La presencia del Estado, como ha señalado claramente el PNUD, no es sinónimo de su tamaño, sino de las capacidades reales que tiene para cumplir con sus fines, en relación con el desarrollo humano. Es decir, que la presencia del Estado no se expresa en una comisaría o un puesto policial o militar. Ni siquiera en una escuela o puesto de salud, si éstos no cumplen a cabalidad el propósito de brindar bienestar y desarrollo a los ciudadanos. El Estado está presente cuando puede proveer una serie de bienes y servicios de distinta naturaleza, necesarios para la comunidad, expresados en salud, educación, infraestructura, saneamiento, justicia, seguridad, ciudadanía, etc., es decir, elementos mínimos que requieren las personas para su desarrollo y que el Estado debe suministrarlos o promoverlos.
El Estado Móvil
El Estado es la expresión jurídica de la sociedad y se debe a ella en su actuación política, legal y administrativa. Se entiende que siendo la sociedad la parte constitutiva del Estado, el bienestar de los ciudadanos depende en gran medida –aunque no en todo- de lo que haga o deje de hacer el Estado. Por tanto, el quehacer del Estado debe estar intensamente articulado a los intereses de la sociedad. Sin embargo, en el Perú, la realidad muestra otra faceta: el Estado ha adquirido niveles inimaginables de autonomía y paulatinamente se ha separado de la sociedad, teniendo en algunos lugares del territorio una presencia virtual, es decir, irreal y hasta inexistente para muchos peruanos.