Resurge la Iglesia católica latinoamericana

11.00 p m| 2 jun 15 (AMERICA/BV).- Una resurrección es lo que parece ocurrir en la Iglesia de América Latina, gracias al Papa Francisco. Ahora se revive y se honra la memoria de grandes líderes; el sacrificio de obispos y sacerdotes asesinados bajo dictaduras militares se empieza a reconocer y venerar; y algunos teólogos acusados alguna vez de heterodoxia son acogidos. El primer Papa procedente de América Latina ha dado a la Iglesia en su continente una ciudadanía plena en la Iglesia universal.

Antes de su elección, esa institución de 500 años de antigüedad, era tratada por Roma casi como un ciudadano de segunda clase. Algunos líderes de la Iglesia local fueron confrontados por su defensa de los derechos humanos bajo las dictaduras militares; muchos fueron vistos con suspicacia, en particular, por simpatizar o aceptar la Teología de la Liberación, en sus diversas articulaciones o por su estilo diferente de liderazgo en la Iglesia.

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Si bien esta actitud surgió por primera vez en los últimos años del pontificado de Pablo VI, llegó a florecer con San Juan Pablo II y, en cierta medida, también en los años de Benedicto XVI. Esto causó mucho sufrimiento, no sólo a teólogos como Gustavo Gutiérrez (en Perú), los hermanos Boff (en Brasil) y otros, sino también a valientes pastores como Paulo Evaristo Arns, Ivo Lorscheiter y Hélder Câmara (Brasil), Juan Landázuri Ricketts (Perú), Taita Proaño (Ecuador), Óscar Romero (El Salvador), Samuel Ruiz García (México) y muchos más.

Sin embargo las cosas han cambiado radicalmente en el Vaticano desde que Francisco se convirtió en Papa. Aquí hay cuatro indicadores significativos de este cambio. Los dos primeros apuntan a los mártires en América Latina. En febrero pasado, Francisco declaró mártir al arzobispo Óscar Romero de San Salvador, después que la Congregación para las Causas de los Santos concluyó que fue asesinado “por odio a la fe”. Fue beatificado el 23 de mayo.

Luego el 21 de abril, la Santa Sede dio la autorización a la causa para la canonización del obispo Enrique Angelelli de la Rioja (Argentina) quien fue asesinado el 4 de agosto de 1976. Fue el primer obispo latinoamericano en ser asesinados “por odio a la fe”, bajo las dictaduras militares de la década de 1970. Bergoglio lo conocía y lo estimaba; y en 2006, como presidente de la Conferencia Episcopal, celebró la Santa Misa en el 30 aniversario de su muerte. Como Papa, ordenó la liberación de documentos secretos del Vaticano que llevaron a la condena de los asesinos en julio pasado.

Un tercer indicador es la apertura de la causa para la canonización de monseñor Hélder Câmara en la Diócesis de Olinda y Recife (Brasil) el 3 de mayo. El recuerdo de este valiente pastor y gran amigo de los pobres ahora puede inspirar a una nueva generación de cristianos.

El cuarto se refiere a la “nueva libertad” que están experimentando los teólogos en América Latina y en otros lugares. Personas alguna vez sospechosas de mantener opiniones teológicas erróneas y tratados por Roma con desconfianza, están percibiendo un nuevo clima en virtud de Francisco.

Dos casos ilustran esto. Poco después de su elección, Francisco nombró arzobispo a Víctor Manuel Fernández, el teólogo argentino que fue su asesor en la reunión latinoamericana de la Conferencia Episcopal en Aparecida (2007). Algunos años antes, Bergoglio tuvo que luchar con el Vaticano para que lo nombren rector de la Universidad Católica de Buenos Aires. Francisco lo designó para participar en la reunión del pasado otoño del Sínodo de los Obispos sobre la familia.

Otro teólogo, el peruano Gustavo Gutiérrez, OP, el padre de la Teología de la Liberación, también está experimentando esta nueva libertad. Un hombre devoto y humilde, estudió teología en Bélgica y Francia y llegó a conocer a algunos de los grandes teólogos del Concilio Vaticano II, entre ellos Yves Congar, OP, Marie-Dominique Chenu, OP, y Edward Schillebeeckx, OP.

Pero el Vaticano lo vio con recelo después de su innovador trabajo en 1971, la Teología de la Liberación, y hasta el 2004 seguía bajo investigación y sospecha. Se unió a los dominicos cuando el cardenal Ricketts, su protector, murió. Aunque algunos prelados todavía lo consideran teológicamente erróneo, el Papa Francisco celebró la Santa Misa con él y el arzobispo (ahora Cardenal) Gerhard Müller el 11 de septiembre de 2013.

En mayo de este año Gutiérrez formó parte de un panel en una conferencia de prensa del Vaticano, y expuso una de las charlas claves en la asamblea general de Caritas Internationalis. Todo esto hubiera sido impensable hace cinco años.

Hay más indicadores de esta evolución, pero creo que los cuatro son suficiente como fuerte evidencia de que un nuevo día ha amanecido para la Iglesia en América Latina bajo el Papa Francisco.


Fuente:

Texto de Gerard O’Connell, corresponsal en Roma de America Magazine.

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Un pensamiento en “Resurge la Iglesia católica latinoamericana

  • 16 junio, 2015 al 4:09 am
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    Falta reivindicar algunos exégetas y profesores de teología inhabilitados en Lima.

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