Y veo las rodillas de tus dedos doblándose gatunamente hacia la almohada de aquel paredón
acurrucando tu dorso asiluetado como un reloj de arena
africana de mis deseos diabólicos de carmesí varonil
doblas la línea recta como un signo de interrogación caliente
perfume de sudor que se sumerge en la dinámica habitación
hecha para dos animales devoradores de cualquiera santidad sana
Y veo ahora tus palmas clavadas y contentas por la recepción del pecado
capital de tus anhelos sabatinos en espera del generoso estigma
sudadas por el halo despertar del juego del cóncavoyconvexo
animalístico instintístico para quedar totalmente dormidos
después como dos trompas elefantísticas en una cama de dos plazas
de dos plazas de quemante reproducción romántica mágica musical y cretina
Lovón Cueva, Marco Antonio. En el juego del cóncavoyconvexo. Lima: 9 octubre 2016.