Yunus y el Grameen Bank, milagro del microcrédito

PENSAR QUE UN PRÉSTAMO DE 27 DÓLARES otorgado del propio bolsillo del profesor Muhammad Yunus, en 1976, a una mujer para la fabricación artesanal de taburetes, no sólo cambiaría la vida de esta persona, sino que daría origen a un banco que ha proporcionado a la fecha más de 2,500 millones de dólares en microcréditos a personas pobres.

Se trata de la experiencia del llamado Banco de los Pobres, el Grameen Bank. El proyecto nació en Jobra, una aldea de Bangladesh, en 1976. Este banco es actualmente de propiedad de los prestatarios, que en su mayoría son mujeres. Esta entidad trabaja exclusivamente para ellos. Los prestatarios del Grameen Bank poseen en la actualidad el 94% del capital total del banco, el 6% restante es propiedad del gobierno.

La mayoría de los clientes son mujeres con el 96%, situación inversa de la mayoría de bancos comerciales. El historial de pagos del banco es sorprendente también, con el 98.85% de los créditos que son devueltos. La meta no es el lucro, la utilidad se reinvierte en nuevos préstamos. Tan sólo en Bangladesh, la estrategia y visión empresarial ha logrado sacar palpablemente de la pobreza a más de 2,5 millones de personas.

La aventura se inició gracias al profesor Muhammad Yunus, fundador del banco, quien agobiado por la miseria existente en su país empezó a estudiar la forma de sacar de la pobreza a millones de personas, de romper ese círculo casi interminable de miseria que tenía no sólo postrado al hombre y condenado a la muerte a millones de personas, sino a las generaciones venideras.

Por supuesto que necesitó más que dinero que prestar: se requirió un deseo de ayuda que rebasa lo extraordinario, un esfuerzo incansable de trabajo, de lucha contra la ignorancia, el tabú, la cultura involutiva, las costumbres, las concepciones fatalistas, que a veces parecen ser lo más difícil de derrotar.

El profesor Muhammad Yunus, doctorado en economía por la Universidad Vanderbilt, profesor en la Universidad de Chittagongen, junto con sus alumnos habían desarrollado varios proyectos, concretado algunos, a favor de las personas pobres, especialmente de los campesinos, pero estos eran paliativos, ya que el círculo de la pobreza seguía en movimiento.

El profesor, en sus interminables estadías en el campo con sus alumnos y en su incesante trabajo, se percató de que las personas pobres son extremadamente trabajadoras, pero también que las circunstancias que les rodean no les permitían salir de ese círculo de pobreza; la falta de capital era vital para que las personas pobres rompan ese círculo y cambien su destino.

Allí tiene protagonismo el Grameen Bank cuyo producto principal son los microcréditos, y que funciona mediante un préstamo que reciben grupos de cinco personas sin necesidad de aportar garantías patrimoniales; no obstante, el grupo entero pierde la posibilidad de pedir nuevos créditos si uno de sus miembros no logra devolver el préstamo de acuerdo con lo pactado con Grameen. Este sencillo sistema garantiza que sean las propias personas que reciben el préstamo, fundamentalmente mujeres, quienes actúan de supervisores de su pago, ya que el deseo de acceder a nuevos microcréditos les induce a intentar que todos los miembros del grupo puedan devolver el dinero prestado.

Alguna vez alguien le dijo al profesor Yunus: ¿por qué prestar al pobre que no tiene ningún respaldo? Yunus contestó: «qué mejor garantía la del pobre que su propia vida, ya que al no pagar el préstamo, sabe que no volverá a contar con el banco y que nadie lo ayudará con una oportunidad como esta».

El proyecto de Microcréditos propulsado por el Banco Grameen se ha expandido en muchos países y su meta es liberar del flagelo de la pobreza al mundo. Algunos dirán que es utópico, pero por lo pronto son millones los que han salido de la pobreza. El trabajo realizado por el Grameen Bank recibió el Premio Nobel de la Paz el año 2006, junto con su fundador Muhammad Yunus.

Si en nuestro país se iniciara un proyecto similar, este podría convertirse en una herramienta eficaz en la lucha contra la pobreza y la extrema pobreza; teniendo presente la idea de que otorgando un crédito se aprovecha la fuerza de las personas pobres generando con ello acción, trabajo, dinero, utilidad y bienestar, y dejando de lado el círculo de pobreza para generar el círculo de la riqueza. Podría decirse que el crédito libera el potencial de las personas.■

Texto del artículo «Banco de los pobres» de © RAFAEL TAPIA QUIROZ, publicado en La República, el 11/8/2009.

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Comentarios

  1. Un muy buen articulo, recoge y trasmite informacion sobre una extraordinaria experiencia.

    Publicado por operador financiero el:
  2. Muy interesante este articulo, muy bien planteado, ojala se llegue a implementar una experiencia como aquella en nuestro pais.

    Publicado por Danizza el:
  3. Es verdad, los mejores pagadores son los pobres, dadles un punto de apoyo y moveran la tierra, parafraseando a Arquimedes. Lo que menos se debe hacer es traficar con la pobreza, recordemos ese proverbio chino que dice"Si a un hombre le das pescado comera una vez, pero si le enseñas a pescar comera toda su vida,y de eso se trata no dar caridad sino de crear trabajo y esto se puede conseguir a travez de los microcreditos, con capacitscion parasu correcto uso. Quienes creen que hicieron Gamarra, fueron los probres que inmigraron a la capital, a falta de trabajo se hicieron comerciantes ambulantes despues fabricantes hoy exportadores, que una politica neoliberalista al extremo quiere exterminarlos con los TLCs firmados a diesta y siniestra. Ojala se masifique los microcreditos como una de las formas para reducir la pobreza.

    Publicado por Hermogenes Villanueva Torrealva el:

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