Con sus 50 años cumplidos el 21 de abril pasado, la Explanada de los Ministerios de Brasilia, considerada su eje central, con grandes áreas verdes, está engalanada y presta para acoger las cerca de 70 mil personas que esperan en los diferentes actos vinculados a la ceremonia de investidura. La Explanada de los Ministerios acoge además de los edificios de los ministerios, las sedes de los tres poderes, la Catedral de Brasilia, el Museo Nacional y el Teatro Nacional, entre otros. Rousseff hablará al pueblo brasileño desde la Plaza de los Tres Poderes.
Declarada en 1987 por la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (UNESCO) Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, Brasilia comenzó a construirse en 1956 y se inauguró oficialmente el 21 de abril de 1960, cuando se instalaron los tres poderes. Brasilia supuso la materialización del deseo brasileño de agrupar en un lugar la capital, ya que, hasta entonces, dos ciudades se repartían la función: Salvador de Bahía y Río de Janeiro, situadas al oeste, junto al Océano Atlántico y separadas entre sí por más de mil kilómetros.
La gloria del trazado de Brasilia, que desde el aire semeja un avión o un ave con sus alas extendidas, corresponde a Lucio Costa, ganador del concurso convocado por ese genio del diseño, el afamado Oscar Niemeyer, a quien se deben la mayoría de las más relevantes construcciones de esta capital, y hoy, con 103 años se mantiene lúcido y trabajando. Tal vez por ello, Niemeyer señaló en alguna ocasión que “me importa poco que se diga que soy el arquitecto de Brasilia siempre que se diga también que Lucio Costa es su urbanista. Fue a él al que se le encomendó la tarea principal: proyectar la ciudad, las calles, las plazas, los volúmenes y los espacios libres. Mi colaboración fue más modesta y se limitó a los palacios de Gobierno”.
Lo cierto es que el proyecto de Brasilia, trazado a partir de grandes avenidas y dividido por sectores, con un eje central donde radican los tres poderes y los ministerios, constituye referencia para diseñadores de todo el planeta de cómo deben ser concebidas las nuevas urbes. El sueño de los diseñadores era el de crear la utopía de la ciudad moderna, un lugar donde no existiesen diferencias sociales, donde no hubiese ricos ni pobres, donde todos los habitantes fueran iguales.
Admiran por su belleza constructiva los Palacios de Planalto (sede del gobierno, actualmente en reparación general), de la Alvorada (residencia de los presidentes) y el de los dos Arcos o de Itamaraty (Ministerio de Relaciones Exteriores), todos debidos a Niemeyer. También pertenecen a su magia arquitectónica la Plaza de los Tres Poderes, las sedes del Tribunal Supremo Federal y el Congreso Nacional, la Catedral, la Biblioteca y el Museo, así como 11 edificios estándar para los ministerios, entre otras obras.
Proyectada en un inicio para 500.000 habitantes, pronto su capacidad se desbordó y no tardaron en aparecer los típicos problemas de las grandes ciudades. Actualmente, Brasilia cuenta con una población de más de 2.500.000 personas, repartidas entre el plano original y los diferentes barrios que han ido naciendo alrededor. Al fin y al cabo, la vida se abre paso, con sus defectos y virtudes, aunque la intentemos organizar con proyectos previamente establecidos. Aún así, la ciudad es un referente mundial debido a la calidad de la arquitectura que en ella se realizó, y cumple la función para la que se creó, ser la capital de uno de los mayores países de la Tierra.
Es precisamente esta ciudad la que el 1 de enero acaparará la atención nacional e internacional con la investidura de Dilma Rousseff, la primera mujer presidenta de Brasil.■
VER:
Vida y Obra de Oscar Niemeyer,
Niemeyer, el siglo de un genio,
GALERÍA FOTOGRÁFICA DE BRASILIA
Textos e Imágenes: PRENSA LATINA, y Hebe Magazine Blog.