El espíritu de «I have a dream»

Cuando el día empezaba a declinar, en medio del calor, tras una larga marcha y una tarde de discursos sobre leyes federales, desempleo y justicia racial y social, el reverendo Martin Luther King subió por fin al estrado, delante del monumento a Lincoln, para dirigirse a la muchedumbre de 250.000 personas reunidas en el National Mall de Washington.

Empezó despacio, con una gravedad magistral, hablando de lo que suponía ser negro en Estados Unidos en 1963 y la “vergonzosa situación” de las relaciones entre razas 100 años después de la Proclamación de las leyes de emancipación. A diferencia de muchos de los oradores anteriores, King no habló de ningún proyecto de ley concreto de los que estaban en el Congreso ni de las demandas de los manifestantes. Lo que hizo fue situar el movimiento de los derechos civiles en el contexto general de la historia —el pasado, el presente y el futuro— y en la visión intemporal de las Escrituras.

El reverendo King estaba a mitad del discurso que había preparado cuando Mahalia Jackson —que unas horas antes había ofrecido una conmovedora versión del espiritual He sido rechazado y he sido despreciado— le gritó desde la tribuna de los oradores: “¡Háblales del Sueño, Martin, háblales del Sueño!”; se refería a una frase que él había pronunciado en ocasiones anteriores. Y el reverendo King dejó a un lado el texto de su discurso y comenzó una extraordinaria improvisación sobre el tema del sueño, que acabaría por convertirse en uno de los estribillos más conocidos del mundo.

Martin Luther King

Con su estrofa improvisada, el reverendo King entró de un salto en la historia, pasó de la prosa a la poesía, del podio al púlpito. Su voz se agrandó en un crescendo emocional mientras pasaba de una pesimista valoración de la injusticias sociales del momento a una visión radiante de esperanza, de lo que podía ser América. “Tengo un sueño”, declaró, “que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no se les juzgará por el color de su piel sino por el contenido de su carácter. ¡Hoy tengo un sueño!“.

Muchos de los que se encontraban en la multitud esa tarde, hace 50 años, habían llegado en trenes y autobuses de todo el país. Muchos llevaban sombreros e iban endomingados —”Por aquel entonces”, recordaría después el líder de los derechos civiles John Lewis, “cuando iba a una manifestación, se ponía sus mejores prendas”— y la Cruz Roja repartía cubitos de hielo para aliviar el sofocante calor de agosto. Aun así, pese al cansancio después de una larga jornada, todos quedaron absolutamente electrizados por King. Hubo un silencio reverencial cuando tomó la palabra, cuando empezó a hablar de su sueño, gritaron “Amén” y “Predique, doctor King, predique”, y en todo momento le respondieron, según su consejero Clarence B. Jones, “con todas las versiones imaginables de las exclamaciones que se oyen en una iglesia baptista, multiplicadas por mil”.

Podía sentirse “la pasión que le transmitía la gente”, escribió posteriormente James Baldwin, que se había sentido escéptico ante la marcha, y en aquel momento, “casi pareció que estábamos en una montaña y veíamos nuestro legado; quizá podíamos lograr que el reino se hiciera realidad”.

El discurso de Martin Luther King fue no solo el corazón y el pilar emocional de la marcha sobre Washington, sino la prueba del poder de transformación y la magia de las palabras de un hombre.

Cincuenta años después, sigue siendo un discurso capaz de conmover hasta las lágrimas. Cincuenta años después, los escolares recitan sus frases más famosas, y los músicos las utilizan. Cincuenta años después, esas palabras, “Tengo un sueño”, se han convertido en el símbolo del compromiso de King con la libertad, la justicia social y la no violencia, y han inspirado a los activistas desde la plaza de Tiananmen hasta Soweto, desde Europa del Este hasta Cisjordania.■

 

Fragmento del artículo «El poder permanente del discurso sobre el sueño de King», publicado en El País de España, el 28 de agosto de 2013. Editado por: FRANCISCO CÓRDOVA SÁNCHEZ

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«El poder permanente del discurso sobre el sueño de King» TEXTO COMPLETO

Tengo un Sueño – Discurso de Martin Luther King.PDF

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