Arz. Fernández: “No me atrevería a salir a festejar por el ‘no’ al aborto”
9:00 p m| 6 set 18 (FB).- “No me atrevería a salir a festejar por el ‘no’ al aborto, porque creo que ni los legisladores ni la sociedad en general pueden irse a dormir tranquilos”, escribió el arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, en una reflexión publicada en su cuenta de Facebook tras el rechazo del proyecto de legalización en el Senado argentino. “Todavía no se ha discutido cómo haremos para acompañar los embarazos no deseados, para ayudar a las mujeres con problemas a no tener que llegar al extremo del aborto”, explicó.
Días después en la misma plataforma agregó que “para lograr que los niños no sean abortados, no bastan los triunfos legales”. Son comentarios que invitan a profundizar en la realidad de la problemática del aborto, para no quedarse en la superficialidad de los intercambios acostumbrados e insuficientes. Así, el P. Fernández aceptó que, “tanto la sociedad como la Iglesia hemos hecho poco en estos temas… pero si de algo sirvió este debate, es para reconocer las tareas pendientes”.
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-Mucho por conversar y discutir (comentario publicado el 8 de agosto)
“Doy gracias a los senadores que han recordado que representan al pueblo de sus provincias, fieles al federalismo que justifica la existencia de una cámara de senadores. De hecho, los senadores del norte no votan a favor de los niños por nacer porque los hayan presionado los curas, sino por la presión del pueblo que ellos deben representar. Y pido respeto para el pueblo norteño, que no merece ser tratado de atrasado o de oscurantista porque ama la vida de los pequeños.
Por otra parte, agradezco que no se haya caído en el falso argumento que sostiene que tienen más derechos los más desarrollados (los ya nacidos), hasta el punto de quitar la vida impunemente a los menos desarrollados (los que todavía no nacieron). Si sacamos todas las consecuencias de esa lógica del ‘desarrollo’ los discapacitados o los menos inteligentes tendrían menos dignidad humana que los demás, y el interés de los más fuertes justificaría el avasallamiento de sus derechos.
Sin embargo, no me atrevería a salir a festejar por el ‘no’ al aborto, porque creo que ni los legisladores ni la sociedad en general pueden irse a dormir tranquilos. Todavía no se ha discutido cómo haremos para acompañar los embarazos no deseados, para ayudar a las mujeres con problemas a no tener que llegar al extremo del aborto, para facilitar la adopción, para prevenir el embarazo adolescente, para fomentar una paternidad responsable, para mejorar el acceso a la salud de las mujeres pobres (son muchas más las que mueren por llegar al parto desnutridas o enfermas que las que mueren por aborto).
Tanto la sociedad como la Iglesia hemos hecho poco en estos temas, aunque hay que reconocer que en la Iglesia han crecido los grupos que acompañan a las mujeres que abortaron para que recuperen la paz, y los curas villeros han creado lugares para acompañar los embarazos no deseados.
Si para algo sirvió este debate, es para reconocer las tareas pendientes”.
-No bastan los triunfos legales (comentario publicado el 11 de agosto)
“Queridos sacerdotes, religiosos/as y laicos de todos los colores, quiero agradecerles de corazón todo lo que han hecho, especialmente en las últimas semanas, para defender la vida de los más pequeños. Han reclamado pacíficamente, han suplicado, han marchado bajo el frío y la lluvia. ¡Gracias! ¡Que el Señor les premie esa entrega!
Pero queda en pie el objetivo fundamental: lograr que los niños no sean abortados. Para eso no nos bastan los triunfos legales. Por eso les pido que mantengamos en pie el empeño evangelizador y la pasión en la defensa de la vida, de las maneras más variadas:
1) Dando testimonio de cuánto amamos la vida frágil, indefensa e inocente.
2) Explicando con argumentos claros las razones de nuestra opción, con explicaciones comprensibles y convincentes.
3) Estando cerca de las mujeres con riesgo de acudir al aborto.
4) Tratando de resolver los problemas, especialmente de las mujeres pobres, que puedan llevarlas a abortar.
5) Acompañándolas para que no queden a merced de quienes las inducen u obligan a abortar.
6) Mostrando que somos coherentes en el amor a la vida, y que nos duele toda forma de vida humana amenazada y degradada: también la vida de los más pobres y abandonados por la sociedad.
7) Ayudando a descubrir el sentido más genuino e íntegro de la sexualidad, que no puede entenderse como un mero placer irresponsable, y educando para una paternidad responsable.
8) Haciendo ver que no dejamos de amar a las mujeres que abortaron, porque tratamos de ayudarlas a que recuperen la paz y el sentido de la vida.
Finalmente, devolviéndole el calor a la maternidad. En los últimos días quisieron imponernos la visión más fría, aséptica y desabrida de lo que es ser madre. Quisieron obligarnos a que ya no digamos ‘niño’ ni ‘hijo’ sino ‘larva’ o meramente ‘un embrión’. Las mujeres que han visto interrumpido un embarazo por abortos espontáneos, saben que no es eso lo que se siente. Y las que hablan de lo que llevan dentro no se sienten expresadas diciendo ‘mi embrión’.
Hoy quieren quitarle todo el calor y la pasión a la maternidad, e incluso dejarla sin poesía. Yo recuerdo, en cambio, una canción de Baglietto que escuchábamos en mi juventud y decía: ‘Era en abril el ritmo tibio de mi chiquito que danzaba dentro del vientre, como un prado en flor… Mi niño, mi niño, el ombligo el sol’. ¡Gracias a Dios nuestras convicciones nos ayudan también a mantener la poesía y el mejor humanismo!”.
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