Jesús y el manifestante
La revista Time eligió la figura del manifestante como el personaje del año 2011. Los hechos ocurridos en la Primavera Árabe, Grecia, España, Estados Unidos y tantos pequeños conflictos que acontecieron en diversas partes del mundo, hicieron del “manifestante” una figura crucial en este año que ya acaba.
Lo ocurrido con los manifestantes me hace pensar en dos cosas. Por un lado, para los medios de comunicación éstos resultaron “atractivos” porque fueron actores protagónicos de movimientos novedosos, que podían estar manifestando los gérmenes de un cambio de modelo. Por otro lado, quienes protestaban pedían justicia y dignidad. Ya estaban hartos de tiranías, desigualdades, y de esperar la encarnación de promesas económicas y/o políticas.
Con respecto al primer punto, la economía de mercado nos ha acostumbrado a esperar lo novedoso. Se busca irrumpir en el mercado con alguna innovación, la cual probablemente tendrá una expiración rápida, ya que la misma empresa -o su competidora- hará todo lo posible por lanzar un nuevo producto más actualizado. El surgimiento de los manifestantes en distintos continentes presenta una novedad. Thomas Frank, ensayista y escritor estadounidense, afirma la necesidad de la novedad continua en la sociedad de consumo, donde la rebelión y la creatividad son cruciales. Cada empresa lanza su producto como algo único, creativo, salvador. En este sentido, el manifestante calza con lo que se espera de un “producto” hoy en día: rebelión, creatividad, novedad.
En relación a las demandas de los manifestantes, ellos exigían democracia, justicia e igualdad. Tanto en el plano político como el económico, se hartaron de esperar la encarnación de modelos que sólo funcionaban en el papel o en las promesas de gobernantes. Sin duda, están cambiando la historia desde sus deseos; haciendo realidad lo que siempre han esperado.
En tiempos de Adviento y a días de la Navidad, podemos ver en Jesús alguien que siempre es novedad y encarnación de justicia, pero que no se agota. Su “creatividad” y “rebelión” perdura por los siglos. El mismo Hijo del Hombre fue alguien que criticó a las autoridades por las injusticias que provocaban.
Los manifestantes arriesgaron su vida, Jesús entregó la suya. Los manifestantes permitieron cambiar autoridades y reorientar modelos, Jesús cambió la historia de la humanidad, sensibilizando a millones con su modo de proceder y prometiendo su compañía hasta el final de los tiempos. En su propia vida, y para la posterioridad, permitió culminar la espera de muchos seres humanos.
Que esta Navidad nos ayude a encarnar a Dios en medio de las injusticias, pero no con violencia, sino provocando el encuentro. Habrá que discernir quiénes son los leprosos, prostitutas, ciegos y cojos de cada nación, para resignificar la vida de Cristo hoy; ya que si bien en algunos momentos “la divinidad se puede esconder”, ésta nunca se agota.