Jesús y los Diez Mandamientos
9.00 a m| LONDRES 17 jul 12 (BV/THINKING FAITH).- Los Diez Mandamientos son el pasaje más famoso del Antiguo testamento. Presentados en la Biblia Hebrea como una revelación directa de Dios a los judíos, fueron asimilados posteriormente por el cristianismo y han ocupado un lugar central en el cristianismo y en el pensamiento popular y moral durante siglos. Existen dos versiones de los mandamientos en el Antiguo Testamento: una en el Éxodo, capítulo 20, que es la más antigua, presentada en el contexto de la historia temprana de Israel, y la otra en el Deuteronomio, capítulo 5, una versión posterior profética, presentada como el recuerdo de las últimas palabras de Moisés antes de morir.Los lectores actuales de los Diez Mandamientos día se pueden confundir si no se dan cuenta que las dos versiones del Decálogo están numeradas de diferentes maneras. Es más fácil entender la diferencia empezando por el final. La tradición griega, Calvino y las tradiciones reformadas y anglicanas que siguen la versión más antigua (Ex 20,2-17) que termina en un único mandamiento que prohíbe la codicia de los bienes del prójimo, incluyendo a su mujer y se las ingenia para mantener un total de diez, dividiendo el primer mandamiento que prohíbe tener otros dioses e ídolos en dos, separando la prohibición de adorar a otros dioses de la de adorar imágenes e ídolos.
Por el contrario, San Agustín y, tras él, la Iglesia católica y las tradiciones luteranas siguen la versión posterior, del Deuteronomio (Dt 5,6-21), que termina con dos mandamientos que prohíben “la codicia”: “No desearas a la mujer de tu prójimo”, y “No codiciarás los bienes ajenos”.
Esta versión abre con un único mandamiento que prohíbe adorar dioses ajenos e ídolos. Esta numeración diferente explica por qué los católicos refieren las cuestiones de la moral sexual al sexto mandamiento, mientras que los anglicanos atribuyen esta prohibición al séptimo. Por cierto, el inicio del reconocimiento de la dignidad de la mujer israelita, aunque de manera tan primitiva como su separación de la propiedad de su marido para darle un mandamiento distinto, es una indicación del desarrollo histórico entre las versiones del Éxodo y Deuteronomio del Decálogo .
El Decálogo (las 10 palabras) tal como está descrito en la Biblia, usado en su gran mayoría por las iglesias Protestantes, se ciñe al texto de Éxodo 20, la cita bíblica indica lo siguiente:
1.-No tendrás dioses ajenos delante de mí.
2.-No te harás imagen, ni ninguna semejanza (…); No te inclinarás a ellas, ni las honrarás.
3.-No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano.
4.-Acuérdate del día del Sabath para santificarlo.
5.-Honra a tu padre y a tu madre.
6.-No matarás.
7.-No cometerás adulterio.
8.-No hurtarás.
9.-No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
10.-No codiciarás.
Puede verse cómo el «Acuérdate del día del Sabath para santificarlo» es cambiado por «Santificarás las fiestas», cuarto mandamiento para protestantes y tercero para católicos.. Pero la mayor discrepancia se refiere al mandamiento de las imágenes, en el que aparece un problema clásico de interpretación. Aunque la prohibición es expresa en el texto bíblico (Éxodo 20:4y5), la tradición católica considera desde el segundo concilio de Nicea de 787 que la encarnación equivale a una revocación práctica de aquella prohibición; y también que el fondo de la prohibición aparece ya reflejado en el primer mandamiento: es una prohibición a la idolatría. Por eso en el catecismo considera que este mandamiento está contenido en el primero. A su vez los protestantes no luteranos consideran «no desearás la mujer de tu prójimo» y «no codiciarás bienes ajenos» como uno solo: «no codiciarás», ni la mujer, ni ningún bien de tu prójimo. Este ultimo mandamiento se basa en ambas versiones un solo versículo, Deuteronomio 5:21 o Éxodo 20:18, que trata acerca de la codicia. Pero la versión del Deuteronomio alude claramente al hecho de codiciar la mujer del prójimo, evitando rebajar a la mujer a nivel de “objeto”, de ¨posesión del hombre”.
Inicialmente, el Decálogo no obtuvo su autoridad moral de una fuerza ética intrínseca, sino de la voluntad de Dios como la ley divina, con Dios actuando como el principal partido en una “alianza”, o un tratado, en el que se comprometió libremente con su recién formado pueblo de Israel, mientras escapaban de Egipto.
Jesús y el Decálogo
Como Judío devoto, Jesús estaba familiarizado con la Biblia hebrea y entre los primeros cristianos había un interés profundo respecto a cómo se relacionaba su enseñanza con la enseñanza tradicional en Israel, de la que sus enemigos lo acusaban de tomar en burla. Este interés fue sobre todo de los cristianos judíos, cuyas inquietudes y necesidades eran de gran importancia para el autor del Evangelio de Mateo y se puede demostrar cómo el Sermón del Monte lejos de eximir del deber de cumplir con el Decálogo Jesús insistió en su relevancia y más bien realizó el esfuerzo de mostrar un significado más profundo (Mt, 5:17-48) . Más aún, todos los evangelios sinópticos hacen énfasis en el registro puntual de la conversación entre Jesús y el joven rico que quería saber cómo obtener la vida eterna, cuando Jesús dijo, simplemente, “cumple los mandamientos ‘(Mc10 :17-22; Mt 19:16-30, Lc 18:18-30). Según Marcos, Jesús insta a no cometer asesinatos, adulterio, robo, fraude, y cuidar de los padres; luego añadió una cosa que al joven le faltaba: “seguir” a Jesús. La versión posterior de Lucas es básicamente fiel a Marcos, pero la versión de Mateo incluye como un mandamiento, de modo menos preciso, “amar a tu prójimo como a ti mismo”, y agrega, tal vez influenciado por el sermón de la Montaña (Mt 5:48) , que si el joven deseaba ser “perfecto” debía “seguir” a Jesús (Mt 19:19-21).
Marcos y Mateo van a incluir una variación sobre este tema en una conversación entre Jesús y un Doctor de la Ley: Debido a la autoridad absoluta del decálogo y la proliferación de normas más detalladas sobre asuntos minúsculos, surgió en Israel y se le formuló a Jesús la pregunta sobre cuál era el mandamiento más importante (Mc. 12:28; Mt. 22:34). La respuesta de Jesús escapa de los diez mandamientos y responde “amar a Dios sobre todas las cosas (Mc. 12:30; Mt. 22;37-38; y Dt. 6:5). Pero luego, de acuerdo a Marco y Mateo, añade “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Lucas, que escribe a gentiles romanos omite este pasaje, pero es el único de los evangelistas que introduce la famosa parábola del Buen Samaritano, dentro de un debate con otro Doctor de la Ley, como respuesta inolvidable de Jesús a la pregunta: “Pero, ¿quién es mi prójimo?” (Lc 10:28-37).
¿Es el amor la respuesta o la pregunta?
El mandamiento de amar al prójimo como a sí mismo se encuentra en el Antiguo Testamento en Levítico 19:18, y, como hemos visto, Jesús lo cita junto con el mandamiento de Deuteronomio 6:5 “amar a Dios sobre todas las cosas” en respuesta al Doctor de la Ley que le pide saber cuál es el mandamiento más importante. Viviano comenta que “la combinación de estos dos mandamientos no está claramente atestiguada antes de Jesús. Por eso él, marca un avance moral importante”. Amar a Dios, lleva a amar al prójimo amado por Dios. Jesús llegará a decir que estos dos mandamientos resumen la Ley y los Profetas (Mt. 22:40); planteamiento original del evangelio de Mateo dirigido a los Judeocristianos. Para ellos este “mandamiento más importante” será el resumen de la Ley Mosaica.
El mandamiento de amar al prójimo “como a uno mismo” puede resultar una retorcida manera de justificar al amor propio; la versión original en el Levítico sugiere una lectura alternativa y preferible: uno y el prójimo somos parte de Israel; esta común pertenencia nos identifica.
La necesidad de amar al prójimo es reconocida en otras partes del Nuevo Testamento, especialmente en las cartas de Pablo; y lo que Pablo da a entender aquí es que si uno examina la mejor manera de amar al prójimo, esto trae como consecuencia la necesidad de no hacerles daño, sino de respetar su vida, su libertad, su reputación, su matrimonio y de sus bienes, es decir, como Jesús dijo al joven: “cumplir los mandamientos”.
El mandamiento del amor al prójimo no sustituye a los Diez Mandamientos. Los resume, los observa y explica su propósito: son formas de expresar el amor por el prójimo.
La enseñanza moral de Jesús no terminó con su identificación con el Mandamiento Mayor, como aquel del que dependían “toda la ley y los profetas” (Mt. 22:40). En el Evangelio de Juan parece ir más allá, dando a sus discípulos un “nuevo” mandamiento. ¿Por qué lo hizo y qué pretendía decir con eso? Ese será el tema de un artículo posterior.
Jack Mahoney, SJ es Profesor Emérito de Teología Moral y Social en la Universidad de Londres, y escritor de Thinkingfaith.org
Éxodo capítulo 20, 1-17
[1] Dios ha pronunciado las siguientes palabras: [2] —Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. [3] »
1. No tendrás otros dioses rivales míos. [4]
2. No te harás una imagen, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua bajo tierra. [5] No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso: castigo la culpa de los padres en los hijos, nietos y bisnietos cuando me aborrecen; [6] pero actúo con lealtad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos. [7] »
3. o pronunciarás el Nombre del Señor, tu Dios, en falso, porque el Señor no dejará impune a quien pronuncie su Nombre en falso. [8] »
4. Fíjate en el sábado para santificarlo. [9] Durante seis días trabaja y haz tus tareas, [10] pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el inmigrante que viva en tus ciudades, [11] porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos, y el séptimo descansó; por eso el Señor bendijo el sábado y lo santificó. [12] »
5. Honra a tu padre y a tu madre; así prolongarás tu vida en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. [13] »
6. No matarás. [14] »
7. No cometerás adulterio. [15] »
8. No robarás. [16] »
9. No darás testimonio falso contra tu prójimo. [17] »
10. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él.
Deuteronomio capítulo 5, 6 – 21
El Señor dijo: [6] —Yo soy el Señor, tu Dios. Yo te saqué de Egipto, de la esclavitud. [7]
1. No tendrás otros dioses rivales míos. [8] No te harás imágenes: figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. [9] No te postrarás ante ellos ni les darás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso: castigo la culpa de los padres en los hijos, nietos y bisnietos cuando me aborrecen. [10] Pero actúo con lealtad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos. [11] »
2. No pronunciarás el Nombre del Señor, tu Dios, en falso, porque el Señor no dejará impune a quien pronuncie su Nombre en falso. [12] »
3. Guarda el día del sábado, santificándolo, como el Señor, tu Dios, te ha mandado. [13] Durante seis días trabaja y haz tus tareas; [14] pero el día séptimo es día de descanso dedicado al Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni tu ganado, ni el inmigrante que viva en tus ciudades, para que descansen como tú, el esclavo y la esclava. [15] Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que te sacó de allí el Señor, tu Dios, con mano fuerte y con brazo extendido. Por eso te manda el Señor, tu Dios, guardar el día del sábado. [16] »
4. Honra a tu padre y a tu madre, como te mandó el Señor; así prolongarás la vida y te irá bien en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. [17] »
5. No matarás. [18] »
6. Ni cometerás adulterio. [19] »
7. Ni robarás. [20] »
8. Ni darás testimonio falso contra tu prójimo.[21] »
9. No pretenderás la mujer de tu prójimo. »
10. Ni codiciarás su casa, ni sus tierras, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él.