EL CENTRALISMO IDEOLÓGICO CONSISTE EN AQUELLA CREENCIA POR LA CUAL SE VALORA MÁS LO QUE PROVIENE DEL “CENTRO” O DE LA CAPITAL, MIENTRAS QUE SE DESPRECIA O MINUSVALORA AQUELLO QUE PROVIENE DEL “INTERIOR”. POR EJEMPLO, MUCHA GENTE CONSIDERA QUE SE VIVE MEJOR EN LA CAPITAL (YA SEA DEL PAÍS O DE LA REGIÓN) O QUE EL ESTILO DE VIDA DE DICHA CIUDAD TIENE QUE SER IMITADO POR TODOS.
Muchas veces, esta dimensión de centralismo se expresa de manera discriminatoria, como cuando se habla de Lima como si fuera todo el Perú, cosa que ocurre frecuentemente en las noticias, o cuando la gente de Lima se cree “superior” al resto (“los provincianos”). Este fue el caso, por ejemplo, del ministro Ántero Flórez Araoz, quien en el año 2006 expresó en una entrevista: “Cómo se va a preguntar a llamas y vicuñas por la firma del TLC”.
Muchas veces, esta dimensión de centralismo se expresa de manera discriminatoria, como cuando se habla de Lima como si fuera todo el Perú, cosa que ocurre frecuentemente en las noticias, o cuando la gente de Lima se cree “superior” al resto (“los provincianos”). Este fue el caso, por ejemplo, del ministro Ántero Flórez Araoz, quien en el año 2006 expresó en una entrevista: “Cómo se va a preguntar a llamas y vicuñas por la firma del TLC”.
Lo más grave es que estas ideas no solamente las tienen personas que viven en Lima y discriminan al resto del país sino que también son compartidas por la mayoría de peruanos de manera inconsciente. Esto se repite, de manera particular, en las capitales regionales. Por ejemplo, los cusqueños, cuando hablan de Cusco, generalmente piensan en la capital y no en Chumbivilcas, Paruro o Quispicanchis; o en Iquitos, que piensan que todo Loreto se reduce a la ciudad y sus alrededores.