¿Vivimos ahora mejor que hace unas décadas?
La respuesta a esta pregunta aparentemente sencilla puede variar enormemente según quién la responda, ya que, para algunos, los últimos 40 años han sido testigos de la expansión de una forma voraz de capitalismo global que ha hecho que las personas sean más vulnerables debido a la supresión de muchas de sus protecciones básicas mientras que, para otros, se trata de la época dorada de la globalización, en la que muchos países han decidido unirse a la lógica y a las oportunidades del mercado y han logrado un progreso sin precedentes.
Como parte de nuestra investigación para la elaboración del Informe sobre Desarrollo Humano 2010, queremos profundizar en la evolución del Índice de Desarrollo Humano (HDI) para intentar encontrar la respuesta. En un documento de antecedentes que estará disponible en línea en abril, George Gray y Mark Purser muestran algunos de sus impactantes resultados obtenidos del estudio de las tendencias globales del DH desde 1970.
Sin lugar a dudas, las últimas cuatro décadas han sido un periodo de progreso sustancial para el desarrollo humano en el conjunto del planeta, en las que el HDI medio ha crecido un 29% a nivel mundial. Desde 1970 sólo uno de los 111 países de los analizados ha sufrido un descenso en el HDI, concretamente Zambia.
Sorprendentemente, la evolución ascendente del HDI se debe a las mejoras en educación y sanidad. En 1970, el 60% de los adultos de todo el mundo sabían leer y escribir, y el 48% de los menores en edad escolar asistían al colegio. En 2007, las cifras han aumentado hasta el 84% y el 71%, respectivamente.
Con todo, ¿significa esto que quienes abogan por el libre mercado tienen razón al afirmar que los habitantes de los países en desarrollo viven ahora mejor gracias a la globalización?
Vayamos por partes. Las evidencias muestran que el aumento masivo logrado en educación y en sanidad durante los últimos 40 años tienen poco o nada que ver con la globalización. Se trata más bien del resultado de la decisión de los países de ampliar sus sistemas educativos y sanitarios, junto con las iniciativas de la comunicad internacional dirigidas a ampliar el acceso a vacunas y antibióticos. El avance del desarrollo humano es, de hecho, el ejemplo de que la intervención del Estado funciona.
Otra conclusión inesperada a la que han llegado Gray y Purser es que la correlación entre el crecimiento de los elementos económicos y no económicos del desarrollo humano observados durante el periodo de estudio es casi inexistente, lo que sugiere que la tan repetida afirmación de que el crecimiento es un medio necesario para avanzar en el desarrollo humano es, sencillamente, falsa.
Estos resultados merecen ser analizados y estudiados en mayor profundidad para comprender las causas de los avances de desarrollo humano observados, así como las políticas que pueden implementarse para eliminar de forma más rápida las brechas existentes.
Conocer el pasado es fundamental para comprender y modelar nuestro futuro, aunque no existan garantías de que lo que antes ha funcionado vaya a seguir siendo válido en un mundo tan cambiante como el actual. Asimismo, el hecho de que existan ciertos avances no debería hacernos olvidar que estas diferencias siguen siendo enormes. Por ejemplo, una persona nacida en Afganistán tenía una esperanza de vida de sólo 44 años en 2007, 39 menos que si hubiera nacido en Japón.
Quizás el reto más importante al que se enfrenta la humanidad sea comprender cómo podemos eliminar estas diferencias de forma progresiva. Es una cuestión vital que esperamos poder responder este otoño con el IDH 2010.■
Texto del artículo «Tendencias del desarrollo humano», escrito por ©FRANCISCO R. RODRÍGUEZ, Jefe del Equipo de Investigación, Oficina encargada del Informe sobre Desarrollo Humano, PNUD. Publicado en la Revista Hablemos sobre DH.