Las llamadas telefónicas sin consentimiento se han vuelto el pan de día. El acoso comercial de las empresas financieras usualmente consiste en que éstas quieren que les compres una nueva tarjeta de crédito, les traslades tu deuda desde otra entidad, o aceptes incrementar tu deuda de consumo con ellos. No importa que les digas, una y otra vez te volverán a llamar.
En el caso del acoso financiero, las llamadas buscan que el deudor moroso se comprometa a ponerse al día en sus cuotas, ya sea de crédito personal, tarjeta de crédito o crédito hipotecario. No llaman para avisarte que la fecha límite de pago está próxima, sino llaman al día siguiente de haberte cargado la primera penalidad por mora. Es parte del negocio.