maravillas y cazando demonios, pero sin amor no somos nada. La caridad no es una abstracción. Francisco no se cansa de recordar que al final de nuestras vidas seremos juzgados por algo muy concreto. Y cita a menudo el capítulo 25 del Evangelio de Mateo: “Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me acogisteis, desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, encarcelado y vinisteis a visitarme”.
En esta continua llamada a la atención de los pobres, de los migrantes y de los sufrimientos de todo tipo, a quienes quiere abrazar por primera vez en las audiencias, a veces no se entiende al Papa, se le acusa de hacer prevalecer el aspecto social sobre el trascendente. Todo lo contrario. Este llamamiento tiene una raíz escatológica profunda: pensar en el juicio final. En la tarde de la vida será nuestro amor concreto en esta vida el que nos juzgará. Si no reconocemos a Cristo en el rostro de los pobres, no reconoceremos a Jesús cuando lo veamos cara a cara.
8. La santidad es la misericordia de la vida cotidiana
Este es el tiempo de la misericordia. Es otra frase de Francisco a menudo malentendida, como si cayera en la bondad relativista. La misericordia del Señor, repite el Papa, es infinita, pero si no la aceptamos tomamos la llamada ira de Dios. Es el infierno, el rechazo del amor de Dios. El Todopoderoso sólo se detiene ante una cosa: nuestra libertad. Por eso el Papa hace la distinción entre pecadores y corruptos.
Todos somos pecadores, y Francisco se pone en primera línea, pero los corruptos son los que se sienten justos y no quieren aceptar el perdón de Dios. Los santos, en cambio, son los que aceptan la misericordia divina en su debilidad y la derraman sobre los demás. Son pecadores que se dejan elevar continuamente por el amor gratuito de Dios, que les da la fuerza para gastar su vida por los demás, en el silencio de la vida cotidiana.
9. El cristiano está en el mundo, pero no en el mundo
Francisco da un fuerte sentido espiritual a sus palabras y, en línea con toda tradición, ve al cristiano comprometido en el mundo, pero con los ojos del cielo. La invocación “ven a tu reino” es trabajar en esta tierra para construir ya desde aquí el reino del amor de Dios. El cristiano no es aquel que se encierra en su propio intimismo religioso, sino que trae su ladrillito para construir la paz, la justicia y la fraternidad en la sociedad. De ahí las denuncias del Papa contra los mercaderes de la muerte que ganan en las guerras, contra una economía que mata y descarta a los más débiles, contra colonizaciones ideológicas, como la teoría del género, que atacan la vida, la familia, la libertad de educación y la conciencia.
Francisco escribió una encíclica sobre el cuidado de la creación, no porque sea un “Papa verde”, como algunos lo han definido, sino porque cuidar de la casa común es administrar un bien que Dios nos ha confiado para el bien de todos. Al no cuidar el medio ambiente en el que nos encontramos, hace que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres más pobres, sin calcular el daño para las generaciones futuras. La llamada del Papa Francisco a los cristianos no es a alejarse del mundo, sino a comprometerse con las cosas del mundo de una manera cristiana.
10. La ayuda de María y la lucha contra el diablo
Francisco cita a menudo al diablo. No se avergüenza de aparecer como alguien que habla de cosas consideradas medievales por muchos. “El diablo también existe en el siglo XXI”, dijo. Detrás del mal que hace el hombre está Satanás. Dice esto no para menospreciar las responsabilidades del hombre, sino para dejar claro que la mayor lucha es en el nivel espiritual. El diablo es el que divide: quiere dividirnos de Dios y de nuestros hermanos y hermanas, divide a los pueblos, a las comunidades, a la Iglesia, a las familias. Dice mentiras, acusa, es un enemigo, mata.
Francisco siempre apela a María en esta lucha. Se confía a la Madre de Dios, como lo hace al principio y al final de cada viaje internacional, cuando se dirige a Santa Maria Maggiore para rezar ante el icono del Salus Populi Romani. El Papa exhortó a los fieles a seguir rezando el Rosario todos los días, a pedir por intercesión de María y de San Miguel Arcángel la protección de la Iglesia de los ataques del diablo. El Rosario, dice, es su oración del corazón. Francisco nos invita a creer en la fuerza de la oración y al final de cada discurso hace esta petición, que ahora nos es familiar: “No olviden orar por mí”. Y de vez en cuando añade: “¡Lo necesito!”.
Algunos datos sobre el pontificado
En los seis años de su pontificado, Francisco ha pronunciado más de 1000 homilías, de las cuales más de 670 en las Misas de Santa Marta, ejemplo de vívida lectio divina a braccio. Más de 1200 discursos públicos, 264 catequesis en la audiencia general el miércoles (sobre los siguientes temas: Año de la fe, en particular el Credo, los Sacramentos, los dones del Espíritu Santo, la Iglesia, la familia, la misericordia, la esperanza cristiana, la Santa Misa, el Bautismo, la Confirmación, los Mandamientos, la oración del Padre Nuestro).
Y también: 342 pequeñas catequesis sobre el Evangelio del domingo y los días festivos con ocasión del Ángelus y Regina Caeli; dos Encíclicas (Lumen fidei, completando lo que comenzó Benedicto XVI, y Laudato si’); tres Exhortaciones apostólicas (Evangelii gaudium, texto programático del pontificado y fundamental para comprenderlo en su amplitud, y luego Amoris laetitia y Gaudete et exsultate); 36 Constituciones apostólicas (Episcopalis communio, Veritatis gaudium y Vultum Dei quaerere); 27 Motu proprio; una Bula para la proclamación del Jubileo de la Misericordia (Misericordiae Vultus).
ENLACE: Cronología completa de la actividad de Francisco en sus primeros 6 años
El Papa presidió tres Sínodos, dos sobre la familia y uno sobre los jóvenes, realizó 27 viajes internacionales con 41 países visitados (de todos los continentes excepto Oceanía) y 24 viajes a Italia. Entre las numerosas canonizaciones recordamos a los tres Papas, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II, y luego a la Madre Teresa de Calcuta, Monseñor Romero, a los dos hijos pastores de Fátima Jacinta y Francisco Marto, a los padres de Santa Teresa del Niño Jesús, a las dos místicas Ángela da Foligno e Isabel de la Trinidad. Finalmente, tiene una cuenta en Twitter en 9 idiomas (@pontifex), con 48 millones de seguidores, y en Instagram (Franciscus) tiene casi 6 millones de seguidores.
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Fuentes:
La Nación / Vatican News / National Catholic Reporter