Puentes de solidaridad para ayudar a los migrantes venezolanos

2:00 p m| 11 may 18 (LN/VI).- El Vaticano presentó “Puentes de solidaridad”, un plan realizado por ocho conferencias episcopales latinoamericanas, con la finalidad de apoyar a los cientos de miles de venezolanos que, en un éxodo imparable, en los últimos años se vieron obligados a irse de su país -inmerso en una gravísima crisis política, económica y humanitaria- hacia otros de la región. Según los últimos datos ofrecidos por la Organización Internacional de las Migraciones, en 2017 eran 900.000 los venezolanos desplazados a otras naciones latinoamericanas, un 900% más que dos años antes.

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Sin referirse a la crisis política en Caracas, la Sala de Prensa de la Santa Sede presentó un proyecto de ayuda para las personas que huyen de Venezuela con un “flujo masivo” hacia otros países sudamericanos. La iniciativa es promovida por ocho Conferencias Episcopales de la región y cuenta con la asistencia de la sección Migrantes y Refugiados del dicasterio vaticano para el Servicio al Desarrollo Humano Integral. Según el superior de los jesuitas, el venezolano Arturo Sosa, que estuvo presente durante la presentación, la Europa que envejece debería tener presente que la inmigración de los jóvenes es un don.

La migración de Venezuela, subrayó el padre Sosa hablando con un grupo de periodistas, “comenzó poco a poco hace una veintena de años, sobre todo con personas altamente cualificadas profesionalmente, que tenían más posibilidad de encontrar trabajo en el extranjero, o con descendientes de italianos o españoles que podían obtener la ciudadanía. Con la gravedad de la situación interna de Venezuela (de los últimos años, ndr.), comenzó un flujo mucho más evidente de personas mucho más variadas”. En particular, en la actualidad, los departamentos responsables de las ocho Conferencias Episcopales, que se reunieron en septiembre de 2017 en Santiago de Chile, estuvieron de acuerdo en que en cada país había una presencia masiva de venezolanos.

“La novedad en el flujo migratorio de América Latina es que hay muchísimos venezolanos a lo largo de todo el continente”, resumió el prepósito general de la Compañía de Jesús. “Venezuela es, históricamente, un país de acogida; desgraciadamente es una novedad histórica que ahora sea un país que expulsa migrantes”. En cuanto a los números, el padre Sosa subrayó que: “El número más creíble que he leído es que entre 2016 y 2017 más o menos un millón y medio de venezolanos dejaron el país, y esta es una cifra muy importante para un país con treinta millones de habitantes”.

De esta manera, para responder “al llamado del Papa Francisco a acoger, proteger e integrar a los migrantes y refugiados”, se lee en la presentación del proyecto, ocho Conferencias Episcopales de Sudamérica (Brasil, Colombia, Ecuador, Chile, Perú, Bolivia, Paraguay y Argentina), coordinadas por esta última, han decidido “trabajar juntas para ofrecer respuestas concretas a los desafíos que plantea el flujo masivo de venezolanos que han decidido migrar hacia otro país del subcontinente en estos últimos años”.

Entre las actividades previstas hay centros de servicios y albergues para migrantes vulnerables; asistencia en temas de vivienda, búsqueda de trabajo e inclusión social; facilitación de acceso a servicios de educación y salud; incidencia política y asistencia legal; formación profesional de agentes pastorales; campañas de sensibilización y sensibilización de las comunidades locales.

Muchos de estos servicios, precisó el padre Fabio Baggio, subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del dicasterio guiado por el cardenal Peter Turkson, “ya se han puesto en marcha en diferentes localidades y la idea es que se multipliquen”. El padre Baggio también subrayó que la iniciativa se dirige a los migrantes venezolanos en primer lugar, pero también, más en general a todos los migrantes y también las poblaciones locales vulnerables entrarán en el proyecto.

“Debo decir que las conferencias episcopales latinoamericanas siempre fueron activas en muchos aspectos, como por ejemplo el desafío de la selva amazónica o el interés por la ecología, algo maravilloso. Son pequeños ejemplos que pueden ser luego también tomados como modelos a seguir por otras conferencias episcopales. Pero esta solidaridad, esta generosidad, que se ha desarrollado, seguramente es un llamado que se vuelve contagioso”, agregó. De hecho, contó que el episcopado de España, país europeo que también ha recibido muchos venezolanos, ya ha tomado contacto y podría sumarse al plan.

El otro subsecretario, el jesuita Michael Czerny, subrayó que este proyecto está en sintonía con “los veinte puntos de acción aprobados por el Dicasterio y con todo lo que enseña el Papa Francisco”. También contó que “personalmente me sucedió haber sido un refugiado y sé cuán importante, cuando se está en estado de shock y de desilusión, contar con la información precisa para tomar buenas decisiones, cosa que, por lo demás, también previene el peligro de acabar en la red del tráfico de seres humanos”.

El financiamiento del proyecto, cuyo nombre es “Puentes de solidaridad – Plan pastoral integrado para asistir a los migrantes venezolanos en Sudamérica”, es de 400 mil euros este año y de otros 400 mil euros para el próximo año. Las ocho Conferencias Episcopales que lo promueven también aportarán. “¡Cada uno se tapa con la cobija que encuentra!”, bromeó el padre Sosa. “Esto es lo que tenemos. Pero –subrayó– no es el único proyecto de atención a los migrantes, incluidos los venezolanos, en América Latina: hay otros proyectos, están los de los jesuitas, otros proyectos de las mismas Conferencias Episcopales, está la Cáritas que tiene un gran proyecto, hay otras familias religiosas, por ejemplo los Misioneros de la Consolata y los Combonianos, y muchos otros. Y luego también está el voluntariado: hay mucha gente que hace este trabajo sin ser pagada y que comparte comida, casa, trabajo, un pedazo de tierra donde cultivar. Estos números no dicen nada de la que es la verdadera solidaridad y la verdadera acogida humana”.

El padre Sosa no quiso entrar en las cuestiones políticas de su país, como las próximas elecciones, porque, como explicó el padre Czerny: “No focalizamos la atención en la emergencia, sino en las personas que están en necesidades”. También el padre Baggio subrayó que “no entramos en estas cuestiones: los obispos venezolanos y la Santa Sede ya han expresado posiciones y opiniones al respecto”.

En cuanto a Europa, que tiene la tentación de cerrar las puertas a los migrantes, ¿qué le enseñan los países latinoamericanos, a menudo pobres, que reciben a los migrantes de otros países?

“Que es una tentación”, respondió el padre Sosa. “También en África, en Asia, los países más pobres son más acogedores, los pobres son más acogedores. Europa tiene mucho para reflexionar, también Europa ha recibido esta solidaridad en el pasado no tan lejano: cuando los españoles, los italianos fueron a América Latina, no era un continente rico, sin embargo encontraron un sitio, crearon familias. Y contribuyeron al desarrollo del país. Esta es una cosa que el Papa repite mucho, estos migrantes llegan a un país para contribuir, para ponerse al servicio de lo que se hace en ese país. Lo que estas personas son lo ponen al servicio de los demás. En un continente como la Europa que envejece, la inmigración joven se necesita, es un regalo que se recibe y hay que recibirlo como tal”.

En todo el mundo la cifra de inmigrantes venezolanos alcanza ya los 1,5 millones de personas. La mayor parte de ellos han salido de su país cruzando la frontera con Colombia, donde se han quedado unos 660.000.

 

P. Sosa: “Las migraciones interpelan nuestra existencia como cristianos”

Vatican News, dialogó con el P. Arturo Sosa Abascal, Prepósito General de la Compañía de Jesús, antiguo rector de la Universidad Católica de Táchira y ex-Director de la revista SIC, quien resaltó la importancia del acompañamiento a los migrantes en las diversas etapas de su itinerario migratorio.

 

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Fuentes:

La Nación / Vatican Insider / Vatican News

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