De 178 países, el Perú ocupa el primer lugar en accidentes de tránsito, y en calidad educativa ocupa el último lugar. Las encuestas revelan que el 75 % de la población es deshonesta y que el 95% considera que el principal problema es la corrupción. También existe la percepción que el magisterio y el profesorado universitario alcanza la tercera etapa del desarrollo moral según Kohlberg.
Es claro, que la corrupción y en consecuencia la ola de violencia donde los accidentes de tránsito son los aspectos más saltantes en los medios de comunicación, es una consecuencia del modelo educativo y de formación universitaria imperante. Para solucionar este problema, se debe tomar conciencia, que solo será posible, cambiando el modelo educativo y la formación universitaria actual. Pero, lo lógico es que, los llamados a afrontar esta tarea son el Magisterio y el Profesorado Universitario, quienes a la vez son los responsables directos del actual modelo educativo, causa de la corrupción generalizada, con lo cual, estamos frente a un círculo vicioso.
¿Cómo salir de este círculo vicioso, con un magisterio y profesorado universitario que exhiben bajo desarrollo moral? ¿Cómo romper este círculo vicioso, con políticos formados en este modelo educativo, cuyas decisiones exhiben indicadores de corrupción? ¿Quiénes son la reserva moral del país que desde el fondo del pozo, puede empezar a construir un modelo educativo nuevo que permita una educación productiva y un comportamiento moral sano?
Pienso, que identificar el problema es parte de la solución. Es decir, si cada uno de nosotros, nos damos cuenta que somos parte del problema, seremos parte de la solución. Pero, estas frases son gaseosas, sino se acompañan con acciones de política factibles de realizar en las circunstancias actuales. Planteo tres políticas.
Primera política:
En cada disciplina (matemáticas, química, física, biología, etc.), en cada rama de las tecnologías e ingenierías (educación, sicología, economía, historia, literatura, agricultura, construcción, etc.) y en cada rama de la producción, existen peruanos y peruanas, que gozan de una reconocida producción en diversos aspectos. Esa es la reserva moral a la que debemos acudir. Es importante, que estas personas sean convocadas publicamente, para conformar una Comisión Nacional de Evaluación, responsable de preparar los exámenes para aplicar a los estudiantes en los niveles de primaria y secundaria de los colegios estatales y privados con el fin de acreditar su educación básica (pasar de año). Un exámen a mitad de año y otro al finalizar.
Segunda política:
Ampliar el horario escolar a ocho horas diarias en dos turnos de cuatro horas en la mañana (8 a 12 m.) y de cuatro horas en la tarde (2 a 6 p.m.) y estandarizar en estos horarios a nivel nacional clases de cursos básicos que se difundirán por TV, radio, periódicos e internet, que cubran la formación básica a nivel nacional, hasta que progresivamente se vayan organizando y construyendo los centros educativos con capacidad para poder atender en aula a todos los estudiantes en grupos no mayores a 20 alumnos por aula. Las clases se desarrollarán de acuerdo a las sumillas de los cursos, preparados por la Comisión Nacional de Evaluación.
Tercera política:
Con los académicos que ostenten descubrimientos, inventos, patentes, proyectos de desarrollo de impacto en la comunidad, constituir una Comisión de Fiscalización de las Universidades y los Institutos, con el fín de verificar que los profesores universitarios y de Institutos, efectivamente tengan los requisitos que exige la Ley para la categoría que ocupan. La falta de fiscalización, ha permitido que, por ejemplo la categoría de profesor principal en las universidades, sean ocupadas por profesores que no tienen trabajos de investigación originales y tampoco tienen grado de maestro en su especialidad, esto ha llevado que tanto en universidades privadas y públicas, se hayan agrupado profesores que han impedido que los talentos graduados en el exterior ingresen a ejercer investigación y docencia.