Francisco obliga transparencia económica en procesos de canonización

6:00 p m| 6 abr 16 (LA NACIÓN/BV).- El Papa aprobó una revisión de las normas sobre la administración de los bienes de las Causas de beatificación y canonización, al abrogar las que había promulgado Juan Pablo II y estableciendo, entre otras cosas que “la Sede Apostólica sostiene los costes, en los que los solicitantes participan a través de una contribución, y presta atención a que los gastos sean bajos para no obstaculizar su proseguimiento”. También fue reforzado el sistema de balances, con la diferenciación entre el papel de “Administrador” y el de “actor”, se incrementaron los procedimientos contables, y se consolidó el papel de la Congregación para las causas de los santos como “alta autoridad de vigilancia”.

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El Papa Francisco continuó con la limpieza que puso en marcha hace casi tres años en las finanzas del Vaticano. En marzo puso en marcha nuevas normas para hacer más transparentes los millonarios gastos de los procesos de canonización y evitar, así, abusos e irregularidades, como ocurrió en el pasado, según informó la oficina de prensa del Vaticano.

Siempre fue un secreto a voces que circulan montañas de dinero detrás de las causas de canonización de candidatos respaldados por grupos ricos y poderosos. Esos procesos suelen avanzar rápidamente y los que son respaldadas con menos dinero quedan habitualmente congelados en la Congregación para las Causas de los Santos. “Esto se refleja en el hecho de que en África occidental, un continente donde el catolicismo creció más que en ninguna otra parte, sólo hay un beato y un santo. Y mientras tanto, en Francia, Italia, Polonia y España, hay centenares”, declaró un experto al diario argentino La Nación.

Vía Crucis y Avaricia -dos libros publicados el año pasado basados en documentos confidenciales de la Santa Sede, que revelaron casos escandalosos- estimaron en medio millón de euros (unos 550000 dólares) el costo promedio de cada proceso.

Para el filósofo Antonio Rosmini (1797-1855), declarado beato en 2007, se llegaron a pagar nada menos que 750000 euros, de los cuales la mitad fue para organizar la ceremonia de beatificación en la Plaza San Pedro. Una congregación española de Palma de Mallorca, en tanto, giró 482693 euros al IOR -el Instituto para las Obras de Religión, el banco del Vaticano- para la canonización de la beata Francisca Ana de la Virgen de los Dolores (1781-1855).

Poner en marcha una causa -un proceso largo, con diversas etapas, en el que participan muchos laicos, postuladores, investigadores y abogados- supone un anticipo de 20000 euros, según muestra el cálculo en los libros de los periodistas Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi. Existen fuertes costos para traslados y estudios de documentación, que se suman a la traducción de las actas en latín, la lengua oficial de la Santa Sede.

El proceso prevé cuatro etapas: el candidato primero es declarado “siervo de Dios”; luego, “venerable”; tras la aprobación de un milagro por su intercesión, “beato”, y después de un segundo milagro, “santo”.

La denominada “fábrica de santos” trabajó muy activamente durante el pontificado de Juan Pablo II, que proclamó 1338 beatos y 482 santos en casi 27 años, todo un récord. Pero nadie jamás controló los balances de esas causas, virtuales pozos sin fondo y generadoras de gastos inaceptables.

Esta situación de descontrol absoluto fue puesta bajo la lupa por la comisión creada por Francisco a pocos meses de asumir, con el fin de tener un panorama de la situación económico-financiera del Vaticano. De esta comisión, ya disuelta, misteriosamente salieron los documentos confidenciales que, en un denominado VatiLeaks II, fueron la base de los libros de Nuzzi y Fittipaldi.

Lo cierto es que el rescriptum aprobado por el Papa el 4 de marzo, y divulgado días después, dispuso nuevas “normas sobre la administración de los bienes de las causas de beatificación y canonización”, abrogando las anteriores aprobadas por San Juan Pablo II en 1983.

El documento admite al principio que las causas de beatificación y de canonización “comportan gastos para la divulgación del conocimiento de la figura del siervo de Dios o beata, para la investigación diocesana, para la fase romana y, finalmente, para las celebraciones de beatificación y canonización”.

Las nuevas normas indican que debe nombrarse un administrador del fondo de bienes -provenientes de ofertas de personas físicas o jurídicas- con el que se afrontarán los gastos de la causa. El administrador, que también puede ser el mismo postulador, debe “respetar escrupulosamente la intención de los oferentes, mantener una contabilidad regularmente aggiornada y redactar anualmente balances y presupuestos”.

Si se pretende usar una parte del fondo para “objetivos distintos de la causa”, hay que obtener autorización de parte de la Congregación de las Causas de los Santos. Deben vigilar el proceso en todos los movimientos que tienen que ver con la causa, tanto de entrada como de salida, el obispo correspondiente, el superior u otra autoridad eclesiástica. La autoridad competente “revisiona, aprueba los balances de la causa y envía una copia a la Congregación de las Causas de los Santos”, indica el rescriptum.

La autoridad de vigilancia máxima, según el mismo documento, es la propia Congregación de las Causas de los Santos, que “puede pedir en cualquier momento cualquier información financiera y su documentación relativa” y debe controlar tanto los balances como los honorarios de la fase romana. “En caso de incumplimiento o de abusos de naturaleza administrativo-financiera, la Congregación de las Causas de los Santos interviene disciplinariamente”, dice el documento.

El rescriptum establece que si llega a sobrar dinero, éste pasará a ser parte de un “fondo de solidaridad” a usarse en aquellas causas que tienen dificultades económicas para avanzar.
Las nuevas normas para el procedimiento

El objetivo es hacer más transparentes los millonarios gastos de los procesos de canonización, para evitar así abusos e irregularidades

Administrador

Las nuevas normas exigen que se nombre un administrador para cada causa, que debe respetar la intención de cada donación. El responsable debe mantener al día un registro que contemple los gastos y las donaciones, y preparar un presupuesto anual; estará sujeto a la supervisión de un obispo

Más control

Según las nuevas reglas lanzadas por Francisco, el panel que debate las decisiones en los procesos de canonización, la Congregación para las Causas de los Santos, podrá “controlar” cualquier entrada u otros gastos vinculados al proceso

Financiación

Ahora se establece un mecanismo por el que cada causa paga a la congregación por sus servicios cuando haya concluido la beatificación o canonización, aunque no especifica la cantidad; una vez que el candidato se convierte en santo, el departamento decide qué hacer con el dinero sobrante.

Aquí el anuncio difundido desde El Vaticano:

Normas sobre la administración de los bienes de las Causas de beatificación y canonización

Las normas sobre la administración de los bienes de las Causas de beatificación y de canonización que se publican hoy constan de una premisa y seis artículos: Bienes de la Causa y designación del Administrador; Administración; vigilancia sobre la Administración; contribución del actor a la Sede Apostólica; Fondo de Solidaridad; Entrada en vigor de las normas.

En la premisa se afirma que las Causas de beatificación y canonización que por su complejidad requieren mucho trabajo, comportan gastos para la difusión del conocimiento de la figura del Siervo de Dios o Beato, para la investigación diocesana o eparquial, para la fase romana, y finalmente para las ceremonias de beatificación o canonización.

Por cuanto respecta a la fase romana -continua el documento- la Sede Apostólica, dada la peculiar naturaleza de bien público de la Causa, sostiene los costes, en los que los solicitantes participan a través de una contribución, y presta atención a que los honorarios y los gastos sean bajos para no obstaculizar su proseguimiento.

El artículo relativo a los bienes de la Causa y a la designación del Administrador establece que el solicitante , después de que la petición formal de inicio de la Causa (supplice libello) haya sido aceptada constituye un fondo para los gastos de la misma. Dicho fondo, constituido por las ofertas tanto de personas físicas como jurídicas se considera, dada su naturaleza particular, un “fondo de Causa pía”. El solicitante, con el consenso del obispo o eparca, designa al Administrador del fondo. El Postulador General puede ejercer el cargo de Administrador. Para las Causas en curso durante la fase romana, el Postulador comunica a la Congregación de los Santos el nombramiento del Administrador.

El apartado que atañe a la administración afirma que el Administrador está obligado a observar las normas relativas a la gestión de los bienes de las Causas pías, y en particular debe respetar escrupulosamente la intención de los ofertantes, llevar una contabilidad actualizada con regularidad, redactar un balance anual, un presupuesto (con fecha tope del 30 de septiembre) y una lista de gastos final (con fecha tope del 31 de marzo), que se debe presentar al solicitante para su aprobación ,y mandar al Postulador una copìa de los balances aprobados por el solicitante.

Asimismo las Postulaciones Generales deben llevar por separado la contabilidad de cada una de las Causas. En el caso de que el solicitante quiera destinar , aunque sea solo una parte de los bienes, a objetivos diferentes de los de la Causa, tendrá que obtener la autorización de la Congregación para las Causas de los Santos. El solicitante, una vez recibido y aprobado el balance, mandará una copia a las Autoridades responsables de la supervisión de las que se habla en el apartado siguiente.

En materia de supervisión de la administración, el capítulo III, establece que la autoridad competente encargada de la misma durante la fase diocesana o eparquial, así como en la romana es: a) el obispo diocesano, el eparca o quien a ellos se equipara por derecho en el ámbito de su competencia. b) el Superior Mayor para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica en el ámbito de su jurisdicción; c) otra autoridad eclesiástica.

También establece este artículo que la supervisión abarca todos los movimientos inherentes a la Causa, tanto en entrada como en salida y que la autoridad competente para la supervisión anual revisa y aprueba los balances de la Causa y envía una copia a la Congregación para las Causas de los Santos.

Por su parte la Congregación para las Causas de los Santos, como alta autoridad de supervisión puede solicitar en cualquier momento al Administrador, así como al Postulador y al solicitante de la Causa, cualquier información financiera y la documentación relacionada. Además comprueba los balances recibidos por las autoridades competentes de las que se habla en el capítulo anterior y controla, durante la fase romana, los honorarios y cualquier otro gasto de acuerdo con las disposiciones de la misma congregación.

De igual modo el Administrador debe seguir cuidadosamente todos las normas emanadas por la Congregación para las Causas de los Santos en relación con las actividades administrativas y financieras de una Causa.

En caso de incumplimiento o de abusos de naturaleza administrativo-financiera por parte de los que participan en el proceso de la Causa, intervendrá disciplinariamente la Congregación para las Causas de los Santos.

En el capítulo IV se detalla la contribución del solicitante a la Sede Apostólica, estableciendo que para la fase romana, se le pedirá una aportación fijada por la Congregación para las Causas de los Santos y comunicada a través del Postulador, que se pagará en diversas fases, como se especifica a continuación y, si fuera necesario, se pueden pedir eventualmente contribuciones extraordinarias. Así, en vista del reconocimiento del martirio o de las virtudes heroicas o del doctorado, la contribución se divide en cuatro etapas: a la entrega de las Actas de la investigación diocesana o eparquial; durante la solicitud del nombramiento del relator; a la entrega de la Positio, antes del Congreso Peculiar de los teólogos.

En vista del reconocimiento del presunto milagro, la contribución se distribuirá en tres etapas: a la entrega de las Actas de la investigación diocesana o eparquial; antes de la Consulta Médica; antes del Congreso Peculiar de los teólogos.

Las contribuciones, que no incluyen el costo de la impresión de la Positio, deben ser enviadas por transferencia bancaria a la cuenta corriente de la Congregación para las Causas de los Santos, a la que se debe remitir el comprobante de la operación.

Una vez celebrada la beatificación o la canonización, el Administrador del fondo rinde cuentas de la administración general de los bienes para su debida aprobación.

Después de la canonización, la Congregación para las Causas de los Santos, en nombre de la Sede Apostólica, dispone del eventual remanente del fondo teniendo en cuenta los deseos del solicitante y las exigencias del “Fondo de Solidaridad “. Una vez cumplidos estos requisitos, el fondo de la Causa y la Postulación cesan su existencia.

El quinto apartado describe el Fondo de Solidaridad, constituido en la Congregación para las Causas de los Santos, que se alimenta de las ofertas voluntarias de los solicitantes o de cualquier otra fuente, además de lo que pueda provenir de lo dispuesto en el último párrafo del capítulo anterior.

En los casos en que haya una auténtica dificultad para sostener los costes de una Causa en la fase romana, el solicitante podrá pedir una contribución a la Congregación para las Causas de los Santos a través del Ordinario competente. Éste, antes de enviar la solicitud eventual, debe apurar la situación económica y financiera del fondo y la imposibilidad de alimentarlo recurriendo a subvenciones adicionales. La Congregación para las Causas de los Santos evaluará caso por caso.

Las normas concluyen puntualizando que entran en vigor, ad experimentum, por tres años a partir de la fecha de su aprobación y que se abroga cualquier otra norma contraria.

Firman este reglamento el cardenal Angelo Amato SDB, y el arzobispo Marcello Bartolucci, respectivamente Prefecto y Secretario de la Congregación para las Causas de los Santos.

Fuentes:

La Nación / Vatican.va

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