Alois de Taizé: ‘Ecumenismo para profundizar en la fe’

Taize - Peregrinación Confianza

9.00 p m| 4 set 14 (VIDA NUEVA/BV).- En una entrevista al hermano Alois Löser, prior de la Comunidad de Taizé, se comenta sobre la “Peregrinación de Confianza” -evento realizado este año en México-, su propuesta de un estilo de vida solidario en un mundo dominado por la violencia y la indiferencia, y sobre la participación en ella de muchos jóvenes -de diferentes confesiones cristianas- que aspiran a ser testigos de la paz y reconciliación, en un entorno desfavorable, y que les anticipa un futuro poco alentador.

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Sin embargo, la juventud se niega a quedarse con los brazos cruzados, según se puso de manifiesto en la “Peregrinación de Confianza” que realizó esta comunidad francesa en la Archidiócesis de México, donde cientos de participantes de todo el país, incluso de Centroamérica y del Caribe, se declararon listos para asumir un papel más protagónico en la construcción de una vida más digna.

La “Peregrinación de Confianza” de Taizé, bajo la guía del hermano Alois, forma parte de un proyecto de tres años (2012-2015) -propuesto en la reunión internacional de Berlín de 2012- y abre una nueva etapa de los trabajos de la comunidad, al proponer una reflexión sobre el tema de la “nueva solidaridad”.

Se trata de permitir a los jóvenes de todos los continentes movilizar sus energías, juntar sus esperanzas, sus intuiciones y sus experiencias; toda esta búsqueda desembocará en un encuentro que tendrá lugar en Taizé en agosto de 2015. En el encuentro de Berlín, el hermano Alois explicó el sentido de caminar durante tres años hacia una nueva solidaridad: “Cuando hacemos la experiencia de la solidaridad con los demás, estén lejos o cerca, la experiencia de pertenecernos los unos a los otros, de depender unos de otros, nuestra vida encuentra sentido”.

Nunca mejor dirigido un mensaje de esta naturaleza ante el cambio de época que en América Latina ha anunciado Aparecida, un cambio de época que deja descolocados y desconcentrados a los jóvenes cuyas fuerzas y anhelos solidarios se derrumban ante la falta de empleos y la falta de oportunidades de estudio.

“Pero ser protagonistas no significa buscar el poder. Ser protagonistas es, ante todo, ponerse al servicio de los demás”, aclaró durante el encuentro el prior de Taizé, para quien bastan unas cuantas personas para inclinar la balanza hacia la paz.

En entrevista con Vida Nueva, el hermano Alois Löser, quien en 1998 sucedió en el cargo al hermano Roger, fundador de esta famosa comunidad, explica que, tras escuchar en los últimos dos años a numerosos jóvenes de Asia y África, se decidió organizar una Peregrinación de Confianza nuevamente en América Latina. En 2007 ya la hubo en Bolivia, en 2010 se llevó a cabo otra en Chile y ya se planean otras en Puerto Rico, Haití, Cuba y Santo Domingo para octubre.

El hermano Alois afirma que para la Comunidad de Taizé siempre será un gusto escuchar a los jóvenes mexicanos y de América Latina, “que tienen tantos valores para compartir con la juventud de otros continentes” y, a su vez, ayudarlos a tener “confianza en Dios y en el futuro, su futuro personal, el futuro de la Iglesia y el futuro de nuestras sociedades”.

La relación entre Taizé y Latinoamérica es muy estrecha, principalmente a partir de 1963, cuando el hermano Roger lanzó la llamada Operación Esperanza, como una respuesta a los obispos de la región para ayudar a los agricultores pobres. En aquellos años, los prelados también pidieron a la comunidad gala financiar la impresión de un millón de nuevos testamentos, y esa fue la primera edición del texto bíblico que tuvo en cuenta las particularidades del español latinoamericano. No obstante, años más tarde, los mismos obispos propusieron acabar con esta ayuda para no crear relaciones de dependencia.


Una sola familia

Explica el religioso:

“En nuestros días, la Operación Esperanza sigue funcionando, pero solo en situaciones de emergencia; y, por otro lado, continúa con la ayuda a los viajes de los jóvenes enviados por las pastorales juveniles de sus países para realizar una estancia de tres meses en Taizé”.

El hermano Alois –quien en los últimos 15 años ha impulsado estas peregrinaciones, creadas hace más de 30 por su predecesor– asegura que, gracias a dichos encuentros, es posible comprender cada vez más que todos los seres humanos forman una sola familia y que Dios habita en cada persona, sin excepción. En particular, le impresiona la vitalidad de los jóvenes africanos que buscan seguir a Cristo.

Recuerda que en la Peregrinación de Confianza en Kigali (Ruanda), en noviembre de 2012, los participantes llegaron de todas partes del país, de la región de los Grandes Lagos, del este de África y de más allá. “Más de 8.500 jóvenes de 35 países se hospedaron con 4.000 familias”, recuerda y contextualiza:

“Ruanda ha atravesado un gran sufrimiento. La memoria y las heridas permanecen vivas. Pero el país se está recuperando. Hemos admirado a quienes traen la compasión y la sanación. Este dinamismo es estímulo del Evangelio para permanecer firmes en la esperanza”.

En Taizé conviven jóvenes de diferentes confesiones cristianas y, por tanto, una de sus prioridades es la promoción del ecumenismo. A este respecto, la pregunta sobre si observa avances en la reconciliación entre cristianos es obligada. El religioso considera que los cristianos se están acercando, “se crean amistades y se han redactado hermosos textos de acuerdo”. Pero advierte del riesgo “de conformarnos con una coexistencia pacifica”. ¿Cómo ir más allá? Dice:

“En Taizé, nos sorprende que los jóvenes que pasan allí unos días juntos, ortodoxos, protestantes y católicos, se sienten profundamente unidos sin rebajar su fe al mínimo común denominador. Al contrario: profundizan en su propia fe. ¿De dónde proviene esto? Aceptaron ponerse bajo el mismo techo y volverse juntos hacia Dios. Si es posible en Taizé, ¿por qué no en otros lugares? Rezar juntos una vez al año, durante la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, no puede ser suficiente. ¿Por qué no orar juntos más a menudo? ¿Por qué no hacer con los creyentes de otras confesiones todo lo que es posible hacer juntos?”.

Jóvenes Taize

Cada año, miles de jóvenes son atraídos por la colina de Taizé. ¿Qué están buscando? ¿Qué es lo que encuentran ahí? El hermano Alois señala que a menudo habla sobre el significado de la vida con los jóvenes que se integran:

“Muchos se preguntan: ¿Cómo puedo poner mi confianza en Dios? ¿Cómo creer en Él, especialmente frente al sufrimiento, en mí o a mi alrededor? ¿Qué espera Dios de mí?”.

Para él, estas son preguntas profundas, existenciales, pero, cuando pasan una semana en la colina, a menudo se dan cuenta de que hay en ellos un profundo deseo:

“El deseo de amar y ser amado, el deseo de un amor para siempre. Es una sed espiritual la que se despierta. Esta sed puede llevar a descubrir a un Dios que, sobre todo, nos ama. A veces les digo a los jóvenes que creer es un riesgo, el riesgo de la confianza”.


Con el Papa Francisco

En este sentido, el hermano Alois –quien profesa la fe católica– considera que hay grandes similitudes entre el salir “a las periferias” del Papa Francisco y el “ir al otro” del hermano Roger.

Recuerda:

“Me encontré el 28 de noviembre con el Papa –recuerda– y me conmovió la estima que expresó en relación al hermano Roger. También me llamó la atención el profundo conocimiento que ha mostrado sobre nuestro camino con los jóvenes y nuestro caminar como comunidad ecuménica. Sus gestos, sus palabras y sus escritos llegan a los corazones no solo de los católicos, sino mucho más allá… El Papa Francisco ofrece la radicalidad del Evangelio como camino de felicidad. Lo hace recordando la ternura de Dios, su misericordia por cada ser humano”.

Sobre la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, el hermano Alois considera que el Papa hace un llamamiento a todos, y que encuentra un lenguaje que despierta, que provoca. Afirma:

“Su llamada se dirige especialmente a nosotros, los que tenemos responsabilidades pastorales; sin una cercanía con los que sufren no encontraremos la manera de renovar las estructuras de la Iglesia. Esta llamada a todos no reduce su papel de pastor universal, sino que responsabiliza a las Iglesias locales y a todos los cristianos, que él quiere tratar como adultos. Todos son evangelizadores”.


Fuente:

Vida Nueva / Aleteia / Taizé

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