Es probable que éste sea el peor año para la economía mundial desde la segunda guerra mundial, pues el Banco Mundial calcula que la reducción será del 2 por ciento, aproximadamente. Incluso los países en desarrollo que hicieron todo bien –y aplicaron políticas reguladoras y macroeconómicas mucho mejores que las de los Estados Unidos– están sintiendo sus efectos. Es probable que, a consecuencia en gran medida de una caída en picado de las exportaciones, China siga creciendo, pero a un ritmo mucho menor que el de entre 11 y 12 por ciento de crecimiento anual de los últimos años. A no ser que se haga algo, la crisis hundirá más en la pobreza nada menos que a 200 millones de personas.
Esta crisis mundial requiere una reacción mundial, pero, lamentablemente, el deber de reaccionar sigue circunscrito en el nivel nacional. Cada país intentará formular su plan de estímulo con vistas a las repercusiones en sus ciudadanos… y no a escala mundial.