El desarrollo humano en una ciudad, está ligado a la calidad de vida que los habitantes de una ciudad tienen desde la infancia. ¿Qué calidad de vida, puede tener un niño que crece respirando humos de vehículos, sufriendo la congestión dentro de los micros y la bulla infernal de los embotellamientos? ¿Acaso no es un indicador de contaminación del aire que respiramos, que al tocar las ventanas de las casas o de objetos que están algunos días expuesto al aire, están cubiertos de un hollín negro, sobre todo de aquellas casas que se encuentran en las avenidas? Además, en el ambiente infesto descrito antes, el niño no tiene espacios para corretear libremente y sus juegos se reducen a aquellos que los padres pueden pagar en los parques de diversión cerrados. ¿Qué resiliencia, puede desarrollar un niño si sus espacios para el ejercicio y la resistencia física están limitados a las cuatro paredes de un departamento o un patio de una escuela o de un parque de diversión? ¿Qué calidad de vida, dan los gimnasios y piscinas que se ubican en las avenidas y los jóvenes realizan su ejercitación física respirando un aire infesto de gases tóxicos por la contaminación vehicular?

Sin embargo, las políticas de las autoridades municipales actuales, son todo lo contrario a lo que el sentido común indica. Hace tiempo, el alcalde Belmont esforzadamente, construyó vías para ciclistas, que hoy casi no se usan, porque los hizo al costado de las avenidas, es decir quien pedalea, respira en mayor cantidad los gases contaminantes. Sin embargo, hoy con las inauguraciones de nuevos carriles de pistas, by pass de seis carriles, grandes óvalos y parques de estacionamientos de los “megamercados”, que se han hecho eliminando las áreas destinadas a árboles, se ha proliferado aún más la contaminación vehicular, de tal manera que ya no quedan espacios para caminar ni para la ejercitación. No es cierto que con algunos parques grandes, o “minilagunas” la contaminación va disminuir y la calidad de vida mejorar. Pues, son alrededor de estos parques, que se generan nuevos focos de congestionamiento y contaminación vehicular.

Estas políticas contaminantes ya están siendo combatidas, pues, los vecinos de sectores urbanos, sin pensarlo quizá, por el problema de afrontar la inseguridad, han enrejado grandes zonas urbanas, impidiendo el ingreso de vehículos que no están autorizados, logrando espacios tranquilos y verdes, pero que falta darles el verdadero sentido, que deben adecuarse para espacios de recreación y de interacción comuninataria sana. Ya existen tramos largos de avenidas, donde no es posible el cruce de vehículos, por que las rejas cubren todas las bocacalles, resultando que la avenida se ha vuelto en luz verde para los vehículos.

Allí veo la semilla del algoritmo para el ordenamiento del tráfico y la disminución drástica de la contaminación, recuperando espacios para la práctica de la ejercitación y las zonas para árboles y jardines. No se requieren grandes avenidas de seis carriles, son suficientes las carreteras interdistritales (o interzonales) de dos carriles en un solo sentido, con luz verde, cuyo diseño permita espacios laterales para caminar. Es decir, 7 metros de pista, 4 metros de árboles y jardines en ambos lados y más de dos metros de vereda, junto a las casas. De esta manera quien camina por la vereda, no lo hace junto a los vehículos, como ocurren ahora que los árbolesy el jardín están en el centro de la avenida, y hay que caminar respirando directamente los humos tóxicos. Las carreteras en luz verde, deben servir principalmente para los buses grandes, cuyos paraderos deben estar en un solo punto en el distrito o la zona. A dichos puntos, se debe llegar a pie, o utilizando movilidad ligera como bicicletas, triciclos o combis. Se debe utilizar el concepto de tráfico calmado dentro de la zona, pero de tráfico rápido entre los distritos y las zonas por carreteras rápidas de luz verde con puentes peatonales. Con ello se ahorra tiempo y se reduce drásticamente la congestión vehicular.

De esta manera se logrará espacios amplios para que los niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos, puedan caminar libremente, correr, hacer deporte y ejercitarse en ambientes al aire libre, rodeados de árboles y jardines, sin tener que soportar los ruidos molestos del paso de vehículos, o respirar los humos tóxicos, asimismo, se superará la inseguridad que se genera por el paso de vehículos y personas ajenas a la zona.

Una Lima verde, por sus carreteras inerdistritales de luz verde y por la recuperación de sus calles para árboles y jardines; es una propuesta que deberá corregir las políticas contaminantes que se implementan actualmente.

Imagen tomada de aqui y de aqui