Perú y Bolivia retiraron sus respectivos embajadores hace pocos meses, en medio de insultos del presidente boliviano, Evo Morales, a su colega peruano, Alan García, por presuntamente tratar de perjudicar las aspiraciones bolivianas de obtener una salida al océano Pacífico. Anteriormente, Perú había presentado una demanda contra Chile en la Corte Internacional de La Haya por una vieja disputa sobre el área marítima de unos 37.900 kilómetros cuadrados frente a la frontera entre ambos países. Mientras tanto, sigue latente la disputa entre Chile y Bolivia por la exigencia boliviana de una franja de tierra soberana en el norte de Chile que le proporcione una salida al mar. Uruguay y la Argentina prácticamente no se hablan desde que el gobierno del ex presidente argentino, Néstor Kirchner, respaldó a manifestantes que cortaron las rutas de acceso fronterizo a Uruguay protestando por presuntos daños ecológicos de una papelera finlandesa en la costa uruguaya, a pesar de que estudios del Banco Mundial revelaron que las plantas no eran contaminantes. Las relaciones entre Brasil y Bolivia siguen afectadas por la estatización de plantas petroleras brasileñas realizada en Bolivia. Y Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua —y en tono algo más mesurado Brasil, la Argentina y Paraguay— no pierden ocasión de culpar a Estados Unidos y España por su retraso económico, acusando a los países más ricos de ser la causa de su subdesarrollo regional.
DESUNIÓN LATINOAMERICANA
[Por Andrés Oppenheimer]. En momentos de escribir estas líneas, da la impresión de que el continente americano es una región de “todos contra todos”. Nunca se han visto más cumbres latinoamericanas proclamando solemnemente la integración regional, ni tantas peleas entre países vecinos. El presidente narcisista-leninista de Venezuela, Hugo Chávez, no ha dejado de pelearse prácticamente con nadie que no integre su bloque de aliados incondicionales. Acaba de proclamar que “vientos de guerra” soplan sobre la región y que “estamos listos para el combate” con la vecina Colombia. Sus embajadores deben vivir con las maletas preparadas, porque Chávez constantemente anuncia “congelamientos” de relaciones diplomáticas —los más frecuentes con Estados Unidos y Colombia— y los llama en consultas a Caracas, para luego volver a enviarlos a sus destinos pocas semanas después. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ha roto relaciones diplomáticas con Colombia, luego de que el ejército colombiano atacara una base de las narco guerrillas colombianas FARC en Ecuador y confiscara archivos de computadoras —certificadas como auténticas por un peritaje internacional de Interpol—, que mostraron el activo apoyo de Ecuador y Venezuela a la guerrilla colombiana.