Nuevo año, nuevos retos. Viejos problemas, viejas deudas, viejas historias. El 2011 cerró en lo ambiental con una agenda política marcada por la minería legal y la minería ilegal. Por un lado el proyecto Conga, de minería legal y amparado en un Estudio de Impacto Ambiental aprobado, tuvo que suspenderse por no generar suficiente credibilidad en que la operación era ambientalmente adecuada y socialmente favorable.
Más allá del proyecto en sí y de su validez técnica, los EIA demostraron otra vez que son percibidos como algo ajeno y burocrático. Nuestras autoridades nacionales y regionales generaron una imagen dividida y contradictoria. La institucionalidad en el país parece que tiene aún un camino por recorrer.