Su infancia, atormentada por la muerte de su madre y la tiranía de su madrastra, que lo mantuvo relegado y formando parte de los criados de la casa, creó en el niño José María un vínculo entrañable con la lengua y cultura quechua, que internalizó tanto como el castellano, haciendo de él ese “hombre de dos mundos” que luego gravitaría en su obra literaria y etnológica.
En paralelo a una intensa labor como periodista, ensayista y musicólogo, elaboró una notable obra literaria que abarca poesía escrita en quechua, cuentos y novelas, entre las que destacan Yawar Fiesta, El sexto, Los ríos profundos (su obra maestra), Todos las sangres y la inconclusa El zorro de arriba y el zorro de abajo.
Aunque se le vincula a un segundo momento del indigenismo, José María Arguedas es un escritor sin par a nivel continental, tanto por su audaz propuesta de recrear la lengua quechua en la sintaxis castellana como por su proyecto de convertir un país escindido y de espaldas a su parte andina en un país de todas las sangres, ese que alcanzó a describir en el Chimbote de su última novela.
El intento le costó la vida, pero el tiempo lo ha consagrado como uno de los héroes de la cultura nacional, autor de una obra profética, lírica y violenta, que sigue interpelándonos.■
Texto del artículo «100 de Arguedas», escrito por ©FEDERICO DE CÁRDENAS en su columna “Cosas de la tribu”. La República, 16/1/2011.