Huamanga y Lima: Después de Copenhague

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Lluvia en Lima

El clima nos envía alertas

La imprevisión cuesta vidas. No es la lluvia intensa, sino la suma de nuestras decisiones y acciones lo que define la seguridad de las ciudades. Precipitaciones como las ocurridas en Huamanga o en Lima no son extrañas en el país. Y sus efectos son un buen ejemplo de nuestra vulnerabilidad ante el calentamiento global, de sus dramáticos costos y de la urgencia de adoptar medidas de adaptación estrechamente vinculadas a una estrategia frente a los desastres naturales.

Lamentablemente, las noticias que llegaron desde Copenhague no fueron las mejores. Los fondos ahí prometidos no serán suficientes y, al final, la factura del cambio climático deberán “pagarla” los habitantes de los países más vulnerables, que son casi siempre los más pobres, quienes verán muchos de sus derechos fundamentales seriamente afectados, como ha sostenido la Defensoría del Pueblo.Aunque el Perú es un posible destinatario de los recursos internacionales ofrecidos, incluidos los que estarían orientados a la preservación de los bosques naturales, las políticas y medidas de adaptación simplemente no pueden esperar. Los recientes deslizamientos y la acelerada reducción de los glaciares andinos son prueba de ello. Debemos recordar que el 72% de las emergencias por peligros naturales es consecuencia de las variaciones climáticas.

Para encarar este desafío debemos reformar nuestro propio Estado. Necesitamos una política bien definida y enfocada en la protección de nuestros derechos, así como mecanismos de coordinación entre los distintos sectores y los diferentes niveles de gobierno. La ejecución requerirá de una entidad rectora fuerte, así como de los recursos financieros y humanos adecuados,

Construir esta trama institucional es y será una tarea crucial del Ministerio del Ambiente. Requerimos transitar de una mirada lejana (e incluso ajena) sobre lo que está ocurriendo, a una mirada cercana y concreta de su significado para nuestras vidas. En esta dramática coyuntura deben participar los medios de comunicación y la sociedad en su conjunto. Huamanga o Comas, en realidad, no están muy lejos de Copenhague.

Ivan Lanegra

Publicado en El Comercio, edición del 9 de enero de 2010, p. 8.
Foto: Andina/Jorge Paz

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