¿Cómo avanza la sinodalidad con el papa León XIV?
7:00 p.m. | 21 nov 25 (AM/RNS).- El pontificado de León XIV va definiendo su rostro sinodal: continuidad firme con el proceso, sin descartar cuestiones complejas, pero con la prudencia necesaria para sostener los tramos más tensos. El Jubileo para Equipos Sinodales lo evidenció: un intercambio directo de preguntas y respuestas entre los asistentes y el Papa, testimonios del trabajo en iglesias locales y diagnósticos francos sobre los desafíos de participación. Los recientes informes de los grupos de estudio refuerzan esa misma impresión.
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Esta publicación reúne los principales movimientos de las últimas semanas en torno al proceso sinodal. Comienza con una mirada a cómo León XIV está dando continuidad al legado de Francisco en materia de sinodalidad. Luego ofrece una reseña del Jubileo de Equipos Sinodales, que dejó la señal más clara de ese estilo: testimonios del trabajo en iglesias locales y un diálogo abierto entre representantes y el Papa. A continuación, se presenta un análisis de los informes intermedios de los grupos de estudio, que confirman no solo la continuidad del impulso sinodal, sino también de la agenda de trabajo heredada. El texto incluye además la transcripción completa de la sesión de preguntas y respuestas con el pontífice y una selección de testimonios de responsables sinodales desde distintos territorios.
De Francisco a León XIV: El futuro de la sinodalidad
Cuando el papa León XIV fue elegido el 8 de mayo, sorprendió al mundo al emplear en su primer mensaje una palabra que todavía se está conociendo entre los millones de fieles: sinodal. “Queremos ser una Iglesia sinodal, en camino y siempre en búsqueda de la paz, de la caridad, de la cercanía, especialmente con quienes están sufriendo”, afirmó. Para quienes conocen el trasfondo, el uso que hizo León del término “sinodal” —que describe una Iglesia que sabe escuchar, que acompaña en las complejidades de la vida y que consulta ampliamente a sus diversos ámbitos antes de tomar decisiones— fue una señal clara de que pretendía continuar el proceso emblemático de reforma de Francisco: el Sínodo sobre la Sinodalidad.
En los meses transcurridos desde entonces, León ha permitido —al parecer sin obstáculos— que el proceso prosiga. Ratificó nuevamente el plan de implementación del sínodo que el papa Francisco había aprobado a mediados de marzo y, según una carta del 10 de junio firmada por el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos, cuyo contenido fue consultado por America Magazine, el papa León alentó a los grupos de estudio —algunos dedicados a temas controvertidos como los roles de los obispos o de las mujeres— a continuar con sus trabajos.
En julio, el Sínodo publicó su documento Pathways (Pistas), en el que detalla la fase de implementación, y allí se anunció que León había aprobado la creación de dos nuevos grupos de estudio. El primero aborda “La liturgia en una perspectiva sinodal”, que podría incluir reformas en textos litúrgicos; y el segundo estudia “El estatuto de las conferencias episcopales, las asambleas eclesiales y los concilios particulares”. Ambas propuestas habían surgido durante la reunión sinodal celebrada en Roma en 2024.
La Secretaría General del Sínodo anunció también, en un comunicado del 30 de junio, que los informes intermedios de los grupos de estudio serían publicados “a medida que se reciban”. Ahora en noviembre se han publicado, dejando varias conclusiones importantes hacia dónde se dirigen los reportes finales de esos comités y cuál es el estado real de sus avances. Con todo, desde la elección papal persiste una pregunta clave: ¿cómo se configurará la sinodalidad bajo el pontificado de León? En particular, dado su deseo de ejercer como constructor de puentes, ¿cómo logrará integrar a quienes se muestran reticentes a este proceso de reforma?
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El Jubileo de los Equipos Sinodales
El Jubileo de los Equipos Sinodales y de los Organismos de participación ofreció, hasta ahora, las respuestas más claras de León en su pontificado. El encuentro —que reunió a miembros de diversos grupos que ya trabajan de manera sinodal en la Iglesia, como quienes realizaron las sesiones locales de escucha para el Sínodo sobre la Sinodalidad o los integrantes de los consejos parroquiales y diocesanos— incluyó un revelador diálogo de preguntas y respuestas con el Papa (debajo más detalles), así como una misa papal en la que León profundizó en su visión de una Iglesia sinodal.
Al responder a una pregunta del representante de África, el papa León subrayó que la “primera palabra” en cualquier reflexión sobre la sinodalidad debe ser “misión”, y que el proceso sinodal está orientado “a ayudar a la Iglesia a cumplir su función primaria en el mundo… anunciar el Evangelio y dar testimonio de la persona de Jesucristo en cada rincón del mundo”.
En representación de EE.UU. y Canadá, el obispo Alain Faubert, de Montreal, habló primero sobre la situación de los migrantes en EE.UU. y luego, ofreció novedades sobre la fase de implementación del sínodo en los mencionados países. Aunque reconoció “signos de esperanza” —entre ellos, que los obispos estadounidenses han adoptado algunos métodos sinodales de comunicación y que tantos coordinadores diocesanos locales estuvieran presentes en el jubileo—, su primera pregunta al papa León pareció resonar con fuerza entre los presentes: “¿Qué les diría usted a los obispos y sacerdotes que temen que la sinodalidad pueda disminuir su autoridad como pastores?”
Tras la pregunta de Mons. Faubert, muchas personas en la asamblea reaccionaron con muestras de acuerdo o con comentarios entre sí. El Papa reconoció esa reacción: “Uno de los desacuerdos que, por lo visto, muchos de ustedes han experimentado —a juzgar por su reacción cuando se formuló la pregunta— es la preocupación de algunos pastores u obispos de que su autoridad pueda verse disminuida. Al parecer, algunos de ustedes ya han tenido esa conversación, digamos”.
León respondió pidiendo a los presentes “reflexionar sobre el sentido de la sinodalidad, e invitar a los sacerdotes —incluso más que a los obispos, creo yo— a abrir de algún modo su corazón y participar en estos procesos” (la resistencia hacia la sinodalidad en buena parte viene desde el desconocimiento). También advirtió: “Debemos entender que no todos avanzamos al mismo ritmo, y que a veces debemos tener paciencia unos con otros”, de lo contrario se corre el riesgo de provocar “una fractura en la experiencia eclesial”.
La teóloga austríaca Klara-Antonia Csiszar preguntó al Papa qué pueden esperar las mujeres de una Iglesia sinodal y si está en curso un cambio cultural que pudiera conducir, eventualmente, a una “igualdad entre mujeres y hombres en la Iglesia”. León respondió que, en esta conversación, prefería “dejar de lado los temas más difíciles, digamos, que forman parte del trabajo de un grupo de estudio”, en clara alusión al Grupo de Estudio 5, dedicado a los ministerios ejercidos por mujeres en la Iglesia.
Curiosamente, León XIV sí habló de un grupo de religiosas que había conocido en el Perú, “cuyo carisma es trabajar donde no hay sacerdotes. Tienen la facultad de bautizar, de asistir en los matrimonios… Realizan una obra misionera admirable, que es un testimonio incluso para muchos sacerdotes”, afirmó. Sin embargo, León señaló que “nombrar a una mujer aquí o allá” no resolvería el problema de fondo. “Creo que el problema no es que no existan posibilidades, sino que existen obstáculos culturales”, explicó, mencionando que en algunas culturas las mujeres son tratadas como “ciudadanas de segunda clase” y que, dentro de la Iglesia, “no todos los obispos o sacerdotes quieren permitir que las mujeres ejerzan lo que muy bien podría ser su papel”.
Este comentario parecía hacer eco del llamado del párrafo 60 del Documento final del Sínodo a la “implementación plena de todas las oportunidades ya previstas en el Derecho Canónico en lo relativo al papel de la mujer”. El Papa describió la desigualdad que sufren las mujeres en algunas culturas como solo uno de los muchos “prejuicios, discriminaciones que existen y que claramente van contra el Evangelio”, y exhortó a los católicos a “ser valientes, acompañar situaciones y realidades para que, poco a poco, quizá puedan introducirse cambios —transformaciones en estas culturas— en las que se eliminen discriminaciones auténticas”. Si algún cambio podría introducirse dentro de la Iglesia, no lo precisó.
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Grupos de estudio del Sínodo: Informes en temas polémicos
Los grupos de estudio que el papa Francisco había creado para ofrecer una reflexión detallada sobre cuestiones controvertidas, complejas o “emergentes” planteadas durante el Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad han publicado informes intermedios. A estos grupos se les encargó abordar temas como la formación sacerdotal, la selección de obispos, el liderazgo de las mujeres en la Iglesia y la atención pastoral a los católicos LGBTQ. El fallecido pontífice había solicitado que completaran su labor para junio de 2025, pero el papa León XIV prorrogó los plazos hasta fin de año.
Sin embargo, el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, afirmó que el trabajo de algunos grupos —”dada la riqueza y complejidad de la mayoría de los temas que se les han encomendado”— ha requerido más tiempo del inicialmente previsto. Señaló que “algunos grupos están ya cerca de concluir su labor, mientras que otros continuarán en los próximos meses”. Los informes, añadió el cardenal, también incluyen los avances iniciales de un grupo de estudio sobre “la liturgia en perspectiva sinodal”, que comenzó a trabajar a finales de julio. Los informes intermedios que se han publicado en noviembre varían en profundidad y detalle: algunos grupos presentan a sus miembros y propuestas concretas, mientras que otros ofrecen solo descripciones generales de la metodología que emplean.
El grupo de estudio sobre la formación sacerdotal —centrado en cómo garantizar que los futuros presbíteros sean educados en la sinodalidad, la escucha, el discernimiento y la corresponsabilidad con los laicos— señaló que sus miembros concluyeron que “una renovación total” de las directrices vaticanas y nacionales para la formación sacerdotal “no parece actualmente apropiada”, dado que esta actual normativa es muy reciente. Sin embargo, el grupo identificó “una serie de necesidades” que, según subrayó, “no pueden ser ignoradas”. Entre ellas: “la necesidad de profundizar en la identidad del ministerio ordenado en términos relacionales”; “momentos de formación conjunta entre laicos, personas consagradas, ministros ordenados y seminaristas”; una mayor participación de mujeres y familias en la formación; y un énfasis en la dimensión misionera.
Uno de los informes más breves fue el del grupo convocado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe para estudiar “la participación de las mujeres en la vida y el liderazgo de la Iglesia“. Según la actualización, prevén publicar su informe final en los próximos meses, dividido en tres partes: una presentación general del grupo de estudio; una exposición de sus conclusiones; y, en último lugar, un compendio de información sobre la historia de las mujeres en la Iglesia, las experiencias actuales de liderazgo femenino en la Curia y en otras instancias eclesiales, reflexiones teológicas, tensiones vinculadas al “clericalismo y el machismo” y un análisis de las aportaciones de los papas Francisco y León XIV en torno a los roles de la mujer en la Iglesia.
Este grupo también tiene el encargo de estudiar la posibilidad de admitir a mujeres al diaconado permanente, lo cual les permitiría predicar el Evangelio y presidir bautismos, bodas y funerales, aunque sin facultades para celebrar la Misa, administrar la Eucaristía, escuchar confesiones o ungir a los enfermos. En la actualización, el grupo informó que remitió sus conclusiones a la Segunda Comisión de Estudio sobre el Diaconado Femenino. No está claro si el informe final incluirá una definición sobre las diaconisas. Esta segunda comisión fue creada por Francisco en 2020 y retomó su trabajo en 2024; reporta directamente al Papa.
En una extensa entrevista concedida al portal de noticias católicas Crux en septiembre, el papa León afirmó que “por ahora” no tiene “intención de modificar la enseñanza de la Iglesia en esta materia”, añadiendo que el tema requiere un discernimiento más profundo.
Ellie Hidalgo, codirectora de Discerning Deacons —un proyecto que promueve la reflexión sobre el diaconado femenino en universidades y diócesis— afirmó estar “esperanzada” de que el informe final ayude a concretar los llamados del Sínodo sobre la Sinodalidad a una mayor agencia y reconocimiento de las mujeres en la Iglesia. “Ojalá esto favorezca una mayor conciencia de todas las formas en que las mujeres pueden ejercer liderazgo y participar en la vida eclesial, y de los pasos que las comunidades pueden dar para desmontar los obstáculos que todavía encuentran cuando desean servir a la misión de la Iglesia”, señaló a Religion News Service.
Añadió que espera que la comisión actúe “de un modo más sinodal” y “que incluya la escucha de las experiencias de las Iglesias locales que ya dependen, de facto, de mujeres que ejercen funciones diaconales”, especialmente en la Amazonía y Australia. Hidalgo sugirió que los grupos de estudio pongan atención a la realidad pastoral —dado que algunas regiones del mundo dependen mucho más que otras de las mujeres para sostener diversos ministerios— junto con los factores teológicos e históricos, a fin de “discernir con mayor claridad si el Espíritu Santo está llamando a la Iglesia a ordenar mujeres como diáconas al servicio de su misión”.
Los grupos de estudio sobre el ministerio del obispo y sobre el papel de los nuncios y otros representantes pontificios mantuvieron una reunión conjunta para abordar un tema que ambos estaban analizando: la elección de los obispos, según indicó el informe. El grupo dedicado a los obispos señaló que su primer eje de trabajo fue “la selección de los candidatos al episcopado desde la perspectiva de una Iglesia sinodal y misionera, destacando la participación de los obispos del territorio y de todo el Pueblo de Dios en el proceso coordinado por la nunciatura apostólica”. El trabajo se vio facilitado por el hecho de que el papa Francisco otorgó al entonces cardenal Robert F. Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos, “la facultad de examinar las Instrucciones confidenciales enviadas a los Representantes Pontificios relativas al procedimiento para los nombramientos episcopales”. El informe, sin embargo, no ofreció más detalles.
El grupo indicó que sus conclusiones incluirán “la necesidad de promover una comprensión del proceso de selección de candidatos al episcopado como un camino espiritual, caracterizado en cada etapa por la búsqueda de la voluntad de Dios para su Iglesia”. Los miembros del grupo, añadió, no pretenden simplemente involucrar a más personas en la identificación de posibles obispos —”lo que podría retrasar indebidamente los nombramientos episcopales”— sino buscar una mejora cualitativa, por ejemplo garantizando una participación equilibrada de clérigos y laicos, de hombres y mujeres, y valorando el papel de los órganos participativos en las Iglesias locales.
Mientras tanto, el grupo encargado de estudiar las “cuestiones doctrinales, pastorales y éticas controvertidas”, entre ellas la acogida de los católicos LGBTQ, reconoció haberse encontrado con “desafíos que requieren una reflexión crítica”, según el reporte. El grupo afirmó haber dedicado un tiempo considerable a analizar el “cambio de paradigma” que enfrenta la Iglesia y la “resistencia a modificar hábitos mentales y prácticos”. Optaron por describir su trabajo como un abordaje de “cuestiones emergentes”, más que “controvertidas”, y adelantaron que su informe final no ofrecerá “soluciones aplicables a todos los casos”, sino orientaciones para tratar temas como la homosexualidad, los conflictos y la violencia contra las mujeres.
El mandato del grupo también incluía una referencia a la exhortación apostólica Amoris laetitia del papa Francisco, según la cual “no todas las discusiones sobre cuestiones doctrinales, morales o pastorales deben resolverse mediante intervenciones del magisterio. La unidad en la enseñanza y en la praxis es ciertamente necesaria en la Iglesia, pero ello no excluye diversas formas de interpretar algunos aspectos de esa enseñanza o de extraer determinadas consecuencias de ella”. Las dos citas, indicó el informe, pueden dar pie a pensar que el amor y la verdad, así como la enseñanza moral y la práctica pastoral, son cuestiones separadas, pero desde la perspectiva de la Iglesia siempre se entrecruzan.
“Para estos casos, se ofrecerá una presentación concisa de las posiciones sostenidas por la tradición y el magisterio, de las nuevas cuestiones que han surgido recientemente, y se concluirá con algunas preguntas a abordar en el proceso de discernimiento, mencionando las principales referencias provenientes de la Escritura y la antropología, incluidas aportaciones de las disciplinas científicas”, señaló.
El grupo centrado en las relaciones con las Iglesias orientales indicó que abordará el tema de la atención pastoral a los fieles orientales en la diáspora, tras definir su relación con el grupo de estudio sobre relaciones ecuménicas, que trabajó con expertos y organizaciones en una reflexión sobre la autoridad papal y el auge de los movimientos no denominacionales y de avivamiento.
Los grupos dedicados al abordaje de la pobreza y al entorno digital señalaron que publicarán sus conclusiones a su debido tiempo. Y en julio se constituyeron dos grupos adicionales: uno sobre liturgia y otro sobre el papel de las conferencias episcopales. Ambos han iniciado su labor recientemente, y el grupo sobre las conferencias episcopales aún está definiendo su composición.
LEER. Reseña de Informes intermedios de grupos de estudio sinodales (Vatican News)
LEER. Informes intermedios completos (en inglés e italiano)
VIDEOS. Grupos de estudio del Sínodo publican informes
¿Qué sigue para el sínodo?
La fase de implementación del sínodo continuará hasta finales de este año. En 2027 comenzará la “fase de evaluación”, destinada a preparar las valoraciones sobre la implementación del sínodo de cara a una asamblea eclesial que se celebrará en Roma en 2028. La primera mitad de 2027 estará dedicada a las “asambleas de evaluación” en el ámbito de las diócesis y eparquías. En la segunda mitad se celebrarán asambleas semejantes para los “agrupamientos de Iglesias”, como las conferencias episcopales nacionales e internacionales y estructuras análogas de las Iglesias orientales. Tal como ocurrió en la fase de escucha al inicio del proceso sinodal, las contribuciones serán luego consolidadas y discutidas en asambleas continentales, y probablemente sintetizadas en un único documento antes de la asamblea de 2028, prevista para octubre.
En cuanto al trabajo en curso de los grupos de estudio, la fecha límite original —30 de octubre— para la entrega de los informes finales se ha ampliado hasta el 31 de diciembre. Según la carta del 10 de junio del cardenal Grech dirigida a los coordinadores de los grupos, los informes deben incluir una primera sección sobre los métodos utilizados y las personas consultadas, “mostrando que los Grupos han sido, ante todo, laboratorios de sinodalidad”. La segunda parte debe abordar los temas tratados, y los grupos pueden añadir anexos opcionales con información adicional y/o una tercera sección opcional “que contenga cuestiones sensibles o debatidas sobre las cuales el Grupo invita a una particular prudencia”. El cardenal también recomendó que los grupos presenten cualquier material complementario que hayan producido o recopilado, de modo que la Secretaría del Sínodo pueda mantenerlos “archivados”.
LEER. El Vaticano impulsa la implementación del Sínodo y anuncia el itinerario hasta 2028
Preguntas de equipos sinodales, respuestas del Papa
Aprender. Fue una de las palabras más recurrentes en las respuestas que León XIV dio a los representantes de los Equipos Sinodales y los órganos de participación, durante un encuentro como parte de sus actividades de su semana jubilar. Actuaron como portavoces de siete regiones geográficas, que presentaron al Papa su trabajo para implementar la sinodalidad en sus respectivos contextos eclesiales.
La Iglesia en África tiene mucho que ofrecer a todos
El padre Rafael Simbine Junior, sacerdote de la diócesis de Xai-Xai en Mozambique y secretario general del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SCEAM-SECAM), ofreció una visión general del camino sinodal en África. Un camino que ha avanzado a pasos agigantados, afirmó, y que se ha abierto en todas las parroquias porque “la sinodalidad no es una campaña con fecha límite, sino una forma de ser Iglesia que debe aprenderse, practicarse y transmitirse”.
Los espacios de encuentro con otros movimientos religiosos, e incluso en el ámbito público, se han multiplicado, porque el contacto con la sociedad, junto con la escucha y la formación, es el principio rector: “Es el movimiento de una Iglesia que escucha. Discernimos juntos y luego caminamos con la sociedad por el bien común”. Enfatizó ante el Papa que “el don de África al camino sinodal es un vivo sentido de familia, resiliencia y esperanza”. La pregunta que se le planteó al Pontífice es cómo las Iglesias locales, especialmente en África, pueden discernir sin verse condicionadas por la imposición de “modelos uniformes” que podrían debilitar su iniciativa.
El Papa reiteró el enfoque en la palabra “misión” desde el principio, inspirado en su propia experiencia como misionero. Recuerda al papa Francisco y cómo este enfatizó la importancia, en el proceso sinodal, de llevar el Evangelio a todas partes del mundo, incluso hasta los confines de la tierra. “Creo que la Iglesia en África tiene mucho que ofrecernos a todos”, afirmó León, especialmente porque “la Iglesia puede ser un puente”. Continúa destacando cómo, gracias a los jóvenes y las familias, puede ser “un instrumento para construir la paz y ofrecer modelos tanto dentro de África, entre los países africanos, como entre los diferentes países y continentes del mundo”.
A continuación, invita a ser claros: “No buscamos un modelo uniforme, ni presentaremos un modelo estándar que todos en todos los países digan: ‘Así se hace'”. Se trata más bien de una conversión al Espíritu de ser Iglesia y misioneros y de construir, en este sentido, la familia de Dios. Y una aclaración más:
“Especialmente en culturas donde los cristianos no somos mayoría, a menudo con miembros de otras religiones, tanto regionales como globales, como el islam, los desafíos existentes también representan grandes oportunidades. Y creo que lo que la mayoría de nosotros hemos experimentado en los últimos años, en preparación para el Sínodo y al inicio de este nuevo proceso de implementación, es precisamente que la sinodalidad, por usar sus palabras, no es una campaña. Es una forma de ser y una forma de hacer Iglesia.
Es una forma de fomentar una actitud que comienza con aprender a escucharnos unos a otros. Y el don de escuchar es algo que creo que todos reconocemos, pero que a menudo se ha perdido en algunos sectores de la Iglesia, y algo cuyo valor creo que debemos seguir descubriendo, empezando por escuchar la Palabra de Dios, escuchándonos unos a otros, escuchando la sabiduría que encontramos en los hombres y mujeres, en los miembros de la Iglesia y en aquellos que buscan, pero que quizás aún no son y quizás nunca serán miembros de la Iglesia, pero que realmente buscan la verdad”.
Escuchar el clamor de quienes sufren, no podemos permanecer pasivos
Pasando a las islas Fiyi, Susan Sela, representante de la Federación de Conferencias Episcopales Católicas de Oceanía (FCBCO) y directora del Instituto Técnico y de Educación Superior del Pacífico del archipiélago, informó sobre la labor de la Iglesia en el continente, que, según explicó, avanza a diferentes velocidades, en un contexto de fragilidad ecológica y riqueza cultural. Aquí, el camino sinodal se entiende principalmente como “conversión espiritual”. Australia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón, naciones del Pacífico e Iglesias católicas orientales, forman una red en la que la sinodalidad también abarca la aceptación de la cultura indígena, la inclusión de las personas con discapacidad y la integración cultural.
Dos experiencias notables: en Fiyi, un equipo de 57 miembros representa a la Iglesia como una “tienda extendida”, asegurando que las voces periféricas sean centrales; en Australia, el impulso posterior al Concilio Plenario ha dado lugar a sínodos diocesanos desde febrero de 2023, con el apoyo de la coordinación nacional. En este caso, la pregunta al Papa se refiere a la organización eclesial y al posible crecimiento futuro del papel de las agrupaciones (a nivel de Conferencias Episcopales Continentales, Conferencias Episcopales nacionales o regionales y Provincias Eclesiásticas).
La respuesta es “sí”. Él espera que las Iglesias crezcan en comunión mediante el ejercicio de la sinodalidad. Recuerda haber conocido recientemente a un obispo de esta misma región, profundamente preocupado por las consecuencias del cambio climático, que podría amenazar la supervivencia misma de la región. León XIV profundizó:
“Disfrutamos del lujo de sentarnos en espacios muy cómodos y reflexionar sobre cuestiones que a veces pueden parecer muy teóricas. Pero cuando escuchamos el clamor urgente de personas en diferentes partes del mundo, ya sea por la pobreza, la injusticia, el cambio climático o quizás por una multitud de otras causas, nos damos cuenta de que no estamos simplemente reflexionando sobre cuestiones teóricas y que se necesita una respuesta urgente. Y este es un caso específico en el que espero que todos tomemos muy en serio el llamamiento que el papa Francisco hizo a toda la Iglesia y al mundo hace diez años en Laudato si’, diciendo que esto también forma parte de nuestra respuesta de fe a lo que está sucediendo en nuestro mundo.
No podemos permanecer pasivos. Por lo tanto, espero sinceramente que, a través de las conferencias episcopales, las provincias eclesiásticas y las conferencias continentales, podamos abordar algunos de estos temas tan específicos y marcar la diferencia. Creo que la Iglesia tiene voz, y debemos tener la valentía de alzarla para cambiar el mundo, para hacerlo un lugar mejor”.
Sin formación, siempre habrá resistencia y temor
Desde Norteamérica, el obispo Alain Faubert de Valleyfield (Canadá), miembro del Consejo Ordinario del Sínodo, presentó un continente multifacético que define como “un tapiz eclesial”, en el que la pobreza y la realidad de las comunidades migrantes impactan a las Iglesias locales en EE.UU. y Canadá. Si bien esta diversidad es una oportunidad de crecimiento, persiste la necesidad de fomentar una verdadera comunión y acoger a quienes llegan de otros países. Es necesario un mayor compromiso para establecer una comunicación eclesial colaborativa más sólida con Latinoamérica, en particular con México. Algunos, observó el Prelado, temen que una mala interpretación de la sinodalidad pueda exacerbar las tensiones existentes.
Se ha creado un comité nacional ad hoc para acompañar, apoyar y coordinar los esfuerzos para implementar la sinodalidad en toda la Iglesia en Canadá. León XIV se refirió a las preocupaciones de los obispos y el clero que ven la sinodalidad como una posible fuente de socavación de la autoridad de los pastores. Pidieron orientación sobre cómo promover mejor la corresponsabilidad, la rendición de cuentas y la transparencia en las diócesis y parroquias.
El papa León reflexionó sobre Canadá y Estados Unidos, a los que consideraba dos países que, en su momento, fueron aliados y ahora se encuentran en proceso de separación. En relación con esta tendencia, enfatizó la importancia de la sinodalidad, la cual, afirmó, debe implementarse de manera concreta. Invitó a todos a reflexionar sobre el tema, “a los sacerdotes, incluso más que a los obispos”, a abrir sus corazones y participar en estos procesos. Añadió que la resistencia a menudo surge del miedo o la falta de conocimiento, por lo que enfatizó la formación, sin la cual “habrá resistencia e incomprensión”. Luego, el Papa volvió al tema del ritmo:
“Debemos comprender que no todos corremos a la misma velocidad y que a veces debemos ser pacientes unos con otros. Y en lugar de que unos pocos se adelanten precipitadamente y dejen a muchos atrás, lo que podría incluso causar una fractura en la experiencia eclesial, debemos buscar maneras, a veces muy concretas, de comprender qué sucede en cada lugar, cuáles son las resistencias o de dónde provienen, y qué podemos hacer para fomentar cada vez más la experiencia de comunión en esta Iglesia, que es sinodal.
Por lo tanto, creo que la realidad concreta, entendida dentro de la cultura estadounidense, donde muchas estructuras existentes tienen un gran potencial para ser sinodales, y encontrar maneras de seguir transformándolas en experiencias más inclusivas, ya sea en consejos pastorales u otras estructuras o reuniones diocesanas, la inclusión de personas —hombres y mujeres, laicos y clérigos, mujeres y hombres, religiosos, etc.— pueden participar y experimentar un fuerte sentido de pertenencia, liderazgo y responsabilidad en la vida de la Iglesia”.
Redescubrir el entusiasmo de la fe para la reconciliación
En representación del Consejo de Patriarcas Católicos de Oriente (CPCO), monseñor Mounir Khairallah, Obispo de Batrum y presidente del Comité Patriarcal Maronita para el Seguimiento del Sínodo, representa a este grupo. Su mensaje también pretende ser un llamado a la justicia “en nombre de nuestros pueblos oprimidos y sin voz, mensajeros de esperanza y constructores de paz”. En la Iglesia maronita, la sinodalidad se ha propuesto como tema para la formación permanente de sacerdotes, y en las diversas diócesis del Líbano, país que el Papa pronto visitará, se han organizado sesiones para obispos, párrocos, delegados de diócesis y órdenes religiosas, y movimientos eclesiales, enfatizando el valor del diálogo. En este caso, la pregunta planteada al Sucesor de Pedro se refiere a los cambios “urgentes” (¿cuáles?) que las Iglesias Orientales están llamadas a implementar para implementar la sinodalidad, incluyendo seminarios, noviciados y formación de los laicos.
Dos aplausos de la asamblea subrayan las palabras del Papa en respuesta al testimonio de un lugar que hoy, concluyó León, “necesita signos de esperanza”. Señala la búsqueda del don del entusiasmo, en las Iglesias de Oriente Medio y también entre los cristianos de la diáspora, como un gran y esencial signo de esperanza. En la tierra donde Jesús nació, vivió, fue martirizado y resucitó, este, dice el Papa, es “el signo supremo de toda nuestra esperanza”. Y sobre esta base, nos invita a “ser verdaderos promotores del perdón y la reconciliación, tan necesarios, para aprender que perdonando y trabajando por la reconciliación, podemos construir verdaderamente una mayor unidad entre todos los pueblos”. Otro llamado a la unidad:
“[…] Como Iglesia, debemos estar unidos y unirnos para ser ese auténtico signo de esperanza, pero también una expresión muy real de caridad cristiana, amor fraterno y cuidado mutuo, especialmente hacia quienes lo han perdido todo debido a la destrucción de la guerra, debido a la existencia del odio entre nosotros. Creo que los desafíos que las Iglesias Orientales han seguido enfrentando y siguen enfrentando en Oriente Medio son algo que los occidentales debemos comprender mejor, por así decirlo, y que, al observar los procesos sinodales, debemos comprender que también existen diferencias significativas entre la Iglesia Latina y las Iglesias Orientales. Y debemos respetar estas diferencias. Creo que este es el primer paso en cualquier comunidad, en cualquier organización humana: si no nos respetamos, nunca comenzaremos a conocernos ni a acercarnos”.
Construyendo Caminos de Inclusión
El informe de la trayectoria en América Latina y el Caribe es de Nicolás Meyer, miembro del equipo sinodal del CELAM y coordinador de la Conferencia Regional de Cáritas. Todos los países de esta región están trabajando con grupos o comisiones episcopales nacionales, y algunos ya han identificado caminos inmediatos: desde reformar la estructura de las Conferencias Episcopales hasta fortalecer los procesos de escucha, desde una mayor capacitación de los agentes pastorales hasta renovar los procesos de evangelización. El Grupo de Reflexión Teológica del CELAM está trabajando en un libro sobre la “sinodalización” de las estructuras eclesiales, mientras que se ha ampliado la oferta de cursos y catequesis en línea.
También se ha lanzado la iniciativa Together (“Juntos”), con el objetivo de desarrollar una red de redes teológico-pastorales en la región panamericana que integre múltiples esfuerzos hacia la sinodalidad. Se ha creado un grupo de trabajo encargado de explorar los temas de transparencia, rendición de cuentas y evaluación en todos los procesos pastorales, adoptándolos como una práctica y un estilo eclesial, un tema aún poco desarrollado en el continente; y un sitio web para recopilar las experiencias de una Iglesia que crece en comunión y participación. En este documento, el Papa responde sobre cómo el proceso sinodal puede alentar e inspirar sociedades más inclusivas, justas y constructoras de paz.
El Pontífice expresa su gratitud por todo lo que se está logrando en América Latina, donde él mismo ha aprendido mucho en su misión. Ensalza el espíritu de comunión que tradicionalmente forma parte de la cultura misma de estos pueblos. Son una fuente de aprendizaje para practicar la fraternidad, observa el Papa, y también para continuar un camino auténticamente sinodal nacido de la escucha de la Palabra. A continuación, añade un énfasis en el entusiasmo, un ingrediente necesario para el contagio de la fe, para que “otros quieran unirse a nosotros y ser constructores de paz y comunión”. Y, por último, una nota personal:
“Pocas veces me he sentido inspirada por un proceso; me inspiran las personas que viven su fe con entusiasmo. Y vivir este espíritu —y hablamos de espiritualidad— de sinodalidad, pero es la espiritualidad del Evangelio, de comunión, de querer ser Iglesia. Estos son aspectos que realmente pueden inspirarnos a seguir siendo Iglesia y a construir caminos de inclusión, invitando a muchos otros —a todos— a acompañarnos, a caminar con nosotros”.
La Iglesia puede transformar las culturas que discriminan a las mujeres
Klára Antonia Csiszár, miembro del equipo sinodal del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) y profesora de Teología Pastoral en la Universidad Católica de Linz (Austria), ofrece una perspectiva europea, centrándose tanto en la interacción entre la herencia de las Iglesias Ortodoxas Orientales, fuente de enriquecimiento, y la de Occidente, como en la cuestión de la mujer. Y una vez más, la asamblea aplaudió con entusiasmo. En este sentido, la profesora observó una disparidad en enfoques y sensibilidades: desde una marcada apertura hasta formas de resistencia, escepticismo o temor ante la posibilidad de promover el liderazgo femenino. Explica, por ejemplo, que en regiones poscomunistas o en nuevas democracias, los obispos sinceramente comprometidos con los procesos sinodales siguen siendo la excepción y no la norma; sin embargo, donde existen sólidas tradiciones federales y gobernanza participativa, se han desarrollado caminos naturales para un estilo de vida sinodal: la cooperación ecuménica, las estructuras colaborativas y los órganos consultivos hacen que la sinodalidad parezca orgánica, no impuesta.
Csiszár añade que donde las expectativas se ven frustradas repetidamente, se instala la resignación. También se observa que facultades de teología y universidades como Lovaina, con su Centro de Modelos de Liderazgo Sinodal y Consultoría Internacional, y Linz, con su Departamento de Sinodalidad, proporcionan una sólida base académica, que promueve la investigación y la formación innovadoras en el ámbito de la sinodalidad. Las preguntas planteadas son: ¿Qué esperanzas pueden albergar legítimamente las mujeres en una Iglesia sinodal? ¿Cree que se está produciendo un verdadero cambio cultural en la Iglesia, para que la igualdad entre mujeres y hombres pueda convertirse en una realidad en el futuro?
Aquí, el Papa se entrega a dos recuerdos personales. Su vida en una familia católica, con padres muy activos en la parroquia. Era la década de 1970, y dirigiéndose a su madre, le preguntó si quería ser igual a los hombres, a lo que ella respondió, sin bromear: “¡No, porque ya somos mejores!”. La otra experiencia, de Perú, se refiere a una Congregación de religiosas consagradas cuyo carisma es trabajar donde no hay sacerdotes. “Tienen el poder de bautizar; son testigos oficiales en las bodas; realizan una maravillosa labor misionera, que también es un verdadero ‘testimonio’ para muchos sacerdotes. Esta es la valentía que se necesita”, afirma Leo, “para anunciar el Evangelio, ¡y son mujeres quienes lo hacen!”.
Posponiendo su respuesta a las preguntas más difíciles que forman parte de un grupo de estudio que se está presentando, el Pontífice aclara que el problema no es la falta de oportunidades, sino la existencia de obstáculos culturales que impiden a las mujeres ejercer lo que bien podría ser su rol, haciéndolas sentir como personas de segunda clase. Menciona los prejuicios y la discriminación que aún existen en algunos países, que claramente contradicen el Evangelio, y a menudo nos sentimos impotentes ante estas realidades. El papa León está convencido de que hay mucho por hacer. “Creo que la Iglesia ya ofrece oportunidades para comenzar y continuar este camino, y también en este caso debemos ser valientes y acompañar a otros para que, poco a poco, quizás se puedan introducir algunos cambios”. Porque, espera, “el carisma de cada persona sea verdaderamente respetado y valorado”.
“[…] Existe un desafío para la Iglesia y para todos nosotros: ver cómo podemos juntos promover el respeto por los derechos de todos; cómo podemos fomentar una cultura donde estas cosas no solo sean posibles, sino una realidad en la coparticipación de todos, cada uno según su vocación, donde puedan ejercer, digamos, un rol de responsabilidad en la Iglesia. Hemos visto muchos ejemplos prácticos. Pero la realidad es que, culturalmente, no todos los países, digamos, están en el mismo lugar que Europa o Estados Unidos, y no podemos simplemente asumir que al nombrar a una mujer aquí o allá para esto o aquello, será respetada, porque existen fuertes diferencias culturales que crean problemas.
Por eso, necesitamos hablar de cómo la Iglesia puede ser una fuerza de conversión, de transformación de culturas según los valores del Evangelio. Desafortunadamente, a menudo la forma en que vivimos nuestra fe está más determinada por nuestra cultura y menos por nuestros valores evangélicos. Ahí es donde todos podemos ser una fuerza, una inspiración, una invitación para que nuestras naciones, comunidades y culturas reflexionen sobre las diferencias existentes, no solo entre hombres y mujeres”.
Promoviendo la igualdad, justicia y compartir
Finalmente, el testimonio asiático del padre Clarence Sandanaraj Devadassan, de Malasia, habla de un camino sinodal que ha encontrado terreno fértil en un continente caracterizado por el pluralismo religioso, la diversidad cultural y las complejas realidades sociopolíticas. Miembro del equipo sinodal de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia —establecida hace medio siglo— de la Arquidiócesis de Kuala Lumpur, donde dirige el Centro de Investigación Católica, el sacerdote enfatiza que el camino sinodal ha fomentado un mayor compromiso con la promoción de la armonía entre los pueblos y las religiones, y con las mujeres y los fieles laicos en los procesos de toma de decisiones.
En muchas diócesis, se ha producido un despertar espiritual; las plataformas digitales se han convertido en herramientas esenciales para la consulta y la construcción de comunidad, especialmente entre los jóvenes. El sacerdote no oculta que algunos sacerdotes perciben la sinodalidad como una amenaza a la autoridad tradicional, y señala que existen áreas donde el extremismo religioso o las restricciones políticas limitan las expresiones públicas de la sinodalidad. Las diócesis están desarrollando planes pastorales a largo plazo inspirados en los principios sinodales, como Misión 2033 y Peregrinos de la Esperanza en India.
La imagen que ofrece el Papa en esta respuesta final es muy evocadora: “Debemos inclinarnos y respetar la tierra sagrada que representa a Asia”. Habla del sentido de misterio que aquí abre la puerta a diversos tipos de diálogo interreligioso, un tesoro en el continente del que debemos aprender. Aborda el elemento místico y contemplativo que debe descubrirse continuamente, dice el Papa, fascinado por una Asia que puede ofrecer tanta esperanza.
“Existen, por supuesto, grandes desafíos. Las realidades estructurales y económicas que enfrentan y la dificultad incluso de promover la comunicación a gran escala debido a las limitaciones de las iglesias locales son realidades que creo que también nosotros debemos compartir. Creo que esta experiencia de una Iglesia sinodal que construye comunión debería inspirarnos a todos, por así decirlo, una mayor generosidad al compartir recursos, para que quizás podamos lograr una mayor igualdad, una mayor justicia, incluso al compartir con otros los bienes y las bendiciones materiales que tantas iglesias tienen a su disposición. Obviamente, hacerlo conlleva grandes desafíos. Por supuesto, ya se han realizado grandes esfuerzos en esta dirección, lo cual debe reconocerse. Es un proceso continuo”.
VIDEO. Preguntas y respuestas con el papa León XIV sobre sinodalidad
Buenas prácticas para una Iglesia visionaria
Una polifonía de voces, experiencias y estímulos marcó el encuentro en el camino de una Iglesia acogedora, viva, dinámica e integrada. Después de los 25 talleres y 6 seminarios que comprometieron a los representantes de los equipos sinodales y de los organismos de participación —reunidos en Roma para el Jubileo—, la jornada culminó en el Aula Pablo VI con un momento de puesta en común de experiencias y buenas prácticas sobre la implementación de la sinodalidad en diversas partes del mundo.
La primera experiencia presentada fue la de la región amazónica, a través del testimonio de Mauricio López, ex presidente mundial de las Comunidades de Vida Cristiana (CVX) y actual vicepresidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA). Este organismo, explicó, es fruto de un auténtico proceso sinodal que “ha sido como un río”.
“La CEAMA es el camino de una Iglesia visionaria”, dijo, “una Iglesia que abraza la vida laical y presbiteral, que responde a las necesidades de un bioma, de un ecosistema”. En referencia a la exhortación apostólica Querida Amazonia, evocó el sueño social, ecológico, cultural y eclesial que busca dar un nuevo rostro de esperanza a la Iglesia. “Del Sínodo para la Amazonía se esperaban también nuevas estructuras, y esta es una de ellas”, observó López.
“Las mujeres, los laicos y las laicas sostienen la vida en la Amazonía. No se trata de repetir información, sino de saborear caminos nuevos”. En esta conferencia participan dos mujeres indígenas, una religiosa franciscana, el cardenal peruano Pedro Ricardo Barreto Jimeno, representantes campesinos y afrodescendientes, así como siete conferencias episcopales. Todo un ejemplo concreto de compromiso con una verdadera “ecología integral”.
Tailandia: la sinodalidad en el ámbito educativo
Desde Bangkok se proyectó un video que mostraba cómo aplicar la sinodalidad en el mundo educativo. Veinticuatro escuelas participaron en un proyecto de “maratón sinodal” que permitió a estudiantes y profesores experimentar cómo, incluso en un contexto mayoritariamente budista, es posible compartir valores fundamentales para un diálogo auténtico.
Durante los últimos dos años, los jóvenes pudieron poner en práctica sus talentos, aprender métodos de relación, descubrir qué significa escucharse mutuamente, confiar, prestar atención a los más necesitados y comprobar que, en definitiva, un mundo mejor es posible. La iniciativa, que también se ha replicado en Filipinas, enseña a los jóvenes a transformar sus sueños en proyectos concretos.
Los esposos Tayeh: vivir la acogida familiar en el Líbano
Otro testimonio llegó desde el Líbano: el de los esposos Tayeh, que desde hace 19 años viven su matrimonio como una misión de acogida. Abren su hogar a jóvenes y familias para ofrecer espacios de espiritualidad y convivencia, organizando momentos de adoración, actividades para grupos juveniles, parejas en crisis y estudiantes. Para ellos, los sacramentos son un camino de sanación interior. Daoud, el esposo, superó una etapa difícil de enfermedad gracias a una profunda conversión y a la oración comunitaria. Hoy es secretario general del consejo pastoral diocesano.
Lima: las asambleas sinodales parroquiales
Desde Lima, Perú, el jesuita Juan Bytton, coordinador de la comisión arquidiocesana sobre la sinodalidad, presentó un video que muestra cómo las 129 parroquias de la arquidiócesis están poniendo en práctica las conclusiones del proceso sinodal. En vista de la segunda asamblea, prevista para enero del próximo año, explicó que el desafío es aplicar el principio de circularidad entre laicos, religiosos, sacerdotes e instituciones eclesiales, de modo que todos sean “embajadores de sinodalidad”.
“Las asambleas sinodales parroquiales son la prueba tangible de que la sinodalidad puede vivirse a este nivel”, afirmó. “No se trata solo de haber aprendido un método, sino de redescubrir que ser cristiano significa escuchar, discernir y decidir bajo la acción del Espíritu”.
“La sinodalidad no es una opción”: un proyecto piloto en San Diego
Desde la diócesis de San Diego, en California, John E. Hurley, CSP, presentó cómo se están formando nuevos modelos de liderazgo a la luz de la sinodalidad. Gracias a la colaboración con la universidad local, se han realizado más de 1.100 sesiones de escucha con la participación de 27.000 personas. El objetivo: “reinventar la vida parroquial”. Hurley, que coordina el proyecto piloto, comentó: “Tenemos mucho trabajo por delante y debemos afrontar la desinformación sobre la sinodalidad. Se trata de sentar las bases para un nuevo modo de ser párrocos y cambiar la cultura. Lentamente, la mentalidad está cambiando”.
“La creación de una cultura sinodal no es una opción”, recordó, “porque tiene una raíz profunda en el Concilio Vaticano II”. Reconoció que en Estados Unidos existe una gran división sobre el tema, pero consideró alentador el impulso de León XIV, quien subraya que la sinodalidad es “antídoto contra la polarización”.
LEER. Reseña de testimonios, buenas prácticas de equipos sinodales
VIDEO. Testimonio del P. Brassesco – Jubileo equipos sinodales
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Fuentes
- Dulle, C. (2025, 30 octubre). From Pope Francis to Pope Leo: The future of synodality. America Magazine.
- Wooden, C. (2025, 17 noviembre). Synod study groups on “controversial” issues release interim reports. America Magazine.
- Giangravé, C. (2025, 18 noviembre). Vatican groups report progress, and tensions, on women and LGBTQ inclusion. Religion News Service.
- Palermo, A. (2025, 25 octubre). Jubileo de los equipos sinodales: buenas prácticas para una Iglesia visionaria. Vatican News.
- Palermo, A. (2025, 24 octubre). El Papa: Mujeres en la Iglesia y sociedad, superar prejuicios y obstáculos culturales. Vatican News.
- Cernuzio, S. (2025, 17 noviembre). Sínodo: publicados los Informes intermedios de los Grupos de Estudio. Vatican News.
- Videos: Rome Reports – America Magazine – Vatican Media
- Foto: Vatican Media

