El cardenal Ezzati impide enseñar al jesuita Costadoat: respuesta y reacciones
11.00 p m| 7 abr 15 (AGENCIAS/BV).- Increíble conmoción vivió la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) frente a la decisión del cardenal arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, al disponer la no renovación del mandato canónico para enseñar al jesuita Jorge Costadoat. Según el prelado, “la trayectoria académica del profesor Costadoat, reafirma afirmaciones poco prudentes, que desdibujan la enseñanza magistral de la Iglesia en diversos puntos centrales de la misma”.
“Me duele esta decisión por mí y por la universidad. No creo que en una universidad se pueda enseñar sin libertad”, respondió Costadoat, y aclaró: “en esta decisión nada tiene que ver la dirección de la Facultad, que, por el contrario, pidió la renovación de mi misión canónica”.
Este caso ha generado diversas reacciones, como por ejemplo de grupos de profesores y estudiantes de la PUC, quienes han expresado en comunicados que si bien no ponen en tela de juicio las facultades jurídicas del cardenal Ezzati respecto a la decisión que tomó, no encuentran una clara justificación. Aquí el seguimiento al caso, con reseñas y enlaces a las declaraciones y documentos.
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En la última semana de marzo, el cardenal Ezzati anunció: “En el año 2012, luego de un diálogo con él, y en un acto de confianza, le concedía el mandato canónico por 3 años, bajo el supuesto que su labor se desarrollaría y avanzaría en orden a superar las dificultades enunciadas… Luego de evaluar que su actividad teológica no superaba las dificultades señaladas resolví no renovarle el mandato canónico para enseñar”.
Según trascendió, Fredy Parra, decano de la facultad, se reunió con el mismo Ezzati con el fin de que reconsiderara su decisión. Sin embargo, la máxima autoridad de la UC mantuvo firme la no renovación al jesuita, según un comunicado publicado por Centro de Estudiantes de Teología.
Posteriormente, las autoridades de la facultad habrían sido recibidas por el cardenal, en una cita donde también estuvo presente el padre Cristián Roncagliolo, vice-gran canciller. No obstante, no pudieron convencerlo de echar pie atrás, y además, Ezzati solicitó que ante cualquier solicitud o petición sobre este tema debía ser gestionada con Roncagliolo.
Jorge Costadoat se desempeñaba hasta ahora como director del Centro Teológico Manuel Larraín y era profesor asistente en la Facultad de Teología de la UC. Como es el caso de muchos jesuitas, no calla sus convicciones y participa permanentemente en debates e intercambio de ideas. Incluso, se ha referido a temas tan polémicos como la comunión para los divorciados que se han vuelto a casar, los cambios que ha sufrido la Iglesia Católica en el último tiempo y sobre la moral sexual católica, entre otros.
Cercanos han planteado que estaba bien evaluado como profesor y que en más de 20 años de docencia en la Universidad Católica no ha tenido problemas con alumnos.
A continuación una recopilación con las declaraciones y documentos más importantes que se han sucedido en estos días:
La respuesta de Jorge Costadoat SJ: “Me duele esta decisión por mí y por la universidad”
El Cardenal Ricardo Ezzati, Gran Canciller de la P. Universidad Católica de Chile, me recibió en su oficina el jueves 12 de marzo para comunicarme que no renovaría la “misión canónica”, la cual me permite ser académico de la Facultad de Teología. Como consecuencia, debo abandonar mi docencia en la PUC. En esta decisión nada tiene que ver la dirección de la Facultad, que, por el contrario, pidió la renovación de mi “misión canónica”.
Hace tres años Mons. Ezzati me dio este permiso en el entendido que yo guardaría fidelidad al Magisterio. Esta exigencia, ni antes ni ahora, ha sido para mí un problema. Estoy absolutamente convencido de que la revelación de Dios, viva y multifacética en la tradición de la Iglesia, tiene una fuerza humanizante extraordinaria y, por ende, una enorme actualidad.
La única justificación aducida por Mons. Ezzati para esta medida es una tensión entre mi libertad académica y la libertad de la Facultad para tenerme a mí entre sus profesores. Según entendí, él estima que hay algunos alumnos que no estarían preparados para asistir a un curso de Trinidad y Cristología como el que yo imparto por una razón más bien pedagógica. No me hizo ningún reparo doctrinal. De haberlo habido, era ese el momento de plantearlo. Mons. Ezzati me recomienda desempeñarme como teólogo en algún lugar donde pueda hacerlo sin tensión.
Me llamó la atención la razón invocada. Le expresé que nunca los alumnos se habían quejado por haber ejercido mi libertad para enseñar. La evaluación que ellos han efectuado después de los cursos, que se me ha comunicado oficialmente, ha sido en veinte años de docencia consistentemente positiva. Muchos son los estudiantes que se han mostrado agradecidos de la forma como he enseñado.
Doy mis cursos mostrando en qué consiste la fe de la Iglesia, obviamente teniendo en cuenta el legítimo debate que dentro de la ortodoxia se establece entre los teólogos, tomando yo mismo posición en las materias controvertidas. Me parece decisivo que el dogma de la Iglesia esté al servicio de una evangelización que atienda a los signos de los tiempos y que, por tanto, se haga cargo del sufrimiento de nuestros contemporáneos y de cómo Dios los va orientando en sus vidas.
Tampoco la dirección de la Facultad, en estos veinte años, me ha manifestado molestia alguna por esos conceptos. Los decanos me han felicitado por mi trabajo. Valoran la pasión con que trato de comunicarme. Solo con ardor se puede hablar de la pasión de Cristo. Nunca he recibido de ellos un solo reparo ni por mi ortodoxia ni por otras razones.
Me duele esta decisión por mí y por la universidad. Pertenezco a mis colegas y a mis alumnos. Siento por ellos un enorme afecto. Juntos hemos estado trabajando por hacer inteligible el Evangelio a la gente de nuestro tiempo. No creo que en una universidad se pueda enseñar sin libertad.
Por cierto en el decreto de la “misión canónica”, otorgada por el mismo Mons. Ezzati hace tres años atrás, se me dice: “gózase de libertad académica en la docencia y la investigación”, teniendo en cuenta evidentemente el Magisterio en general, y en particular el del Arzobispo y del Romano Pontífice, lo cual he observado lealmente. No hago pública esta declaración para perjudicar a M. Ezzati. De la defensa de mi honor como teólogo y profesor universitario depende el respeto a mis colegas y la formación de mis alumnos.
Espero a futuro seguir como siempre: expresándome con libertad, porque “para la libertad nos liberó Cristo” (Gálatas 5,1).
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Carta de Costadoat al director del diario El Mercurio
Días después, en una carta publicada en el diario El Mercurio, Jorge Costadoat se refirió a la negativa del cardenal Ricardo Ezzati de renovarle la misión canónica para impartir clases en la Pontificia Universidad Católica y a las reacciones que generó esa decisión entre los académicos de la casa de estudios, las que a su juicio dejan en evidencia que ellos “tienen miedo”.
“Me consta que hay profesores que se sienten vigilados por su vida o modo de pensar. Hay temas censurados. Hay gente que suele escribir cartas a las congregaciones romanas de la Educación y de la Fe, y entre los de aquí y los de allá atenazan a la universidad”, afirma.
Asimismo, el sacerdote expresó que “mi ideal de universidad, que extraigo del credo cristiano y de los documentos del Magisterio, me impide concebir una universidad católica con profesores y alumnos de dispar integración, dependiendo de motivos extraños a la naturaleza misma de cualquier universidad. Un agnóstico, un judío, un musulmán, un protestante, incluso un católico que no logre entender la enseñanza de la Iglesia o discrepe de ella, académico o alumno, debiera sentirse en la PUC integrante de primera categoría. En la universidad todas las diferencias, y las pruebas y errores en la búsqueda de la verdad, debieran considerarse igualmente valiosas”.
Finalmente, recordó que “Fredy Parra, decano de Teología, en 2014 me felicitó por mi desempeño y, tras oír al consejo de calificación académica, pidió al obispo la renovación de la ‘misión canónica’. De un modo semejante, esta ‘misión canónica’ había sido solicitada al Gran Canciller en 2010 por Joaquín Silva, el decano en esa época. En una carta en que el profesor Silva me avisaba de la evaluación del consejo y de la petición a monseñor Ezzati del permiso para enseñar, me decía: Al mismo tiempo, la comisión me ha solicitado que te comunique una observación positiva y felicitaciones por tu desempeño en los diversos ámbitos de la vida académica de nuestra Facultad”.
Aquí la carta completa del P. Jorge Costadoat a El Mercurio
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El provincial de los jesuitas chilenos, Cristián del Campo SJ, pide a Ezzati que reconsidere el despido de Costadoat
En estos días se ha conocido la noticia de la no renovación al P. Jorge Costadoat de la misión canónica para enseñar en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC).
Esta situación ha sido un golpe muy duro para Jorge y nos ha causado profundo impacto y dolor como jesuitas. En estas líneas mi intención no es polemizar. Es compartir con ustedes el cariño, admiración y solidaridad con Jorge.
La Compañía de Jesús ha apoyado a la Facultad de Teología, desde su nacimiento hasta hoy. En ella se han formado muchas generaciones de sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos, y la mayoría de los jesuitas chilenos. La Compañía de Jesús dio como misión a Jorge Costadoat formarse para integrar la planta de profesores de la Facultad. Él lo hizo responsablemente, obteniendo altas calificaciones en la misma PUC y en la P. Universidad Gregoriana de Roma. Por más de veinte años ha enseñado en la Facultad. Ha sido dos veces director de la carrera de Licenciatura en Teología; ha encabezado dos veces el proceso de acreditación de la carrera, y ha dirigido por diez años el Centro Teológico Manuel Larraín. Durante este período, ha sido muy bien calificado por las autoridades de la Facultad, en razón de su docencia, de su investigación y de las labores de administración que se le han encomendado. Muchos nos contamos entre sus exalumnos. Su teología y su enseñanza siempre nos estimuló y nos desafió con buenas preguntas para adentrarnos al misterio siempre vivo y actual del Dios que se hace hombre en Jesucristo.
Durante ochenta años la Facultad de Teología ha desarrollado su actividad académica en un ambiente fraternal y teológicamente estimulante, que refleja la riqueza y el pluralismo de la Iglesia. Por eso, reconociendo plenamente la autoridad que el Sr. Cardenal Ricardo Ezzati tiene como Gran Canciller de la PUC para esta materia, nos duele que no se haya acogido la petición de renovar la misión canónica del P. Costadoat solicitada oportunamente por el Decano y el Consejo de Calificación Académica de la Facultad. También nos duele que en estos días se haya hecho pública la afirmación sobre problemas con el Magisterio de la Iglesia que presentaría la actividad teológica del P. Costadoat, sin que se precisen cuáles son esos reparos, ni que se le hayan comunicado al mismo Jorge.
A pesar de este momento triste, como jesuitas seguiremos trabajando con fuerza al servicio de nuestra Iglesia. En medio de todo esto, nos consuelan las palabras del papa Francisco, quien algunos días atrás escribía con ocasión de los 100 años de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina:
“Enseñar y estudiar teología significa vivir en una frontera, ésa en la que el Evangelio encuentra las necesidades de las personas a las que se anuncia, de manera comprensible y significativa. Debemos guardarnos de una teología que se agota en la disputa académica o que contempla la humanidad desde un castillo de cristal (…) Por tanto, la teología que desarrollan ha de estar basada en la Revelación, en la Tradición, pero también debe acompañar los procesos culturales y sociales, especialmente las transiciones difíciles. En este tiempo, la teología también debe hacerse cargo de los conflictos: no sólo de los que experimentamos dentro de la Iglesia, sino también de los que afectan a todo el mundo y que se viven por las calles de Latinoamérica. No se conformen con una teología de despacho. Que el lugar de sus reflexiones sean las fronteras”.
Esperamos que en el futuro próximo esta medida pueda ser reconsiderada. Mientras tanto, estoy seguro de que la reflexión teológica del P. Jorge Costadoat seguirá dando frutos. Su amor por Jesús, su profundidad intelectual y su compromiso con la Iglesia nos deben seguir animando con buenas preguntas para conocer más internamente a Jesús, para que así más lo amemos y lo sigamos.
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Reacciones de académicos y estudiantes: Comunicados del Grupo “Académicos UC” y del Centro de estudiantes de Teología de la UC
Un grupo transversal de académicos de distintas facultades firmó una carta quejándose por la medida. Apuntan que es “demasiado grave” y que entre otras cosas pone en riesgo el valor de la liberta de cátedra.
“Nos preguntamos por el sentido de una facultad de Teología en la que se impida el diálogo a la luz del Evangelio y dentro de la ortodoxia de la iglesia. ¿Es acaso deseable que una facultad de teología, sus académicos y sus alumnos deban plegarse uniformemente a una cierta línea ‘oficial’ respecto de la comprensión de los valores evangélicos”, sostiene la misiva.
Agregan que la salida del profesor se entiende como que los estudiantes “son considerados, en la práctica, como niños que son incapaces de discernir de acuerdo a su propia libertad y responsabilidad”. Finalmente, los firmantes declaran sentirse dolidos y que ninguna explicación ha sido suficiente. “Por lo mismo, pensamos que si tal justificación no existe, lo único justo y necesario es que la medida sea revocada”.
A raíz de este tema, CNN Chile conversó con Ana María Stuven, miembro del Instituto de Historia de la universidad quien aclaró que no se encuentran en contra de la figura de Ezzati, sino que de la decisión del Gran Canciller, puesto que se pone en duda la libertad académica de todos los profesores, en una institución que reclama ser pluralista.
“Precisamente lo que hacemos es ejercer el pensamiento crítico, aspecto incluso más importante en la Escuela de Teología”, dijo la docente.
Stuven agregó que “utilizar como argumento el uso de la libertad nos deja a todos los académicos muy indefensos, porque lo esencial es justamente usar esa autonomía del pensamiento”, hecho por el cual reclaman que se revoque la decisión del arzobispo de Santiago.
Descargar aquí el comunicado completo de “Académicos UC”
Por otra parte, el comunicado del Centro de estudiantes dice: “Al profesor Costadoat se le comunicó que la no renovación se debía a la tensión que reconocía Monseñor Ezzati entre dos libertades: la propia libertad del profesor para enseñar y la libertad de la Facultad para permitirle que siga enseñando”.
Karla Huerta, presidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad de Teología de la institución indicó en CNN Chile que monseñor Ezzati debe esclarecer los argumentos para desvincular al académico “por justicia”. Esto porque mediante una carta el Gran Canciller afirmó que Costadoat “registra afirmaciones poco prudentes que desdibujaban la enseñanza magisterial de la Iglesia en diversos puntos centrales”, pero no ahondó en las razones concretas.
La estudiante aseguró, sin embargo, que no es la primera vez que se despide a un educador sin expresar las razones con claridad.
Aquí puede leer el comunicado completo del Centro de estudiantes.
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Ezzati explica ahora que Costadoat “no se ha ceñido al programa”
El cardenal Ricardo Ezzati salió a responder las críticas por la salida del académico jesuita de la Universidad Católica, Jorge Costadoat, afirmando que la decisión adoptada para no renovarle el mandato canónico es porque el profesor “no se ha ceñido al programa ni entregado buena parte de los contenidos fundamentales del curso”.
A través de una carta enviada a El Mercurio, Ezzati lamenta “los malentendidos que ha causado dentro y fuera de la Pontificia Universidad Católica de Chile mi decisión de no renovar el mandato canónico al profesor Jorge Costadoat. Por ello, he considerado necesario referirme a algunos aspectos que explican esta determinación, desmienten que la libertad de cátedra haya sido vulnerada y aclaran que esta decisión no afecta al resto de las facultades de la Universidad”.
Detalla que la Facultad de Teología tiene un estatuto propio, distinto al resto, ya que ella está bajo la responsabilidad directa del Gran Canciller y que se requiere un mandato canónico para ejercer la docencia en ella y “otorgar ese mandato no es un trámite administrativo, requiere discernimiento del Gran Canciller, a partir de todos los antecedentes que tenga a la vista”.
Sostiene que de todos los mandatos solicitados en los últimos años, el único al que no le fue renovado es el del profesor Costadoat, mencionando que “al asumir en 2011 la Gran Cancillería, me encontré con que el profesor Costadoat no tenía el mandato para enseñar por problemas de larga data. Buscando con buena voluntad regularizar su situación y como un acto de confianza, a inicios de 2012 y luego de un diálogo con él, le concedí el mandato canónico por tres años bajo el compromiso de superar esas dificultades”.
Ezzati agrega que a pesar de lo anterior los problemas persistieron, pidiendo una completa información y “a partir de ella constaté, por ejemplo, que en un curso mínimo dictado por el profesor, en reiteradas ocasiones entre 2012 y 2014, y que está en el corazón del proceso formativo de un teólogo y de un futuro sacerdote, se han evidenciado sostenidas falencias”.
“Como me lo han señalado, y ha quedado consignado por escrito, el profesor no se ha ceñido al programa ni ha entregado buena parte de los contenidos fundamentales del curso, desdibujando su esencia y obligando a algunos alumnos a estudiar la materia por sus propios medios. En mi evaluación, este elemento lo he sopesado como esencial”, expone.
El cardenal señala que “respeto que el profesor Costadoat ejerza su libertad como teólogo e investigador en la Universidad Católica. Así se lo manifesté explícitamente al profesor. No obstante, no solo es mi derecho, sino también mi responsabilidad que en la Facultad de Teología, y desde ella, se enseñe la doctrina de la Iglesia y que los alumnos allí se forman la perciban sin confusiones (cf. Estatutos, 20 a). Por tanto, esperar que un profesor enseñe los contenidos fundamentales de un curso no es desconocer su libertad de cátedra, sino exigirle un mínimo de rigor que, a mi juicio, no se ha cumplido”.
El prelado expone finalmente que en la UC sí existe la libertad de cátedra, afirmando comprender la desazón de quienes no comparten la decisión, pero “tengo la certeza de que el camino elegido, que no es fácil, es el que me corresponde en conciencia asumir en función de mi responsabilidad como Gran Canciller”.
Aquí la carta completa del cardenal Ricardo Ezzati Andrello a El Mercurio
Fuentes:
Religión Digital / El Mercurio / CNN Chile /