Austeridad responsable
La caridad de Cristo nos apremia (2 Cor 5, 14). La Iglesia, desde su magisterio social, como signo de justicia y de fraternidad, nos urge a concretar la solidaridad en estos momentos: la “preocupación acuciante por los pobres debe traducirse, a todos los niveles, en acciones concretas” (Sollicitudo Rei Socialis, n. 43).
Para ello, es necesario fijar la mirada en el otro y hacerse cargo. Dios nos pide que seamos “guardianes de nuestros hermanos”. “Hoy más que nunca, la Iglesia es consciente de que su mensaje se hará creíble por el testimonio de las obras antes que por su coherencia y lógica interna”
“Por eso es necesario esforzarse por implantar estilos de vida, a tenor de los cuales la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con los demás hombres para un crecimiento común sean los elementos que determinen las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones”.
Una austeridad responsable y solidaria
Invitamos a todos los creyentes y a los ciudadanos de buena voluntad, a lo que podríamos llamar “austeridad responsable y solidaria”. “Austeridad responsable” como camino de fraternidad y solidaridad. La austeridad sin la solidaridad cae en la avaricia, y la solidaridad sin el compartir es una mentira.
Hablamos de “austeridad responsable y solidaria”, entendiéndola como un estilo de vida caracterizado por la moderación y la sencillez, por el consumo responsable, que nos lleve a discernir y recortar las necesidades artificiales que nos hemos ido creando en la vida cotidiana, para poder compartir generosamente con los hermanos.
La “austeridad responsable” no es un fin en sí misma; pretende ejercitar la justicia y la caridad porque, como decía san Basilio, “el pan que tú retienes es el del hambriento. Los vestidos que guardas en tus arcas son del desnudo. El calzado que se pudre en tu casa es del que va descalzo. En resumen: estás ofendiendo a todos cuantos puedes socorrer”.
Hoy más que nunca son necesarios los ciudadanos cristianos, los guardianes y vigías, que “vean, comprendan y actúen”, porque el “mandamiento del amor al prójimo exige y urge a tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad respecto a quien, como yo, es criatura e hijo de Dios: el hecho de ser hermanos en humanidad, y en muchos casos también en la fe”
Decálogo
Básico
“Felices los que tienen hambre y sed de justicia”. Haced a nivel personal, familiar, parroquial, laboral, una lista de posibles caprichos y deseos que podemos entregar a favor de los que no tienen cubiertas sus necesidades, y vivir más sencillamente; valorar más la comunicación personal y afectiva con los otros, especialmente con los seres queridos. Dedicar más tiempo a uno mismo, a meditar, a contemplar, a pasear, a leer, a rezar.
Personal y familiar
2. “Dadles vosotros de comer…”. Organiza la economía familiar pensando en un miembro más de la familia y aportando esa cantidad, analizada y decidida, a espacios de verdadero compartir con espíritu cristiano: Cáritas, Manos Unidas…
3. “El que tenga dos túnicas, que dé una”. Conoce desde tu profesión y trabajo la realidad con profundidad; sé más austero y cuidadoso en los gastos, sobre todo en lo público y lo comunitario; atiende y protege a los más rotos por la crisis, organiza el trabajo de otra manera, para compartir
e impedir en la medida de lo posible los despidos, y a ser posible, en el peor de los casos, “mejor todos con la mitad que la mitad con nada”. Sé justo, pagando tus impuestos, y no calles ante los “pequeños fraudes” que vemos cada día, porque, si desapareciera el fraude fiscal en España, no harían falta recortes, ni reforma laboral, ni…
4. “Si os calláis, gritarán las piedras”. Aprovecha tus espacios propios para proclamar la verdad, siempre esperanzado y señalando lo que se puede hacer y a los que ya lo hacen; “en esta sufriente comunidad, muestra a tope tu habilidad para sanar”, no te calles.
Iglesia
5. “Lo tenían todo en común”. Analicemos las contabilidades de nuestras instituciones y hagamos una opción, con acciones concretas pedagógicamente realizadas, para que la partida mayor esté dedicada a los que más lo necesitan. ¡Ninguna parroquia sin Cáritas!
6. “Amaos unos a otros como yo os he amado”. Conoce más a fondo esta realidad organizativa en sus distintos niveles, activa tu cuota o auméntala, y participa activamente; no tengas miedo y da el paso a un voluntariado serio y comprometido para “darte”.
7. “Si un ciego guía a otro ciego…”. Conoce la Doctrina Social de la Iglesia y entra en la aventura del compromiso sociopolítico de tu fe. Fórmate, acude y pide formación en doctrina social. Político y económico
8. “Dichosos los limpios de corazón”. Seamos transparentes y limpios en el ámbito económico. ¡Las cuentas, claras! Propicia todo el trabajo que puedas, aunque sea mínimo, siempre que sea justo. Que nuestros contratos sean legales y formales, especialmente con los inmigrantes y en el ámbito doméstico. Fomenta otras formas de relación con los bienes y el dinero, como son el comercio justo, el consumo responsable y la banca ética.
9. “Porque estuve enfermo, en la cárcel, fui forastero, desnudo…”. Haz un uso racional y cuidadoso de los servicios públicos de sanidad, educación y seguridad social, sin engaños, abusos ni privilegios, y defiéndelos.
10. “El que quiera ser el primero que sea el último”. Exigir la renta básica de ayuda a las familias que están en las peores circunstancias actualmente. Y todo esto “porque la caridad de Cristo nos apremia”