Religiones en diálogo
La reflexión, el silencio, el distanciamiento son compañeros necesarios de todo diálogo verdadero: si no existieran, este proceso correría el peligro de empobrecerse y de reducirse a un intercambio de ideas, con poco contenido espiritual e intelectual o sin él. Una vez más nos preguntaremos: ¿por qué los cristianos se empeñan en dialogar con personas y comunidades de otras religiones? Un primer motivo es que todos somos criaturas de Dios y, por tanto, hermanos y hermanas. Luego, el hecho de que Dios actúa en cada persona humana, la cual, ya mediante el uso de la razón, puede presentir la existencia del misterio de Dios y reconocer valores universales, constituye un segundo motivo. Existe, por último, un tercer motivo: descubrir en las diversas tradiciones religiosas el patrimonio de valores éticos comunes que permite a los creyentes contribuir, come tales, en particular a la afirmación de la justicia, de la paz y de la armonía en las sociedades de las que son miembros con pleno derecho.
Esa reflexión requiere tiempo, intercambio de puntos de vista, honradez intelectual y humildad. No es raro que los interrogantes que surgen en los interlocutores del diálogo necesiten un tiempo de estudio, de reflexión y también un intercambio dentro de un mismo grupo religioso en diálogo. La Jornada del próximo 27 de octubre favorecerá, desde luego, esta reflexión, tanto a nivel personal como colectivo.
El diálogo que la Iglesia procura instaurar con creyentes de otras religiones, pero también con toda persona en búsqueda del Absoluto. Ese diálogo se realiza procurando siempre conciliar verdad y caridad.
El diálogo no es una conversación entre responsables religiosos o creyentes de varias religiones; no es una negociación de tipo «diplomático», el diálogo verdadero es un espacio para el testimonio recíproco entre creyentes que pertenecen a religiones diversas, para conocer más y mejor la religión del otro y los comportamientos éticos que de ella brotan. Esto permite, al mismo tiempo, corregir imágenes equivocadas y superar prejuicios y estereotipos sobre personas y comunidades. Se trata de conocer al otro como es y, por tanto, como tiene derecho a ser conocido, no como se dice que es y, menos aún, como se pretende que sea. Gracias al conocimiento directo y objetivo del otro, se incrementan el respeto y la estima recíprocos, la comprensión mutua, la confianza y la amistad.
Se conocen bien las cuatro modalidades principales, según las cuales los creyentes están llamados a dialogar: el diálogo de la vida (comunión de alegrías y de pruebas de la vida cotidiana); el diálogo de las obras (colaboración de cara a la promoción del desarrollo integral del hombre); el diálogo teológico, cuando es posible (comprensión de las respectivas herencias religiosas); y el diálogo de la experiencia religiosa (compartir las mutuas riquezas espirituales).
En la Jornada del 27 de octubre, no faltarán los espacios de diálogo, tanto formales como informales. Se sobreentiende que la oración acompaña siempre el inicio, el desarrollo y la conclusión de toda acción del cristiano y se incluirá momentos de oración, entendida como diálogo de todo creyente con Dios o con el Absoluto, cada cual según su propria tradición religiosa o su búsqueda de la verdad
En el diálogo, los cristianos están llamados también a dar testimonio del espíritu de oración que los anima. La oración es una de las dimensiones en las que el cristiano hace brillar ante los demás sus buenas obras para que las vean y den gloria a su Padre que está en los cielos
Nuestros coloquios con los interlocutores musulmanes del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso comienzan siempre con un momento de oración que puede realizarse tanto con un tiempo de silencio como con la lectura de un pasaje del Evangelio y del Corán. También las comidas, momentos de convivencia fraterna, están precedidos por momentos de oración silenciosa o por una «invocación» teológicamente aceptable por ambas partes.
Surge espontáneamente el deseo de que todos los participantes en la Jornada de Asís del 27 de octubre, así como las numerosas personas y comunidades de creyentes que se unirán a ellos, comprendan mejor el significado de lo que se afirma en la declaración Nostra aetate: «La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones es verdadero y santo. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, aunque discrepen mucho de lo que ella mantiene y propone, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres»
Imagen: (Reuters) Reunidos. Presidente de la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, Mevlut Cavusoglu; el representante plenipotenciario del consejo de la iglesia evangélica Bernhard Felmberg; el presidente de los asuntos religiosos de la República de Turquía, Mehmet Goermez; Su Beatitud, el patriarca Daniel de Rumania; el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso y el Rabino principal de Rusia, Berel Lazar.
"SEAN UNO COMO YO Y MI PADRE SOMOS UNO"DECÍA NUESTRO SEÑOR JESUSCRISTO.AMI ME ALEGRA SOBREMANERA QUE SE DEN PASOS CONCRETOS EN BUSQUEDA DE LA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD.EN PERÚ,TABIEN SE ESTAN DANDO PASOS MUY LENTOS PERO SIGNIFICATIVOS.EN EL MES DEL SEÑOR DE LOS MILAGRO SE HA FORMADO LA "ALIANZA INTERCONFESIONAL DE MINISTROS Y LIDERES CRISTIANOS"EN EL QUE PARTICIPAN ANGLICANOS,ADVENTISTAS,EVANGELICOS Y CATÓLICOS.LUEGO LES ALCANZO MAS NOVEDADES.YO SOY LAICO CATÓLICO PRESIDENTE DE CAPAC Y MI CORREO ES: comunidadcapac@yahoo.es