En Líbano, León XIV valoró la convivencia interreligiosa
6:00 p.m. | 5 dic 25 (NCR/RNS).- En la segunda etapa de su primera visita apostólica, León XIV llegó a un Líbano marcado por años de crisis económica y por la tensión persistente con Israel. Allí encontró un país que, pese a sus fracturas, mantiene viva una convivencia entre credos capaz de ofrecer al mundo un mensaje creíble de fraternidad. En encuentros significativos —primero con jóvenes cristianos y musulmanes, luego con líderes de diversas religiones— animó a todos a “desarmar el corazón” para construir juntos la vida común. Su mensaje fue inequívoco: la paz exige perseverancia, valentía y justicia.
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Reseña: Bienaventurados los que trabajan por la paz
Tras aterrizar en Beirut, el Papa se reunió con las autoridades políticas del Líbano, un país golpeado por una grave crisis financiera, un masivo desplazamiento de población, desempleo generalizado y un conflicto abierto con Israel. En 2020, la explosión en el puerto de Beirut dejó casi 300 muertos y miles de heridos, destruyó infraestructura clave y reservas alimentarias, y profundizó un colapso económico ya crítico. Las protestas y exigencias de rendición de cuentas llevaron a la renuncia del gobierno, abriendo un prolongado vacío de poder.
Durante ese periodo, Hezbolá siguió expandiéndose militar y políticamente, ofreciendo además servicios sociales esenciales. En 2024 estalló una nueva ola de violencia entre Israel y Hezbolá, especialmente en el sur del país y en el valle de la Bekaa. A pesar del frágil alto el fuego del 27 de noviembre de 2024, los ataques de drones israelíes continuaron en 2025 y, el 23 de noviembre, uno mató al jefe del Estado Mayor de Hezbolá. Aunque su posición se ha debilitado, algunos simpatizantes aún saludaron al Papa con banderas a su llegada a Beirut.
En enero de 2025, tras años de parálisis, el país eligió presidente a Joseph Aoun, cristiano maronita y considerado un signo de esperanza. “Resplandece una cualidad que distingue a los libaneses: ustedes son un pueblo que no se rinde, sino que siempre sabe renacer con valentía”, dijo León a las autoridades. “Su resiliencia es imprescindible para los constructores de paz: la obra de la paz es un continuo recomenzar”.
El lema del viaje fue “Bienaventurados los que trabajan por la paz”, síntesis de su mensaje para un país atribulado y para una comunidad cristiana en riesgo de disminuir por la emigración juvenil. “Es más fácil huir o resulta más conveniente irse —advirtió en el Palacio Presidencial—, pero se necesita valor para quedarse o volver al propio país, considerando dignas de amor y dedicación incluso condiciones difíciles”. Aunque el Líbano tiene unos 5,8 millones de habitantes, se estima que 15 millones de libaneses viven fuera. Según Ayuda a la Iglesia Necesitada (2025), 63 % de la población es musulmana y 32 % cristiana, mayoritariamente católica de seis Iglesias orientales y una latina. Desde los años noventa, la proporción cristiana cayó del 62 % por la baja natalidad y la emigración.
Para el historiador Habib Malik, la idea del Líbano como “mensaje” es “algo romántica”, y conviene centrarse en su rasgo distintivo: la libertad, especialmente la religiosa. “Pese a sus problemas y a la corrupción de la dirigencia, los cristianos del Líbano son más libres que otras comunidades autóctonas del mundo árabe”, afirmó. Su padre, Charles Malik, tuvo un rol decisivo en la Declaración Universal de Derechos Humanos, incluido el artículo 18 sobre la libertad religiosa. Según Malik, la visita ofreció a León un país dispuesto a escuchar sus orientaciones, incluida la necesidad de que el Estado recupere el control territorial y monopolice las armas, desarmando a Hezbolá.
VIDEO. León XIV es recibido con entusiasmo en el Líbano, país con más cristianos en Medio Oriente
Homilía y un llamado: sean profecía de paz
En un país aún herido por el conflicto, el colapso económico y la explosión de 2020, León XIV exhortó al pueblo libanés a cultivar la esperanza. Ante unas 150,000 personas reunidas en la costa de Beirut, pidió “no desanimarnos, no ceder a la lógica de la violencia ni a la idolatría del dinero, no resignarnos ante el mal que se extiende”. Al finalizar la Misa, hizo un llamado a los líderes de países en guerra: “¡Escuchen el clamor de sus pueblos que invocan la paz!”. La Eucaristía frente al Mediterráneo fue el acto culminante de un viaje de menos de 48 horas. Antes, visitó un hospital para personas con discapacidades mentales y rezó en el lugar de la explosión de 2020 —más de 218 muertos, 7,000 heridos y 300,000 desplazados—, donde también se reunió con unos 60 familiares de las víctimas.
La celebración fue apenas la segunda Misa papal en el país. Predicando frente a las grúas inoperativas y los silos semidestruidos del puerto, León afirmó que la estabilidad del Líbano depende de un compromiso común con el bien general. Para reconstruir un país de notable diversidad religiosa en la región, pidió unir todos los esfuerzos. “Sólo hay una forma: desarmemos nuestros corazones”, dijo. “Dejemos caer las armaduras de nuestras cerrazones étnicas y políticas, abramos nuestras confesiones religiosas al encuentro mutuo, despertemos el sueño de un Líbano unido”. A escala regional, pidió “rechazar la lógica de la venganza, superar divisiones y abrir capítulos nuevos de reconciliación y paz”.
“La vía de la hostilidad mutua ha ido demasiado lejos”, continuó. “Necesitamos cambiar de camino y educar el corazón para la paz”. Con el presidente Joseph Aoun en primera fila, pidió “un Líbano donde triunfen la paz y la justicia”. Louis Abou Charaf, abogado y residente de la capital, asistió con su familia. Su país, dijo, “es como un ave fénix”. Tiene la seguridad que la visita animara al Líbano a “formar parte del proceso de paz” y enviara un mensaje a los países vecinos para que “dejen al Líbano en paz”. León exhortó al país a ser “profecía de paz”: “Este es el sueño que se les ha confiado. Es lo que el Dios de la paz pone en sus manos”.
El Papa ora en el memorial de la explosión
A pocos pasos de la multitud, el puerto devastado recordaba las crisis persistentes. La explosión, causada por nitrato de amonio almacenado negligentemente, es símbolo de corrupción y desidia política. Las investigaciones siguen estancadas por interferencias. Tanto León como Francisco han reclamado justicia. En el memorial, León rezó en silencio, colocó una corona y encendió una vela. Rodeado de escombros aún presentes cinco años después, saludó a familias que sostenían fotos de sus seres queridos, muchos con uniformes, trajes de boda o mensajes pidiendo justicia. Algunos lloraban al verlo. Estuvo presente el primer ministro Nawaf Salam, cuya madre murió en la explosión. Los familiares entregaron al Papa un pañuelo con los rostros de las víctimas, como hicieron con Francisco. Con este emotivo momento, el pontífice concluyó sus actividades en el Líbano.
VIDEO. León XIV en Líbano: el papa invita a la unidad y el díalogo
Conferencia de prensa en el vuelo de regreso
Durante la conferencia de prensa en el vuelo de regreso de Líbano a Roma, el papa León XIV adelantó que su próximo viaje apostólico podría ser a África. Explicó que desea visitar Argelia, siguiendo los pasos de san Agustín y reforzando el diálogo entre cristianos y musulmanes, subrayando que la figura del santo es allí muy respetada. Añadió que existen “otros países” en estudio, y que le “gustaría mucho” viajar a América Latina, con mención especial a Argentina, Uruguay y Perú, aunque aún no haya una agenda definida.
Consultado por la situación de Venezuela y su relación con Estados Unidos, el Papa explicó que, junto con la Conferencia Episcopal y la nunciatura, la Santa Sede busca caminos para “calmar la situación” y resguardar el bien del pueblo, principal víctima de la crisis. Observó que las señales provenientes de EE.UU. “cambian con frecuencia”: por un lado, se habló de un contacto telefónico entre presidentes; por otro, persiste el riesgo de “alguna operación” que incluso implique una incursión en territorio venezolano. “De nuevo creo que es mejor buscar maneras de diálogo”, concluyó sobre la cuestión.
Sobre la región en general —incluidos Israel y Palestina— reiteró su convicción de que una paz sostenible es posible, insistiendo en su llamado final en Beirut a rechazar la lógica de la violencia. Recordó que mantiene conversaciones con líderes de Oriente Medio y que la Santa Sede continuará trabajando diplomáticamente para amplificar ese llamado.
A una pregunta sobre la tensión entre OTAN y Rusia, León XIV afirmó que, si bien es un asunto crucial para la paz mundial, la Santa Sede no participa directamente por no ser miembro de la alianza. Sin embargo, reiteró que el Vaticano ha pedido sistemáticamente “alto el fuego, diálogo y no guerra”. Señaló que Estados Unidos parece intentar impulsar un plan de paz inicialmente sin Europa, aunque subrayó que la presencia europea es esencial. Destacó que Italia podría desempeñar un rol relevante de mediación y que la Santa Sede apoyaría iniciativas que conduzcan a una paz justa en Ucrania.
Respondió también una pregunta sobre la convivencia con el islam. Explicó que todas las reuniones mantenidas durante el viaje giraron en torno a la paz y al respeto entre religiones. Admitió que en Europa persisten miedos hacia el islam, pero que “son generados por personas que están en contra de la inmigración y tratan de mantener alejadas a personas que pueden ser de otro país, otra religión, otra raza”. En consecuencia, señaló, es necesario “que todos debemos trabajar unidos”, y propuso el testimonio del Líbano como modelo imperfecto pero real de convivencia entre musulmanes y cristianos: “Deberíamos tener un poco menos de miedo y buscar formas de promover el diálogo auténtico y el respeto”, concluyó su respuesta.
LEER. Conferencia de prensa durante el vuelo de regreso a Roma (completa)
VIDEO. Reseña de la conferencia de prensa en el avión
Revisión completa de todas las actividades de León en el Líbano
1) Encuentro con autoridades y representantes de la sociedad civil (Domingo 30 de noviembre)
La visita de León XIV al Líbano comenzó con un mensaje claro y contundente ante las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático, reunidos en el Palacio Presidencial de Beirut: “¡Bienaventurados los que trabajan por la paz!”. Tras la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto y los encuentros privados con el presidente Joseph Khalil Aoun, el presidente del Parlamento Nabih Berri y el primer ministro Nawaf Salam, el Papa centró su primer discurso en el desafío de ser auténticos constructores de paz en un país marcado por crisis prolongadas.
En su intervención, León XIV elogió la resiliencia de “un pueblo que no se rinde” e identificó tres rasgos esenciales para la paz: perseverancia, reconciliación y el valor de permanecer en la propia tierra. Llamó a líderes e instituciones a anteponer el bien común, destacó el papel decisivo de las mujeres y los jóvenes y defendió la convivencia entre religiones como riqueza nacional. La paz —afirmó— es más que un equilibrio: es comunión y trabajo compartido por el futuro. Inspirándose en la música y la danza libanesas, concluyó evocando una paz que nace de Dios y se transforma en esperanza concreta para todo el país.
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2) Oración en la tumba de San Charbel: que proteja al Líbano y a su pueblo (Lunes 1 de diciembre)
En su segundo día en el Líbano, León XIV peregrinó hasta Annaya para orar ante la tumba de san Charbel, figura espiritual que concentra las esperanzas y heridas de todo el país. Tras un recorrido de más de 40 kilómetros desde Beirut, el Papa llegó al monasterio maronita. Miles de fieles —cristianos y musulmanes— acompañaron el trayecto, convirtiendo la visita en un gesto profundamente nacional. En la gruta donde reposa el santo, patrón del Líbano, León XIV permaneció largo tiempo en silencio y depositó una lámpara votiva, “símbolo de la luz que Dios encendió aquí por medio de san Charbel”.
En su intervención, se reconoció ante todo como peregrino y confió al santo “las necesidades de la Iglesia, del Líbano y del mundo”, pidiendo especialmente la paz para el país y todo el Levante. Destacó a san Charbel como un mensaje contracorriente para el mundo actual: oración frente al olvido de Dios, silencio frente al ruido, modestia frente a la apariencia. Recordó también que la paz no puede sostenerse sin una conversión interior: “Por eso imploramos la paz, comenzando por la conversión de los corazones”. La jornada concluyó con la visita al museo del monasterio.
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3) El Papa a religiosos del Líbano: “Ustedes son constructores esperanza” (1 de diciembre)
León XIV se reunió en el santuario mariano de Nuestra Señora de Harissa con obispos, sacerdotes, consagrados y agentes pastorales del Líbano. Ante unas 3.500 personas, retomó el llamado de san Juan Pablo II a ser “responsables de la esperanza” y afirmó que esas palabras han echado raíces visibles en la vida eclesial y social del país. Situado sobre las alturas de Jounieh, el principal santuario mariano de Oriente Medio fue el marco de un encuentro marcado por testimonios que mostraron una Iglesia cercana a las heridas concretas de su pueblo, incluso en medio del conflicto, la pobreza y la migración.
A partir de esas voces, el Papa subrayó que la esperanza nace de la proximidad a la cruz y se traduce en gestos cotidianos de caridad. “Es así como se construye la paz”, afirmó, recordando que solo una vida “anclada en el cielo” puede sostener la comunión en la tierra. Al aludir a jóvenes tentados por la emigración, a religiosas que permanecen entre la violencia, a migrantes y presos acompañados pastoralmente, insistió en que en la caridad “cada uno tiene algo que dar y algo que recibir”.
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VIDEO. León XIV llega al Líbano: Reseña de su primer y segundo día
4) Encuentro ecuménico e interreligioso (1 de diciembre)
En la Plaza de los Mártires de Beirut, bajo una gran carpa de vidrio cargada de simbolismo histórico, León XIV presidió el encuentro ecuménico e interreligioso que reunió a líderes cristianos y musulmanes en uno de los lugares más emblemáticos del país. En un clima de diálogo y escucha, marcado por cantos del Evangelio y del Corán, testimonios en video y palabras alternadas de los representantes religiosos, el Papa evocó la imagen de “minaretes y campanarios que se yerguen juntos” como signo de la fe viva del Líbano y de una convivencia que resiste.
En su intervención, León XIV agradeció estar en una “tierra bendita”, cuna de las religiones abrahámicas, donde el diálogo no es una estrategia política, sino una exigencia espiritual arraigada en la fe. Recordó Nostra aetate y subrayó que el verdadero encuentro nace del amor, fundamento de la justicia y la reconciliación. Con imágenes del cedro y del olivo —símbolos de resistencia, cura y esperanza— alentó al pueblo libanés, también disperso en el mundo, a seguir siendo constructor de paz frente a la intolerancia y la violencia.
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5) Encuentro con los jóvenes (1 de diciembre)
En las alturas de Bkerké y un clima que evocaba una “JMJ en miniatura”, León XIV se encontró con miles de jóvenes libaneses —y también llegados de Siria e Irak— para un diálogo marcado por la escucha, las preguntas y una fuerte carga simbólica. El Papa los saludó en árabe, Assalamu lakum, y enseguida puso el acento en el gran don de la juventud: el tiempo. “Ustedes tienen tiempo para soñar, organizar y realizar el bien”, les dijo, invitándolos a arraigar esos sueños como los cedros del Líbano, con raíces profundas capaces de sostener ramas fecundas. En un país golpeado por heridas abiertas y por el miedo al futuro, les aseguró que la verdadera resistencia al mal no es el odio, sino el amor que sana.
Antes de su intervención, el Patriarca maronita, el cardenal Béchara Boutros Raï, dio la bienvenida al Pontífice en la sede histórica del Patriarcado de Antioquía, subrayando la vocación del Líbano como tierra de encuentro entre Oriente y Occidente. Con la bienaventuranza “felices los que trabajan por la paz”, evocó un país herido que ofrece sus lágrimas como semillas de esperanza y confía a los jóvenes la tarea de transformar el pluralismo en riqueza. Ese tono se vio reflejado en los testimonios que siguieron: voluntarios de la explosión del puerto de Beirut, jóvenes que eligieron quedarse pese a la emigración posible, y gestos concretos de acogida entre cristianos y musulmanes, donde —como se dijo— “la religión no se explica: se vive”.
En el diálogo con los jóvenes, León XIV recordó que la paz no nace de intereses partidistas, sino de la justicia y el perdón, y advirtió contra relaciones “con fecha de vencimiento”. Invitó a construir vínculos duraderos, a rezar, a “cerrar los ojos” como san Charbel para encontrar a Dios en el silencio, y a creer en una esperanza “pobre, pero libre”. El encuentro culminó con la “promesa de paz”, sellada con el signo de la paz: un compromiso compartido para ser, hoy, savia viva de esperanza para el Líbano y para el mundo.
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6) León XIV visita el Hospital de la Cruz en Beirut (Martes 2 de diciembre)
En la primera actividad de su tercer y último día en el Líbano, el papa León XIV visitó el Hospital de la Cruz, en Beirut, donde ofreció un gesto cargado de cercanía y consuelo. Saludó a pacientes, médicos, religiosas y personal sanitario, agradeció un himno preparado para la ocasión y recordó que “Jesús habita en quienes sufren y en quienes los cuidan”. Evocó al beato padre Jacques, fundador del hospital, y animó a no perder la alegría del servicio pese al cansancio, comparando su labor con la del buen samaritano. A los enfermos, les aseguró: están siempre en el corazón de Dios.
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7) El Papa reza por las víctimas de la explosión en el Puerto de Beirut (2 de diciembre)
León XIV también visitó el puerto de Beirut para orar junto a los familiares de las víctimas de la explosión del 4 de agosto de 2020. Entre los presentes estuvo Nada, quien desplegó ante el Pontífice un pañuelo con los rostros de los más de 245 fallecidos. Allí estaba también la imagen de Isaac, el niño australiano de dos años, la víctima más joven. “Me pidieron que estuviera aquí para que el alma de Isaac y su familia reciban la bendición del Papa”, explicó. El lugar, aún marcado por silos derrumbados y escombros, se convirtió en un espacio de memoria y duelo compartido.
León XIV se detuvo primero en oración silenciosa ante el monumento con los nombres de las víctimas: permaneció largo rato de pie, luego se arrodilló para depositar una corona de rosas y extendió los brazos en señal de bendición. Después saludó uno a uno a los familiares, muchos con fotografías de sus seres queridos en las manos. Entre lágrimas y susurros, volvió a escucharse el clamor que resuena desde hace cinco años: “Justicia y verdad”. “La presencia del Papa es una pequeña dosis de esperanza”, afirmó Antonella Hitti; otros destacaron que su visita reafirmó que la Iglesia no olvida su sufrimiento y acompaña la búsqueda de verdad, unidad y esperanza.
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8) Homilía de León XIV, por el “el sueño de un Líbano unido” (2 de diciembre)
Ante más de 150 mil fieles, el Papa presidió la misa que puso fin a su visita apostólica al Líbano. El Pontífice agradeció “los días intensos vividos juntos” y, hablando en francés, invitó a los cerca de 150 000 fieles a recuperar la alabanza y la gratitud, aun en medio de la fatiga y el dolor. Reconoció la belleza bíblica del país —”la gloria del Líbano” cantada por la Escritura— pero también sus heridas: la pobreza, la crisis económica, la inestabilidad política y los conflictos que afectan a su pueblo.
En el centro de la homilía, León XIV propuso reconocer los “pequeños retoños” de esperanza que crecen incluso en una historia marcada por el sufrimiento: la fe sencilla de las familias, el trabajo de parroquias y escuelas, la entrega de sacerdotes, religiosos y laicos. Subrayó que la gratitud cristiana debe traducirse en conversión y compromiso, rechazando la violencia y la idolatría del dinero. “Desarmemos nuestros corazones y dejemos caer las armaduras de las cerrazones étnicas y políticas”, exhortó. Su mensaje final resonó como un envío para todo el país: “¡Líbano, levántate! ¡Sé morada de justicia y de fraternidad, y profecía de paz para todo el Levante!”.
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VIDEO. León XIV cierra visita al Líbano: Por la paz, la esperanza y la unidad entre religiones
Reflexión: Editorial en Vatican News
La posibilidad de coexistencia entre personas de diferentes credos y una hermandad que trasciende barreras étnicas y divisiones ideológicas: esto es lo que el martirizado Líbano, el “País Mensaje”, sigue indicando al mundo como una posibilidad concreta y un camino hacia la paz. A este Líbano, y a su esperanza, presenciada por jóvenes que se niegan a rendirse a la guerra y al odio, el Papa mostró el camino para construir el futuro. Al dirigirse a miles de jóvenes reunidos en la sede del Patriarcado Maronita de Antioquía, les dijo: “¡Tienen esperanza! ¡Tienen tiempo! Tienen más tiempo para soñar, organizarse y hacer el bien. Son el presente, y el futuro ya se está construyendo en sus manos. ¡Y tienen el entusiasmo de cambiar el curso de la historia! La verdadera resistencia al mal no es el mal, sino el amor, capaz de sanar las propias heridas y las de los demás”.
Este amor desinteresado, capaz de sanar las heridas de los demás porque en sus heridas vemos las nuestras y, sobre todo, porque reconocemos el rostro de Dios en quienes sufren, como lo habían mencionado algunos de los presentes en sus conmovedores testimonios. Como Elie, quien, tras muchos sacrificios para ahorrar dinero y costear su educación, vio sus planes frustrados por el colapso de la economía del país, que le costó todo. Sin embargo, decidió no emigrar: “¿Cómo podría irme mientras mi país sufre?”.
Como el conmovedor testimonio de Joelle, quien en un encuentro de oración en Taizé conoció a una chica de su edad, Asil, libanesa como ella, pero musulmana, que vivía en el sur del Líbano. Cuando la aldea de Asil fue bombardeada por Israel, recurrió a Joelle porque su familia no tenía adónde ir. Joelle y su madre los acogieron: “Las diferencias religiosas nunca fueron un obstáculo. Experimentamos una profunda armonía. Comprendí una verdad esencial: Dios no vive solo entre los muros de una iglesia o una mezquita. Se manifiesta cuando corazones diferentes se encuentran y se aman como hermanos”. Tras ella, Roukaya, la madre de Asil, habló: “La madre de Joelle me abrió la puerta de su casa y me dijo: ‘Esta es tu casa’. No me preguntó quién era, de dónde venía ni en qué creía. La religión no es algo de lo que se habla: es algo que se vive, en un amor que trasciende las fronteras”.
¿Qué hizo posible todo esto? ¿Qué hizo posible lo que el Líbano ha sido y quiere seguir siendo? León XIV señaló un fundamento que “no puede ser una idea, un contrato ni un principio moral”. El verdadero principio de una vida nueva y reconciliada “es la esperanza que viene de lo alto: ¡es Cristo! Jesús murió y resucitó para la salvación de todos. Él, el Viviente, es el fundamento de nuestra confianza; es el testigo de la misericordia que redime al mundo de todo mal”.
Este primer viaje de León XIV ofrece una perspectiva del significado de las palabras pronunciadas al día siguiente de su elección, cuando declaró que quien ejerce un ministerio de autoridad en la Iglesia debe “desaparecer para que Cristo permanezca”. Estas palabras se aplican a todo aquel que proclama el Evangelio. A los líderes de denominaciones cristianas y a los líderes musulmanes de diversas tradiciones que conforman el mosaico religioso libanés, el Papa recordó que esta tierra fue testigo de episodios de la vida pública de Jesús y, en particular, citó el de la mujer cananea y su fe al pedir la curación de su hija: “Esta tierra significa más que un simple lugar de encuentro entre Jesús y una madre suplicante: se convierte en un lugar donde la humildad, la confianza y la perseverancia superan cualquier barrera y encuentran el amor infinito de Dios, que abraza cada corazón humano”.
Desaparecer para que Cristo permanezca no significa refugiarse en la introspección, construir comunidades cerradas de personas “perfectas”, ni perseguir sueños de poder y grandeza, confiar en los números y olvidar la lógica de Dios, que se manifiesta en la pequeñez. Desaparecer para que Cristo permanezca significa convertirse en un canal, a pesar de nuestra incompetencia, de ese amor infinito de Dios que abraza cada corazón humano, sin distinción, inclinándose hacia los últimos, los oprimidos, los que sufren. Como lo atestiguaron los jóvenes libaneses ante el Sucesor de Pedro, quien vino a animarlos.
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Fuentes
- McLellan, J. (2025, 2 de diciembre). Pope ends Middle East trip with plea to reject violence, open chapters to peace. National Catholic Reporter.
- Giangravé, C. (2025, 30 de noviembre). After pleas for peace in Gaza and Ukraine, Pope Leo lands in crisis-hit Lebanon. Religion News Service.
- Magariños, E. (2025, 2 de diciembre). León XIV: “Espero que mi próximo viaje sea a Argelia”. Revista Vida Nueva.
- Tornielli, A. (2025, 2 de diciembre). Esperanza para el Líbano y para el mundo. Vatican News.
- Vatican News. (2025, diciembre). Archivo de noticias de la vista a Turquía.
- Videos: Rome Reports – Vatican Media – France24 – CNN en Español
- Foto: Vatican Media

