Teología de la Liberación: Desde el 2004 sin objeciones teológicas
7.00 p m| 17 set 13 (BUENA VOZ).- La versión final de “La Koinonía Eclesial”, un documento de Gustavo Gutiérrez, solucionó de manera definitiva las objeciones teológicas que se le encontraron años atrás a sus escritos sobre la Teología de la Liberación.
Dicho trabajo fue encargado por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1996, para aclarar aquellos puntos que podrían prestarse a malas interpretaciones, y fue aprobado en el año 2004 -después revisiones y correcciones- con lo que se dio por cerrado el debate entre la Congregación para la Doctrina de la Fe y Gutiérrez.
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A modo de recordar, publicamos el documento “La Koinonía Eclesial”, así como una nota explicativa del proceso escrita por Monseñor Miguel Cabrejos, entonces Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, y correspondencia enviada por la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede al mencionado Monseñor, a través de la cual se sugiere la difusión del documento “La Koinonía Eclesial”, “por medio del cual el Religioso clarifica los puntos problemáticos en algunas de sus obras”.
Nota explicativa de carácter histórico sobre el caso del R.P. Gustavo Gutiérrez, O.P.
1. El 27 de octubre de 1995 la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede, solicitó al Pbro. Gustavo Gutiérrez Merino que redactara un artículo sobre la eclesiología inherente a sus escritos, en el cual señalara la necesidad de corregir ciertos abusos pastorales que se habían verificado a partir de una teología de la liberación mal entendida.
2. El P. Gustavo Gutérrez, respondiendo a la Congregación para la Doctrina de la Fe, envió el artículo “La Koinonía Eclesial” el 3 de octubre de1998.
3. Este artículo es enviado por la Congregación para la Doctrina de la Fe a la Comisión Episcopal de Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal del Perú, el 14 de noviembre de 1998 para su examen.
4. El 15 de enero de 1999, la Comisión Episcopal de Doctrina del Episcopado Peruano envió a la Congregación para la Doctrina de la Fe el resultado del examen de dicho artículo.
5. La Congregación para la Doctrina de la Fe, el 27 de mayo de 1999 solicitó al P. Gustavo Gutiérrez una segunda redacción de su artículo, teniendo en cuenta las observaciones realizadas a la primera redacción, ya que según la Comisión Episcopal de Doctrina de la Fe del Episcopado Peruano concluía que si bien el artículo “no contenía errores doctrinales, tampoco respondía a las razones por las cuales el mismo le fue solicitado al autor”.
6. El 29 de mayo de 2004, el R.P. Gustavo Gutiérrez envió a la Congregación para la Doctrina de la Fe la segunda redacción de su artículo titulado “La Koinonia Eclesial”.
7.Este artículo fue enviado nuevamente a la Comisión de Doctrina de la Fe del Episcopado Peruano el 21 de junio de 2004 para su examen correspondiente y esta Comisión notificó el resultado a la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede, el 18 de agosto de 2004.
8. El 15 de septiembre de 2004, la Congregación para la Doctrina de la Fe envió al R.P. Gustavo Gutiérrez Merino las conclusiones del examen realizado por la Comisión de Doctrina del Episcopado peruano, según la cual no había objeción teológico-pastoral a la segunda redacción del artículo “La Koinonía eclesial” y recomendaba su publicación
9. El artículo “La Koinonía Eclesial” del R.P. Gustavo Gutiérrez Merino fue finalmente publicado en el volumen 81, fascículo 4, de la Revista ANGELICUM del año 2004, dando así por concluido el camino de clarificación de los puntos problemáticos contenidos en algunas obras del autor.
10. Este artículo ha sido publicado igualmente en la Revista Páginas en el No. 200 del mes de agosto de 2006, del Centro de Estudios y Publicaciones, Lima-Perú.
Lima, 1º de septiembre de 2006
In Domino
+ MIGUEL CABREJOS VIDARTE, OFM
Arzobispo de Trujillo
Presidente de la Conferencia Episcopal del Perú
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“La Koinonía Eclesial” de Gustavo Gutiérrez
El año pasado se cumplieron veinticinco años de la realización de la Conferencia episcopal de Puebla. Un acontecimiento que marcó la vida de la Iglesia católica en el continente y que, visto en perspectiva, acrecienta su importancia pastoral y teológica. Especialmente en estos días en que comienza a planearse una nueva Conferencia episcopal latinoamericana cuyo tema será y en que el plan global del CELAM para el periodo 2003-2007 incluye el tema de la comunión en el contexto de un mundo globalizado.
Comunición y participación
En función de los retos que se presentan a la tarea evangelizadora en América Latina, y después de un largo proceso de consulta, se optó por una “línea conductora” (Puebla, Presentación) para entrar en el tema, sintetizada en dos términos: “comunión y participación”.
Con ellos Puebla buscaba precisar la identidad de la Iglesia en relación al anuncio del Reino, como lo sugería ya Paulo VI al decir: “pensamos que es obligatorio hoy para la Iglesia profundizar en la conciencia que debe tener de sí misma, del tesoro de verdad del que es heredera y depositaria y de la misión que debe cumplir en el mundo” (Ecclesiam Suam 18). Por su parte, Juan Pablo II, al subrayar la vigencia del Concilio en su carta Tertio millennio adveniente, señala que se trató de “un Concilio centrado en el misterio de Cristo y de su Iglesia, y al mismo tiempo abierto al mundo”; en él, continúa, “la Iglesia se planteó su propia identidad”. Esa doble vertiente, el ser y el hacer de la Iglesia, es capital para comprender la eclesiología conciliar y la de las conferencias episcopales latinoamericanas. Ese es el punto.
Impulsada por el Espíritu y por los documentos conciliares se ha desarrollado en los últimos tiempos lo que se ha dado en llamar una eclesiología de comunión . En ese itinerario, el sínodo extraordinario de obispos, convocado a los veinte años de la clausura del Concilio (1985), constituye un jalón importante. Considera que “la eclesiología de comunión es una idea central y fundamental en los documentos conciliares” y recuerda que la “koinonía/comunión, fundada en la Sagrada Escritura, son tenidas en gran honor en la Iglesia antigua y en las Iglesias orientales hasta nuestros días” (II,C,1) .
La koinonía es una noción de rancio abolengo bíblico y de sólidas raíces en la tradición eclesial; ponerla sobre el tapete hace ver la actualidad y el interés de un tema que, desde hace mucho tiempo, acompaña el modo de entender la Iglesia. Diversos y valiosos trabajos lo recordaron ya desde mediados del siglo XIX , y del siglo XX, pero la eclesiología del Concilio le dio un nuevo vigor. Vaticano II destacó, como se sabe, el enfoque del Pueblo de Dios para hablar de la Iglesia; pero empleó también, en lugares centrales de sus reflexiones, la idea de la comunión, tomada en sus diferentes dimensiones.
No se trata, por lo tanto, de oponer una eclesiología de comunión a una eclesiología del Pueblo de Dios. Ambas tienen mucho que aportar. Es clásico, además, en teología, decir que la realidad eclesial, escatológica e histórica al mismo tiempo, no puede ser definida a través de una sola noción; estamos, en efecto, ante lo que el Concilio evoca como un misterio. Las distintas nociones e imágenes para hablar de la Iglesia son, por consiguiente, necesarias y complementarias. Es una perspectiva capital para toda reflexión en esta materia.
Pero, precisémoslo, lo complementario sólo se da bajo una condición: que cada una de ellas tenga en cuenta, a su modo y manera, las dos dimensiones básicas de la comunidad eclesial (trascendencia e historia o invisibilidad y visibilidad); es decir, que no se limite a afirmar sólo uno de esos aspectos, soslayando el otro, porque en ese caso no habría una auténtica complementariedad. Es una cuestión de acentos, no de llenar vacíos. Es verdad que los énfasis, cualesquiera que ellos sean, pueden correr el riesgo de ser interpretados unilateralmente -ha sucedido muchas veces-; pero es allí donde la diversidad de enfoques, en tanto respeta una realidad que se niega a ser encasillada, resulta fecunda y equilibrada.
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Correspondencia enviada por la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede a Monseñor Miguel Cabrejos
3. Carta de la Congregación agradeciendo la convocatoria por parte de Monseñor Miguel Cabrejos