«El análisis acucioso de la relación humana entre don Quijote y Sancho Panza no puede ser entendida si no se tiene presente el hecho de que ambos están vinculados por un contrato que asigna a uno la posición dominante que implica el poder de dirección e impone a la otra la obligación de ofrecer la propia prestación en régimen de subordinación», dice José Manuel Lastra Lastra al reseñar el estupendo libro de Loy Gianni, <<El derecho del trabajo según Sancho Panza>> (Madrid: Ediciones Cinca, Fundación Jorge Caballero, 2009, 159 pp.). He aquí un breve resumen de esta reseña.
La relación laboral entre don Quijote y Sancho Panza, suscrita con un abrazo, es una relación viva y viviente. Es objeto de una continua y laboriosa negociación que se enriquece con el paso del tiempo y la inserción de específicas cláusulas contractuales. Cabe hacer notar que Sancho Panza en diversas ocasiones piensa romper el vínculo contractual para invocar la liquidación de todo lo que le correspondía en virtud de la relación de trabajo, circunstancia por la cual el autor afirma que la esencia de esta relación subordinada no ha sufrido, a lo largo del tiempo, modificaciones sustanciales y que, por tanto, el nexo existente entre don Quijote y Sancho Panza puede considerarse un arquetipo de las formas modernas que a distancia de los siglos se han afianzado.
Los dos protagonistas: amo y siervo, empresario y dependiente, representan los elementos esenciales de la relación de trabajo, personifican a los sujetos que intervienen en ella. Son personajes eternos e indispensables para el derecho del trabajo. Don Quijote es el amo, el moderno empresario; las peculiaridades de la figura empresarial son descritas con precisión en él, pues es quien posee los medios de producción, debe pagar para utilizar el trabajo ajeno. Señala Loy que la figura de Sancho, el trabajador, resulta aún más extraordinaria, subordinado y condicionado por el ambiente circundante con el deber de sostener a Teresa, su mujer, e hijos.
Sancho se atormenta por la incertidumbre de tener que elegir, en cuanto al pago por sus servicios, una retribución a merced o bien aceptar salario fijo. Opta por el sueño de convertirse en gobernador de una ínsula. Cuando finalmente es nominado para ocupar el puesto le asaltan ciertas dudas y no resiste la tentación, por lo que decide preguntar a la cabeza mágica de bronce ubicada en la casa de don Antonio, en Barcelona, “por ventura, cabeza ¿tendré otro gobierno?, ¿saldré de la estrechez de escudero?”. La seguridad a la que aspira Sancho es un elemento constitutivo del derecho del trabajo; éste como sinónimo de seguridad, pero también como posibilidad de cambio, no excluye las ilusiones de promoción social.
El sueño de Sancho es lúcido y consciente, sin embargo, sabe que la riqueza podrá llegar sólo gracias al trabajo y a cambio de mil sufrimientos, por lo que el escudero reflexiona: “entraré en mi casa rico y contento”; Teresa, su esposa, lo increpa y le dice: “sin gobiernos salisteis del vientre de vuestra madre, sin gobierno habéis vivido hasta ahora y sin gobierno os iréis a la sepultura. La mejor salsa es el hambre y como ésta no falta a los pobres, siempre comen con gusto”. En las expresiones anteriores están presentes los extremos de la dialéctica entre la conservación y la innovación; Teresa representa la conservación, la tradición; Sancho es el deseo de cambio.
En otra parte, don Quijote pretende explicar a su escudero la complejidad del sistema social y la justificación de la estratificación social de la época, pero Sancho, demostrando una madura conciencia de clase, rebate declarando su propio credo y convicciones: “dos linajes solos hay en el mundo, como decía una abuela mía, que son el tener y el no tener”. Don Quijote propone a Sancho compartir su propio status social: “Quiero que aquí a mi lado y en compañía de esta buena gente te sientes y que seas una misma cosa conmigo, que soy tu amo y natural señor; que comas en mi plato y bebas donde yo bebiere”.
Sancho lucha por ver incorporada una cláusula que le es particularmente importante, la de poderse expresar libremente, sin que su amo se lo pueda impedir. Señala Loy que esto encierra una historia de siglos del movimiento obrero y sindical.
A más de cuatro siglos de distancia, esta obra monumental invita a su lectura y reflexión del importante contenido y su riqueza temática, que en muchos de los casos se actualiza en el tiempo presente, en el que aparece en diversas partes del mundo la presencia de un larguirucho caballero y su escudero que, indomables y perseverantes, continúan en la memoria y el espíritu de la humanidad luchando en defensa de sus ideales.▄
FUENTE: Resumen del artículo «El derecho del trabajo según Sancho Panza», reseña del comentario escrito por ©José Manuel Lastra Lastra al libro de Loy Gianni. Publicado en Legis.Pe. Lastra es investigador de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de México; Premio UNAM en docencia 2002.
VER: TEXTO COMPLETO del artículo de José Manuel LASTRA LASTRA y reseña académica de GIANNI LOY.
EDICIÓN: Francisco Córdova Sánchez
El tener y no tener… Ser o no ser…