Este fin de semana se disputaron las Finales de la Copa Mundial de la FIFA 2010, la decimonovena edición del evento deportivo del año que se disputó por primera vez en África. Y las constantes reseñas, crónicas y relatos sobre Nelson Mandela, incluido el nombre de un estadio en Port Elizabeth, son el testimonio de una adoración consensual, cuya apoteosis fue la película Invictus del director Clint Eastwood. Con la Copa del Mundo de Fútbol, todo el planeta se unió en el culto al profeta visionario que rechazó la violencia y guió a su pueblo hacia una tierra prometida donde negros, mestizos y blancos viven en armonía.