Además, los sufragantes tendrán el derecho de participar en la toma de decisiones, formando parte de los órganos consultores de participación y de coordinación, establecidos por normas expresas, como son el Consejo de Coordinación local, regional, provincial o distrital, las juntas de delegados vecinales y comunales, el consejo de la juventud, los comités de seguridad ciudadana, de defensa civil, de gestión ambiental, de centros poblados y agencias municipales, de igualdad de género, de administración del programa del Vaso de Leche, etc., ya que sin la participación de los vecinos, el mandato dado a las nuevas autoridades carecerá del soporte necesario para la consecución de los objetivos y metas trazadas.
Esta responsabilidad involucra a todos los vecinos, así no hayan votado por el candidato ganador de la contienda electoral, porque se heredarán deudas. Al respecto, es interesante saber que el apóstol San Pablo en su epístola a los romanos, parafraseando las palabras de Jesús, conmina al pueblo, para que sin excepción, cumpla con pagar sus tributos e impuestos y a darles a las autoridades honra y respeto.
Es obvio que habrá autoridades recién elegidas que no concluirán su actual mandato, en algunos casos porque serán revocados y, en otros, por incurrir en causal de vacancia del cargo, como consecuencia de decisiones equivocadas que, generalmente, y por desconocimiento se adoptan al comienzo de su gestión, por falta de un adecuado asesoramiento, tal como ha ocurrido durante el proceso eleccionario, en que lamentablemente por errores en temas triviales y de sencilla aplicación algunos candidatos fueron tachados, o impedidos de postular porque la inscripción de su lista fue declarada improcedente, por incumplir con los requisitos de género, de domicilio, y/u otras exigencias.
El primer día de enero próximo, las autoridades electas estarán invocando a Dios en la juramentación de sus cargos, y es correcto y obligatorio que lo hagan, ya que si han accedido al cargo es por la voluntad de Dios, porque es bíblico que las autoridades son puestas por Dios para el bien del pueblo y es en este sentido que el apóstol Pablo en la epístola mencionada nos precisa que «(…) no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas», siendo entonces oportuno que éstas, tal como lo hizo el Rey Salomón al asumir su cargo, pidan a Dios sabiduría para gobernar con acierto y desprendimiento, ejerciendo la vocación de servicio que los indujo a postular al cargo.
Entonces, el asunto no termina con la elección de las nuevas autoridades, sino que comienza ahora el ejercicio de una responsabilidad compartida en donde los presidentes regionales y los alcaldes, deberán desde el principio convocar al pueblo para que a través de sus respectivos órganos de coordinación y participación, trabajen unidos en el desarrollo integral, sostenible y armónico de su respectiva circunscripción, entonces los resultados serán diferentes a los que hasta ahora se han venido obteniendo.■
Artículo «Responsabilidad de las nuevas autoridades y sus electores», escrito por el abogado ©JOSÉ LOMBARDI PINGO, Asesor-Consultor del Instituto Regional de Administración Pública de Piura, publicado en el diario El Tiempo, el 05 de octubre de 2010.