Azerbaiyán; católicos y musulmanes unidos desde hace siglos
9:00 a m| 8 feb 17 (VATICAN INSIDER/BV).- Durante su visita a Bakú, el 2 de octubre pasado, Francisco declaró: “Espero vivamente que Azerbaiyán prosiga por este camino de colaboración entre las distintas culturas y confesiones religiosas. Aquí se desea custodiar el gran patrimonio de las religiones y al mismo tiempo se busca una mayor y fecunda apertura: también el catolicismo, por ejemplo, encuentra sitio y armonía entre otras religiones mucho más numerosas, signo concreto que demuestra que no la contraposición, sino la colaboración ayuda a construir sociedades mejores y pacíficas”. El Vatican Insider reseña algunas historias de convivencia entre cristianos y musulmanes que reafirman las buenas relaciones entre los fieles y el recuerdo del viaje del Papa.
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Un pequeño rebaño
Quien acogió en tierra azerí a Papa Francisco fue el padre Vladimir Fekete: eslovaco, de 62 años, es prefecto apostólico de Azerbaiyán y responsable de la misión salesiana de Bakú, integrada por seis sacerdotes, tres laicos consagrados y dos Hijas de María Auxiliadora. En la capital azerí también hay cinco misioneras de la Caridad, que abrieron una casa para acoger a los más necesitados. En todo el país, que tiene 10 millones de habitantes, estos son los únicos sacerdotes y religiosos católicos presentes. Los fieles en Bakú son un pequeño rebaño. Si a principios del siglo XX había 10.000 fieles, con la llegada del régimen comunista cambió todo (las Iglesias fueron destruidas y los sacerdotes perseguidosy asesinados), por lo que en la actualidad hoy hay alrededor de 300 católicos azeríes y algunos millares de católicos extranjeros.
Una larga historia de convivencia
“Nosotros los salesianos estamos presentes desde el año 2000, enviados por la Santa Sede bajo invitación del gobierno azerí, que había pedido sacerdotes para acompañar a la pequeña comunidad católica”, dice el padre Fekete. Y añade: “Las relaciones entre católicos y musulmanes, como pudo constatar Papa Francisco, son buenas. Desde el primer siglo y a lo largo de todo este tiempo, este territorio fue un reino cristiano: con la llegada de los musulmanes gran parte de la población se convirtió progresivamente a la fe islámica, pero a lo largo de los siglos siempre ha habido comunidades de cristianos y hebreos, y la convivencia nunca ha sido problemática”.
“Este pasado es una raíz hermosa y el presidente y el gobierno la consideran de gran valor: la acción política pretende sostener y animar relaciones cada vez más serenas y activas. Normalmente se piensa en el Islam como si fuera un monolito, pero en realidad tiene muchos rostros: el azerí se caracteriza por su apertura, su respeto y su tolerancia. Cada mes, desde hace ya varios años, me reúno con los representantes de las religiones tradicionales de Azerbaiyán, es decir con el jeque de los musulmanes del Cáucaso, Allahshukur Pashazadeh, con el arzobispo ortodoxo, Aleksandr, y con el representante de la comunidad hebraica, Millik Yevdayev: discutimos sobre la vida de nuestros fieles, nos aconsejamos entre nosotros. Son momentos de muy útiles. Y además, muchas veces participamos todos juntos en encuentros promovidos por el gobierno”.
La voz de los musulmanes
Entre los amigos del padre Fekete está Gunduz Babayev, de 52 años, padre de tres hijos y dirigente en un departamento del Ente de los musulmanes del Cáucaso. Babayev afirma: “Los creyentes auténticos no pueden aceptar el miedo, incluida la islamofobia. Con su ejemplo, deben enseñar a amar y a estimar al prójimo: toda religión verdadera tiene este deber. En Azerbaiyán pertenecer a diferentes religiones no es motivo de división; cada quien vive según la propia fe, pero todos creemos en el único Dios creador. En lo personal, no hago ninguna distinción con base en la fe, tespeto a todos los que creen en el único Dios y tratan de hacer el bien. Nuestro país está orgulloso de la tolerancia que existe entre sus habitantes, y estoy convencido de que los católicos pueden contribuir en la consolidación de esta peculiaridad de Azerbaiyán”.
Y hacen eco a las palabras de Gunduz Babayev las de Kasim Talibov, periodista de 23 años: “Aquí los fieles de las diferentes religiones viven bien juntos, no se registran dificultades. Estoy convencido de que es importante promover el conocimiento recíproco, para estar cada vez más cerca y para ser más abiertos a los demás. Por mi parte, siendo musulmán, tengo una actitud tolerante con cualquier persona. Creo que los católicos contribuyen al desarrollo del país mediante sus obras de asistencia a los ancianos, a los sin techo y a las personas necesitadas”. También Rasim Musaffarli, de 58 años, padre de dos hijas y editor, afirma que tiene buenas relaciones con los católicos: “Creo que las personas auténticamente religiosas (de diferentes religiones) que viven juntas en un país pueden enseñar a comprender que Dios es Uno y Único. En mi opinión, en Azerbaiyán la convivencia entre los fieles es capaz de contribuir en el progreso de este país ayudando en la liberación de los territorios ocupados”.
La vida de la comunidad católica
En el año 2000, cuando llegaron los padres salesianos, fue construida una pequeña capilla dedicada a Cristo Redentor. Después de la visita de Juan Pablo II en 2002, el gobierno donó a la comunidad un terreno en el que se construyó la iglesia de la Inmaculada Concepción: el jeque, a quien el padre Fekete define como “un hombre muy abierto”, quiso contribuir en la construcción y ofreció personalmente 10.000 dólares. Durante los años, se han ido sumando a la iglesia, en donde se celebran misas cotidianas, el centro pastoral y el oratorio.
Proyectos sociales y de educación
“También tratamos de desarrollar proyectos sociales y de educación”, dice el padre Fekete: “La sociedad está comprendiendo poco a poco que la Iglesia católica no se ocupa solo ‘de los suyos’, sino que (en donde se encuentre) desea servir a todo el pueblo, particularmente a los más frágiles. En la actualidad prestamos asistencia a los pobres que se dirigen a la Casa de las Misioneras de la Caridad, y abrimos una escuela en la que también hay maestros musulmanes, a la que asisten 400 jóvenes. También pusimos en marcha un programa de adopciones a distancia para los hijos de madres solteras o de parejas que viven en estado de necesidad”.
El aliento de Papa Francisco
La visita de Papa Francisco, prosigue el padre Fekete, “fue motivo de gran alegría para los fieles católicos, que acudieron felices de poderlo encontrar: la misa solemne tuvo mucha participación. El Papa, con su estilo familiar y afectuoso, nos animó a seguir adelante con confianza, sin miedo: para nosotros sus palabras fueron un impulso muy importante”. Rasim Musaffarli también cree que fue muy positiva la visita del Pontífice argentino, y Gunduz Babayev, concluyendo, afirma: “La presencia del Papa en Azerbaiyán fue un evento histórico. Francisco visitó un país musulmán, habló a los fieles en la mezquita: es un ejemplo significativo de diálogo interreligioso”.
Fuente:
Vatican Insider