En el norte de Kenia se encuentra Umoja, uno de los experimentos sociales más interesantes de las últimas décadas: un pueblo donde no puede vivir ningún hombre, fundado por víctimas de ellos.
La violencia de género nunca desaparece, aunque ocasionalmente nos olvidemos de ella. La situación es aún más desesperada en otros rincones del mundo, donde la mutilación genital, los matrimonios concertados y las violaciones están a la orden del día. Uno de ellos es la región keniata de Samburu, azotada tanto por la organización patriarcal de la sociedad como por las salvajadas cometidas por los soldados británicos que durante décadas se asentaron en la zona.
En 1990, la región vio nacer uno de los experimentos sociales más peculiares de las últimas décadas, cuando quince mujeres que habían sido violadas por soldados británicos decidieron fundar Umoja (que significa “unidad” en swahili), un poblado formado sólo por mujeres a 380 kilómetros de Nairobi. Hoy en día viven allí 47 mujeres y 200 niños, que sobreviven gracias a las visitas de los turistas que se hospedan en el campamento que se encuentra a un kilómetro del pueblo y la venta de artesanía tradicional samburu. Gracias a su esfuerzo, y a pesar de las grandes dificultades que han tenido que afrontar desde su fundación, las mujeres de Umoja han conseguido crear una utopía de más de dos décadas de duración en la que, por una vez, la mujer keniata es la dueña de su propio destino.