‘Culturas juveniles emergentes’ tema de la Plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura
Se reflexionó sobre la preocupación por la falta de orientación a la que está expuesta la juventud, que parece indiferente ante la compleja realidad social, política y religiosa, más aún si se considera que no solo son el futuro, sino el presente de la humanidad. La Iglesia asume la misión de explorar los nuevos fenómenos en la juventud para adaptar su mensaje y canalizar esa pasión que vive en los jóvenes hacia una espiritualidad en la que puedan tener un encuentro con Cristo.
“Por estas y muchas otras razones -concluía el Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura- me interesan los jóvenes que son el presente (y no sólo el futuro) de la humanidad. De los cinco mil millones de personas que viven en países en desarrollo, más de la mitad son menores de 25 años (85 % de los jóvenes de todo el mundo). Y por esto, dejando aparte el siempre necesario análisis objetivo socio-psicológico de la fe en los jóvenes, es decir, el significado de la presencia religiosa en ellos, preferiría apostar por la fe en los jóvenes, es decir, por la confianza en sus posibilidades, incluso cuando están sepultas bajos esas diferencias que, a primera vista, me impresionan”.
El obispo Azevedo en su intervención en la conferencia de prensa ha ilustrado el programa de la plenaria especificando que el objetivo es “indagar con objetividad el fenómeno nuevo, complejo y fragmentado de las culturas juveniles con la ayuda de expertos y escuchando el parecer de los miembros y consultores del Pontificio Consejo de la Cultura. Solo la apertura será pública en el Aula Magna de la universidad LUMSA, con la novedad de un concierto de rock que precederá la primera conferencia. En el documento de trabajo enviado a todos los participantes se clarifica nuestra perspectiva de análisis cultural de las transformaciones en los adolescentes y en los jóvenes que ponen en tela de juicio las prácticas evangelizadoras”.
“Hace algunos días -ha comentado- la Organización Internacional del Trabajo informaba de que 73,8 millones de jóvenes en el mundo carecen de trabajo y que habrá medio millón más de aquí al 2014. El dato plantea una serie de interrogantes: ¿Hay malestar frente a la política? ¿Miedo al futuro? ¿Los jóvenes se manifestarán? ¿El mito de la eterna juventud revela la ausencia de valor de la persona adulta?”. En este contexto y, después de una mirada de conjunto, el programa de la asamblea se centrará en algunas de las características más destacadas y de amplia resonancia cultural, como “la cultura digital que revoluciona el modelo y la gramática educativa”. Se analizarán las estructuras y rituales de ese lenguaje así como la importancia de la música, de los lugares de encuentro, etc… Todas ellas cuestiones que “requieren un discernimiento por parte de la Iglesia y un cambio profundo en el lenguaje y la creación de códigos para que la visión cristiana sea significativa”. También se hablará del “alfabeto emotivo” de los jóvenes abordando entre otros los temas del valor del cuerpo, las redes de amistad y el retardo en la autonomía.
El segundo día, tres jóvenes de tres diversos continentes reflexionarán sobre las razones para tener confianza en la juventud. A pesar del miedo al porvenir y del empeoramiento de las condiciones económicas, hay “enormes potencialidades, una creatividad increíble, un voluntariado lleno de altruismo y respuestas a las preguntas sobre el significado y la esperanza”.
Sucesivamente se afrontará el “gran argumento de generar en la fe que hemos llamado -ha dicho monseñor Azevedo- ‘batalla cultural’. Efectivamente, crear condiciones que hagan posible el encuentro con la persona de Cristo requiere un enfoque cultural, además de pastoral y teológico. Hay que entender la fatiga y a veces el fracaso de las praxis eclesiales, que ahonda la zanja entre los jóvenes y la Iglesia. También en la fe, la natalidad es baja. La generación de los adultos o no sabe cómo o no tiene espacio para ocuparse de su propia fe y generar en la fe”.
“La audiencia del Santo Padre, al inicio de los trabajos, constituirá un gran incentivo para este asamblea. Desde hace dos mil años, la Iglesia no tiene un estilo artístico predeterminado, ni tampoco un lenguaje predefinido. Tiene a la Persona y al mensaje de Jesús para transmitir en este tiempo absolutamente ‘multi-vertido’. Las culturas juveniles emergentes demuestran la vulnerabilidad, la inseguridad y la fragilidad de fórmulas repetitivas. Esta prometedora asamblea del Pontificio Consejo de la Cultura nos libera de la superficialidad y de la apatía y no tiene miedo de la confrontación con la verdad de las situaciones culturales”.
Artículo publicado en Vatican Information Service.