Es curioso observar que los candidatos presidenciales (Toledo, Fujimori, Humala, Castañeda, Kuczynsky y otros) tengan como prioridad en su campaña el problema de la educación. Pero, es lamentable, que los electores percibamos que no nos dicen como resolverlo, solo dicen generalidades y palabras gaseosas.
Todos coinciden que tenemos la peor educación, cuyo indicador es el grado de formación del egresado del colegio, de la escuela técnica y de la universidad, en comparación a los niveles de desarrollo en otros países. Si ese es el resultado, el peruano común, responderá que el problema son las instituciones educativas y la solución es clara, construir instituciones que produzcan un egresado mejor. ¿Simple no? Es el tipo de colegio, de escuela técnica y de universidad que hay que cambiar.
¿Por qué la campaña electoral no se centra en lo que realmente hay que hacer para resolver el problema educativo? Los candidatos deben responder a las preguntas ¿Qué tipo de colegio quieren? ¿Qué tipo de escuela técnica? ¿Qué tipo de universidad? Eso deben explicarle a los electores, y cuando lo hagan allí saldrá la gran diferencia del uno al otro, o quizá, se demuestre que realmente a todos no les interesa el problema educativo, y lo que están buscando es utilizar la necesidad de educación, para captar votos y hacerse del poder para propósitos particulares. Claro, discutir el problema educativo descarnadamente, desnudará a los candidatos, porque precisamente las instituciones educativas que hay en el país, no son ni colegios, ni escuelas técnicas, ni universidades, con excepciones en el error estadístico. ¿Qué hicieron entonces, los que por años trajinan en la política? Precisamente nada, y a esta constatación no escapan ninguno de los partidos o movimientos políticos en contienda electoral.
Para ilustrar la magnitud del desastre a la que han llevado a la educación peruana la clase política actual. Son ocho millones de peruanos en edad escolar hasta los 16 años. El estándar de calidad educativa aceptable es que el número de estudiantes por aula son 20, y el tiempo dedicado al estudio de 8 horas diarias. Para un grupo de veinte alumnos, se necesita un profesor laborando 32 horas en aula y ocho horas de actualización a la semana, mas un profesor a tiempo parcial, laborando 16 horas y 4 horas de preparación.
En el país deberá haber 400,000 aulas para el total de escolares. Estas para ser atendidas se requieren de 600,000 profesores. El sueldo de un profesor dedicado a tiempo completo a la educación, según los datos socioeconómicos, debe ser un básico de 2,500 soles mensual, es decir, son 30,000 soles anuales por profesor, que en total para los 600,000 profesores se tiene un estimado de 18 mil millones de soles anuales. El presupuesto para el año 2011 es de 87 mil millones. Es decir solo en planilla de los profesores para una educación de calidad, se debe asignar el 20,6 % del presupuesto. Un candidato presidencial, dijo, yo lo hago, aunque sea una locura, pero después ha desistido de su propuesta, porque los otros candidatos le dijeron que estaba loco, de donde iba a sacar el dinero.
La pregunta que debemos hacernos ¿Tan pobre es el Perú, que para cada 20 alumnos, no es posible asignar un presupuesto de 45 000 soles anuales en el pago de sus profesores? ¿Tan pobre que no es posible construir un aula para cada 20 alumnos? O al revés, los padres de 20 alumnos, no estarán en condiciones de construir un aula, dotarle de carpetas y baños, y a la vez pagar a sus profesores.
No solo, es un problema de organización, sino de política pública, de economía social. ¿Cómo contar con un presupuesto mayor en el país? ¿Tan pobres somos que con ese presupuesto del año 2011, si a cada peruano se le diera para que se mantenga, le correspondería a cada uno 2900 soles al año, es decir 8 soles diario para cubrir todas sus necesidades?
Para responder esas preguntas, solamente basta ver las utilidades que los “inversionistas” obtienen al año, dinero que se va al exterior, dinero que fuga, es decir invierten a cambio de nada para el desarrollo, como si el país fuera una chacra en la que no hay habitantes y a la cual hay que cultivar y cuando ya no rinda, abandonar. No puede ser otra la comparación, cuando vemos que de Huancavelica se extrae energía y minerales que enriquece a los inversionistas abismalmente en comparación a los habitantes del lugar, que han estancado su nivel de educación y pobreza desde que llegaron a sus tierras “los inversionistas”.
Con esto, intento graficar, que el problema educativo, es un problema de educación, no de las comunidades, sino de los inversionistas, ellos no están educados en los valores de la solidaridad, el respeto, la tolerancia, el cuidado del medio ambiente, el desarrollo. Duele escuchar que en las campañas electorales, los candidatos se refieran al problema educativo, como problema exclusivo de las comunidades andinas o selváticas o costeñas y de los pobres, cuando todos saben que allí, los peruanos y peruanas, desde niños, aprenden el valor de la solidaridad, el valor que la fuente de la riqueza es el trabajo y no la usura, aprenden el valor del respeto por el otro, aprenden la disciplina que forma el trabajo honrado y; para nada se refieren al problema educativo que sufren “los inversionistas” a los que tanto rinden adulaciones los candidatos de derecha y de izquierda, aquellos que deseducan e inculcan antivalores del ocio improductivo, el facilismo, el plagio, la usura, el crédito irresponsable, el derroche, el irrespeto y la drogadicción.
Referirse a las escuelas técnicas y a la universidades, es otro asunto espinoso que eluden los candidatos. Los mal llamados Institutos Tecnológicos, Institutos Pedagógicos, según la ocasión, los candidatos dicen, se han dedicado al negocio de los “cartones”. Poco sirve a la juventud, un cartón de esos, para el desempeño laboral, porque el cartón no trabaja. Sin embargo, las falacias para manipular a los jóvenes, se ven a diario en el marketing publicitario. Los institutos estatales languidecen en el abandono de infraestructura y carecen de profesores especializados, y los privados, más importancia le dan a la cera de los pisos, que a la esencia de la formación. Las universidades, no son tales, porque no existe investigación, aunque la ley universitaria, estipula a la investigación, como función principal de la universidad, éstas se han abocado al “negocio de los cartones”, pues no están capacitadas para realizar investigación, porque no cuentan entre su personal con profesores investigadores. Al revisar la planilla de los profesores principales de las universidades estatales, se encontrará que las ocupan personas, que no han acreditado haber hecho investigación, contraviniendo la ley universitaria que estipula que para ocupar ese cargo se debe haber hecho investigación. Hoy día, el salario de un profesor principal, es mayor a los 5,000 soles, a cambio de nada, porque los egresados, salen mal formados, y aquellos que desean acceder al mundo laboral, científico y tecnológico, tienen que emigrar a universidades del exterior a realizar estudios de postgrado y de investigación. Estos peruanos y peruanas esforzadas, ya no podrán regresar, porque los profesores principales de las universidades lo impiden.
Los candidatos, no hablan del tema educativo en su real dimensión, y como no lo hacen, tampoco, plantean soluciones viables. Una solución, a la mano, que no requiere mayor presupuesto, es hacer cumplir la ley en las universidades nacionales, exigiendo que las plazas de profesores principales sean ocupadas por personas que acreditan haber hecho investigación. Muchos peruanos investigadores que están en el extranjero, por un salario de 5,000 soles, para el costo de vida en el país, ya es atractivo. La institución que no acredita que sus profesores principales son investigadores, deberá cambiar de modalidad, y convertirse en Escuela Técnica, es una medida posible, y que no requiere mayor presupuesto. Pero de propuestas a la crisis institucional en la educación, los candidatos guardan silencio, porque en sus filas de congresistas tienen a promotores de Institutos y de Universidades, que no son ni instituto ni universidad, solamente están dedicadas al “negocio de los cartones”
Aparte están aquellas instituciones universitarias o de formación técnica, que son el error estadístico, el 2 % del total quizá, que se empeñan en hacer bien las cosas, cumplir con la ley, hacer investigación, formar bien a sus estudiantes. Pero, conviven con una presión fuerte del 98 % restante, para que bajen al llano, hagan lo mismo que la mayoría, ya me imagino en una reunión de la Asamblea Nacional de Rectores, a rectores que no han acreditado haber hecho investigación, preocuparse por la exigencia del nivel académico y de formación, porque en el fondo piensan que para el mercado laboral peruano es suficiente el negocio de los cartones, al fin de cuentas eso necesitan los jóvenes y por eso pagan las pensiones educativas. No se dan cuenta que no habrá desarrollo del país sin investigación, o si lo hacen, simplemente se hacen de la vista gorda. Esto es corrupción académica, y corrupción a secas, porque se utiliza los fondos públicos para otros fines, ajenos a los estipulados en la ley universitaria. Leer más