Experiencia en el penal de Lurigancho durante el semestre 2013-1

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Por Alexandra Cavalié Orihuela

Alumna durante el ciclo 2013-1

Durante el semestre 2013- 2 tuve la oportunidad de inscribirme en el área de penal penitenciario que ofrece el curso de PROSODE. Lo primero que me motivó a hacerlo fue querer conocer el penal de Lurigancho, salir un poco de la rutina universitaria para poder conocer la vida de las personas que se encuentran recluidas.

En mi caso, era la primera vez que ingresaba a una cárcel. A fines de abril tuvimos la primera visita, una vez que llegamos fuimos recibidos muy cordialmente por algunos internos que se presentaron ante nosotros como delegados jurídicos, quienes se encargaron de mostrarnos algunas instalaciones con la finalidad de que conozcamos un poco el interior del penal, las actividades que se realizan y a la vez podamos elegir el mejor ambiente en donde realizaríamos semanalmente el servicio de asesoría legal; y así poco a poco el temor de caminar junto a todos ellos fue desapareciendo. Ese mismo día, mientras conocía un poco el penal, me di cuenta que era peor a como lo había imaginado en algún momento, empezando porque el número de internos sobrepasa enormemente la capacidad que dicho establecimiento tiene; asimismo, sentí mucha tristeza al ver que las personas recluidas no tienen una calidad de vida digna.

Nuestra labor dentro del penal consistía desde absolver consultas, averiguar estados de procesos, tramitar solicitudes de copias de sentencia ante los juzgados para posteriormente pedir algún beneficio penitenciario, hasta escuchar y brindar un simple consejo al interno.

Uno de los grandes problemas que pude experimentar fue la demora que presentan los juzgados frente a solicitudes de copias de sentencia condenatoria, la cual puede tardar en ser entregada desde una semana hasta más de un mes; es sorprendente saber que hay muchas personas que llevan años cumpliendo una pena y que nunca pudieron leer su propia sentencia; y recién cuando piensan tramitar sus beneficios penitenciarios se preocupan por obtenerla. Algunos dicen que no tienen quien pueda presentar sus escritos ante los juzgados, que solo hay un abogado de oficio por pabellón y que muchas veces no se da abasto para atender todos los casos; otros señalan que ya presentaron hace meses su solicitud y no tienen respuesta alguna; todo ello dificulta y retrasa la posibilidad que tienen de acceder a algún beneficio por ser la copia de sentencia uno de los requisitos principales.

Por otro lado, muchas veces me puse a pensar cómo una persona podría rehabilitarse dentro de un penal donde las condiciones de vida son tan deplorables, donde el presupuesto emitido por el Estado no alcanza ni siquiera para poder cubrir las necesidades básicas como la alimentación del total de internos, donde los presos tienen que tener dinero para poder tener una cómoda vida o tienen que trabajar para poder sobrevivir, ello sin olvidar que también tienen otras obligaciones que cumplir con sus familiares que se encuentran fuera del penal.

Tuve la oportunidad de ver el caso de un señor que se encontraba procesado por el delito de disturbio en la Parada, quien aceptó ser culpable y tenía la seguridad de que sería sentenciado en algún momento; muy preocupado me consultó a cuántos años podría ser sentenciado y qué tenía que hacer para poder solicitar algún beneficio penitenciario, una vez que le brindé toda la información necesaria, me di cuenta de que aquella persona tenía muchas ganas de empezar a trabajar para poder salir del penal antes de cumplir una condena que aún ni existía. Todo ello me llevó a concluir que la rehabilitación de un interno dependerá del esfuerzo y las ganas que tenga de cambiar su vida para poder salir adelante y no volver a cometer los mismos errores que le costaron varios años de privación de libertad.

Finalmente quiero mencionar que el curso de PROSODE me brindó la gran oportunidad de conocer la verdadera realidad que existe detrás de las puertas de un penal y me permitió ayudar a muchas personas que no cuentan con recursos económicos para contratar los servicios de un abogado particular, personas que siempre estarán esperando recibir una ayuda y que te agradecerán por lo poco o mucho que puedas hacer por ellos. Asimismo, no debemos olvidar que todos los internos a pesar de haber cometido uno o varios delitos, merecen tener una vida digna como la que cualquiera de nosotros tiene y que ya suficiente castigo reciben al privárseles de su libertad.

 

 

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