20/12/10: Entrevista a Santiago Levy: “Los beneficios sociales deben ser universales”

Experto del BID dice que se podrían financiar con tributos
El Comercio
Por: Mariella Balbi

Usted es un experto en programas de lucha contra la pobreza y ha venido al Perú para dar una conferencia sobre crecimiento de la productividad y políticas de seguridad social (seguro médico, pensiones, seguro de desempleo, dónde existe, etc.).

¿Cuál es la relación entre estos?
Por lo general no se relacionan estos dos temas en América Latina, pero existe una vinculación bastante estrecha. En nuestro continente muchos de los sistemas de seguridad social son una fuente de informalidad, la generan, y la informalidad reduce la productividad. Sin embargo, la legislación sobre beneficios sociales pretende ser el instrumento redistributivo por excelencia.

¿Más informalidad aun que la que tenemos en el Perú?
La mayor parte de los países de América Latina, México, Perú, Colombia, Argentina y otros, tiene un mercado laboral en el que unos trabajadores son formales y otros son informales, igual con las empresas, las hay de los dos tipos. Generalmente, los trabajadores en el sector formal son más productivos que en el informal, aunque tengan la misma edad e igual grado de instrucción. Un varón de 24 años, con cuarto de primaria que pasa su vida en el sector informal, probablemente no va a cambiar mucho su productividad. Pero si consigue un empleo en el sector formal, en los primeros años esta no cambiará, sin embargo, con el tiempo aumentará. La empresa lo irá capacitando, invertirá un poquito en él, las compañías más formales adoptan tecnología nueva. Las informales por lo general son más chiquitas, familiares y son ilegales. Muchas pueden ser muy dinámicas, pero no son fuente del incremento de la productividad para el país.
¿Eso está probado?

Hay muchas investigaciones que estamos haciendo en el Banco Interamericano de Desarrollo y existe evidencia empírica que las empresas formales son más productivas que las informales.

Es desastroso porque América Latina es bastante informal. Entonces no tendremos un incremento de la productividad…
Lo va a tener, porque también hay empresas formales, pero menos de lo que pudiese aumentar. Según los datos, en general el desempeño de América Latina ha sido pobre. Hay muchas razones: tanta crisis macroeconómica, tanta inestabilidad, pero también es cierto que América Latina se distingue del resto del mundo por tener una altísima informalidad. ¿Por qué es importante el incremento de la productividad? Porque los países crecen por dos razones: porque invierten más o porque su productividad es alta. Si queremos seguir creciendo entre 7% y 8% durante muchos años, es importante que la productividad se incremente más rápidamente.

¿Si no, nos estancamos?
Vamos a seguir creciendo, pero no vamos a poder sostener tasas del 8% o 9% porque nosotros no ahorramos tanto como los países asiáticos. Las tasas de ahorro de América Latina son de 20% a 23%. Los chinos ahorran casi el 45% de sus ingresos. Por eso es tan importante que nuestra región incremente la productividad.

¿Todos los países latinoamericanos están en el mismo nivel?
Chile es el más avanzado, ha impulsado más el crecimiento de la productividad y la informalidad es menor. En el otro extremo está Centroamérica. Perú está en el medio. En general, el crecimiento de la productividad ha sido mediocre en América Latina. Entre 1960 y el 2007, el ingreso per cápita de América Latina cayó con respecto a EE.UU. debido a la baja de la productividad y no porque ahorráramos menos que los estadounidenses o trabajáramos menos horas. Mirando hacia adelante, ya conquistamos la estabilidad macroeconómica en América Latina, falta conquistar la productividad.

¿Y cómo se explica el crecimiento de 7% del Perú en los últimos años?
Toda la región está cosechando los frutos de la estabilidad macroeconómica, las empresas tienen un horizonte de planeamiento mucho mayor y eso da ganancias inmediatas. También hay un contexto internacional particularmente favorable, los precios de los minerales están altos y el crecimiento de China y Asia en general ha ayudado mucho a Sudamérica. Pero lo que no queremos es seguir dependiendo del contexto mundial, sí alcanzar un crecimiento sostenido con mayor fuerza interna.

¿El crecimiento del Perú no es sostenible?
Lo es. La pregunta es si será al 6% o al 9%. Con estabilidad macroeconómica y con un contexto internacional favorable puede crecer durante años al 6%. Me refiero a una perspectiva de dos décadas, no a lo inmediato. Crecer al 9% en 20 años le permitiría recuperar lo perdido y tener una clase media con ingresos más altos, pero esto solo se logra con un incremento de la productividad mucho mayor.

¿Cuál es la fórmula mágica para salir de la informalidad y ser más productivos?
No hay una varita mágica, son muchas las causas. Lo que traigo a la mesa de discusión es que mucha de la segmentación entre trabajadores y empresas formales o informales tiene que ver con instituciones muy enraizadas en la arquitectura política y jurídica de América Latina. Nuestras leyes separan a los trabajadores entre asalariados, con derechos, y los no asalariados, con ciertos beneficios. Para algunos del primer grupo las leyes se violan y pasan a ser informales. A través de la informalidad muchas empresas evaden la legislación social.
En el Perú es un modus vivendi.

No solo aquí, en toda Latinoamérica. El punto y el problema es que la informalidad laboral tiene un costo: la baja de la productividad.

Los empresarios locales sostienen que los beneficios laborales resultan muy onerosos e impagables para la pequeña empresa.
Los formales sí los pagan y los tienen, aunque no los aprecian, y los informales tienen algo [las políticas sociales], pero no pagan. Entonces hay un subsidio a la informalidad y un impuesto a la formalidad. La disyuntiva es: ¿Mantenemos esta estructura permanentemente a un costo a mediano plazo sumamente alto para nuestros países y para nuestra capacidad de competir con el resto del mundo, con Asia? ¿O entendemos bien la segmentación de estas estructuras y vemos qué se puede hacer al respecto? Es cierto que para las empresas pequeñas los sobrecostos no salariales son altísimos. Y viene otra disyuntiva: ¿Le quito a los trabajadores esos beneficios? Desde el punto de vista social, no es deseable, tampoco respecto de lo que es redistribución, combate de la desigualdad. Si obligo a que las empresas paguen esto, se genera una gran cantidad de evasión y de informalidad.

Y si los pagan, quiebran…
Lo que planteo es por qué no nos salimos del dilema en el que nos encontramos y empezamos a pensar, a mediano plazo, en sistemas de beneficios sociales más universales, que no estén financiados solo por la planilla. En vez de ser pagados por las compañías, que se paguen de la tributación general. Permitiríamos a todo tipo de empresas contratar a los trabajadores de manera más eficaz, de hecho se borraría la línea divisoria entre formales e informales, esto tiene un gran impacto en la productividad…

¿Cuál sería la manera?
Al haber conquistado la estabilidad macroeconómica, Latinoamérica ya está lista para asumir nuevos retos. Empecemos entonces a construir sistemas de beneficios sociales universales como los países europeos, como Inglaterra, donde todos tienen atención médica gratuita. No hay distinción entre la salud de los formales e informales.
Se critica la política de beneficios sociales en Europa, se habla de fracaso.
Elijamos lo bueno. Las de América Latina han fracasado más. El porcentaje de la fuerza de trabajo con beneficios, de formales, es del 30%. Qué mayor fracaso que ese.

¿Ese es el paso clave para combatir la informalidad?
No es el único, pero sí es muy importante, tal vez indispensable.

¿Cómo se financia?
Lo importante es que no se puede financiar con el impuesto a la planilla. Entonces la discusión ya es otra: es saber cuál es la estructura fiscal apropiada que permite sustituir un impuesto al salario por otro que sea más equitativo y mucho más productivo. Los recursos se pueden generar vía impuestos al consumo y al ingreso. Se logra un mejor grado de redistribución y se gana un país más legal y más productivo. Lo actual deja fuera al 70% de los trabajadores y tiene un costo enorme en productividad. Difícil pensar en algo peor. Hagamos un modelo latinoamericano propio que en un mediano plazo nos permita transitar a sistemas de derechos sociales universales. Cambiemos gradualmente el financiamiento de estos beneficios, dejemos de depender del impuesto a la planilla, todo lo que las empresas chiquitas no pueden pagar, y que se invierta en los trabajadores. En México más del 60% de las empresas son informales y más del 90% de las empresas tienen cinco trabajadores o menos.

¿Esto incluye la estabilidad laboral total?
No, lo que tienes es que proteger a los trabajadores con un seguro de desempleo, con un instrumento moderno. Es lo justo. La estabilidad total solo la gozan los formales. Nuestros beneficios sociales no están funcionando, son buenas intenciones, malos resultados. Las pensiones también vendrían de la tributación general. Qué va a ocurrir dentro de 20 años a quienes no cotizan ahora para su pensión. Al Estado le saldrá carísimo, mejor pagarlo ahora. Dejarlos abandonados no es una política social muy incluyente.

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