Guerra en Siria: “Los daños más graves son los que no se ven”
7:00 a m| 13 jul 18 (VI).- El cardenal Mario Zenari, nuncio en Siria desde 2009, que ha residido en Damasco durante toda la guerra, ha ofrecido su testimonio y opinión acerca de un conflicto que conoce perfectamente durante unas jornadas organizadas por el Servicio Jesuita a Refugiados en Roma.
Ha explicado que en la capital de vez en cuando hay explosiones de mortero y que “en Ghouta (cerca a Damasco) hay un auténtico diluvio de fuego, hay zonas enteras del país que han sido destruidas”. Pero los daños que considera aún más graves “son aquellos que no se ven, los que afectan a la rotura del tejido social”.
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Nuncio en Siria desde 2009, el cardenal Mario Zenari es testigo de una tragedia que ha convertido en refugiados (desplazados internos o emigrantes) a más de 11 millones de sirios, de un total de 22 millones de habitantes. Por este motivo sus palabras fueron cruciales durante el encuentro organizado en la Pontificia Universidad Gregoriana por el Centro Astalli, la sección italiana del Servicio de los Jesuitas para los Refugiados. Participaron a su lado Mario Primicerio, presidente de la Fundación La Pira, y Paolo Mieli, que fue director y ahora es columnista del periódico italiano “Il Corriere della Sera”.
Mieli pasó la palabra al cardenal Zenari, preguntándole si de verdad se viven bombardeos en Siria, dejando espacio inmediatamente al testimonio del diplomático que durante todos estos años no ha abandonado Siria: “Yo vivo en Damasco y allí la situación durante estos años ha cambiado, hay zonas afectadas, pero podría indicar también donde hay pastelerías. Vea usted, en Damasco, en el pasado y en épocas recientes, ha habido días muy difíciles, con muchos morteros, pero a dos pasos de nosotros, en la región del Ghouta, había un diluvio de fuego. Zonas enteras del país están literalmente destrozadas”.
“Pero los daños más graves son los que no se ven, los daños más graves se dan en la ruptura del tejido social. Hace algunos días leí esta historia: ‘Bashir, ¿lo volverías a hacer?’. Y él responde: ‘¡Nunca, nunca!’. Bashir es uno de esos niños que en 2011 escribió en uno de los muros de la escuela de la ciudad de Daraa, en el sur de Siria: ‘Bashar (Al Assad), eres el próximo de la lista’. Eran niños de unos diez años. Todos ustedes saben que esos niños fueron arrestados, todos ustedes conocen el dolor de sus padres que temían por ellos, por las condiciones de detención, y todo esto encendió la mecha”.
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Ahora en Siria “están los ejércitos más potentes del mundo –prosiguió Zenari. Primero combatieron cada uno a su modo contra el EI, ahora luchan entre sí con fuerza. El resultado es que la señora Carla Del Ponte, conocidísima por sus investigaciones sobre enormes tragedias mundiales, renunció al encargo que había recibido en la ONU por Siria, diciendo que nunca había visto crímenes como los que ha visto en Siria, ni en Rwanda ni en la ex Yugoslavia. Y añadió que los niños son las primeras víctimas”.
“El mejor comentario lo hizo el ex enviado especial de la ONU, el argelí Brahimi, al decir que todos nos hemos equivocado. Efectivamente es así, precisamente, puesto que la mitad de la población está fuera de las propias casas, refugiada en el extranjero o en otras zonas de Siria”.
Zenari recordó también que “ahora el gobierno ha aprobado una ley, la número 10, que establece que ha comenzado la hora de la reconstrucción. Perfecto, no tiene pegas. Y añade que los propietarios de bienes dañados deben declararlo antes de que pase un mes, incluso mediante un pariente. Perfecto, también en esto no tiene pegas. No quiero comentar”.
La ley, al establecer la confiscación de los bienes inmuebles no reivindicados, puede determinar la expropiación de los bienes de las familias que han huido al extranjero, o, como sea, de quien no considere que volver sea seguro. “Cuando se piensa en esta gente, que huyó o se ha refugiado o que vive bajo el umbral de la pobreza extrema, hay que tener en cuenta que en Ghouta, debido a los enfrentamientos y al asedio, se comía a intermitencia”, dijo el nuncio. “Pensemos en una mamá obligada a apagar la luz, por la noche, sin poder darle de comer a su hijo. Y en Alepo sabemos que hay miles de niños en las calles; según algunos habría alrededor de 6 mil. Sabemos también que cuatro o cinco de ellos han muerto de hambre, de frío, en un edificio destruido, después de que les robaran la ayuda alimenticia. Sin embargo, el hogar sigue siendo una cosa fundamental. En edificios destrozados hay, entre los escombros, pequeñas luces; son familias que han vuelto a sus casas destruidas, porque su hogar está allí”.
El cardenal Mario Zenari también recordó a “otro protagonista olvidado” en Siria: “las mujeres”. “Alguien me ha dicho que las que se encuentran en estas condiciones, solas con cuatro o cinco niños, porque el marido o murió o se fue a combatir o ha desaparecido (miles de sirios ha desaparecido), no lo pasan tan mal, porque son muy organizadas. ¡Perfecto! ¡Grandioso! ¡Son muy organizadas! Yo las veo todos los días cuando vengo a Roma. Cuando entro a San Pedro por la mañana, me recojo ante la Piedad de Miguel Ángel, trato de no escuchar los comentarios de los turistas, la miro… y veo a Siria. Medio millón de muertos, un millón y medio de heridos. Pero también está el Buen Samaritano. Siria ha sido asaltada por ladrones. Abandonada, extenuada, a orillas del camino”.
Y sí, algunos buenos Samaritanos la ayudan, dijo el purpurado: “Son los médicos, los enfermeros, que la han ayudado y la ayudan con abnegación. Pero han perdido la vida 700 de ellos, la mitad de los hospitales han sido destruidos. Y entonces, pienso en las mujeres, en las madres sirias. Y creo que ellas son las famosas rosas del desierto. Aunque no tengan vestidos elegantes, son ellas esa flor misteriosa, de color rojo sangre y con un perfume muy intenso”.
“Es también gracias a ellas que hemos podido volver a hacer que funcionen plenamente los tres hospitales católicos presentes. Funcionaban al 20%. Hablé de esto con el Papa y me dijo: “¡Claro, inmediatamente!”. Lo hemos logrado y ahora, si llega un indigente cuenta con asistencia total. Llega Pedro, indigente, y es asistido por completo. Llega Mohammed, indigente, es asistido por completo. Llega otro Mohammed y otro, ellos son la mayor parte, y todos son asistidos. Pero los cristianos disminuyen, actualmente serán el 2%. Pero ellos han tenido un papel político muy importante en Siria. Hubo un primer ministro cristiano, Fares al Khoury, el mismo que fundó el partido “Baath” era un cristiano. Ahora veo muchas casas cristianas cerradas, es una ventana que se cierra, una ventana siria hacia el mundo”.
En su segunda pregunta, Mieli tocó un argumento delicadísimo: la constante de estos conflictos, precisamente en la zona en la que está presente y es muy importante la presencia de las tres religiones monoteístas. Los conflictos en el mundo son muchos, observó, pero en ese que el profesor Mario Primicerio llamó el nuevo lago de Tiberíades, el Mediterráneo, son infinitos y muchísimos.
El nuncio en Siria no evadió el argumento: “Con el mapa de los conflictos en la mano, vemos que en Siria, Irak, Yemen, Líbano hay el mismo panorama, esto es innegable, pero el conflicto sirio acabará cuando el conflicto acabe en la ONU. Ha habido factores regionales, claro, pero está la política de las prohibiciones, está el bloqueo de la ONU. Y también está el papel de las religiones, es cierto. En el conflicto civil sirio, puesto que al principio era esto, los líderes religiosos no supieron incidir, contener, establecer un diálogo. ¿Es posible hacerlo en países no democráticos? Recuerdo, en 2011, nos advirtió de todo esto, incluso para los cristianos, el queridísimo padre Paolo Dall’Oglio. Me gusta recordarlo aquí, entre jesuitas como él. Fue en ese tiempo un testimonio fuertísimo, apasionado, pero también advirtió sobre peligros enormes”.
El papel de las religiones es muy importante, y según algunos podrían descargar decisiones estratégicas sobre las religiones, decisiones imperiales, energéticas, de alcance mundial. Zenari subraya un aspecto: “Todo está entrelazado, es cierto. Pero muchos Estados en la región son Estados religiosos o en los cuales la religión tiene un papel preeminente. El desarrollo histórico-político que ha determinado este carácter religioso de Estados muy importantes tiene su importancia, no puede no tenerla”.
Fuente:
Vatican Insider