EL PESO DE LA CAMISETA
Es el partido Real Madrid – Manchester City un miércoles 04 mayo 2022 en el estadio Santiago Bernabéu en Madrid. Como contexto, es el partido de vuelta en la semifinal de la Champions League. En el de ida, el Manchester City ganó 4-3. Resultado final: 3-1 a favor de los locales.
“Que baje Dios y lo explique” titulaba Marca luego del partido, “De otro mundo” refería a su vez As, “Increíble” escribía Sport y “SurREAListe” clamaba L´Equipe. Titulares que no sólo revelan asombro sino dificultad para explicar racionalmente los hechos.
Porque ¿cómo explicar que hasta el minuto 89 tenía el Manchester City el pase a la final de la Champions en la mano con dos goles de diferencia, y al terminar el partido caía eliminado luego de recibir 3 goles en 10 minutos?
No puedo referirme a lo metafísico o lo paranormal. Prefiero darle otro enfoque. Y dado que muy poco se habla de él, la pregunta que me hago es: ¿cuál fue el peso del factor emocional en este extraordinario resultado? Bien vale hacer ese análisis.
El partido se inicia con una cierta tranquilidad del Manchester City (por la victoria en casa) y con la necesidad del Real Madrid de remontar el resultado. La escasa diferencia de un gol da lugar a la ilusión. Ese es el escenario emocional de inicio.
En el primer tiempo, salvo la posibilidad de un gol madrugador de Benzema a los 3 minutos, el riesgo rondaba la portería de Curtois. Hubo hasta cuatro posibilidades del Manchester: a los 14´ con un disparo de De Bruyne, Bernardo a los 19´, De Jesús a los 22´, y Foden a los 39´. Como evaluación general es el cuadro inglés el dominante, pero al no anotar no consolida ese dominio en el resultado. La imagen de Curtois se agiganta. La diferencia de un gol sigue siendo mínima. Real Madrid hilvana, crea y arriesga pero no hace daño.
Al inicio del segundo tiempo hay reacción del Real Madrid y se ve en los minutos 46´ y 51´: Vinicius pierde un gol casi hecho y le pasa algo similar a Modric. Pero a los 72´ llega el gol de Mahrez marcando el 1-0 a favor de los ciudadanos y ampliando a dos goles la diferencia en el global.
En los siguientes minutos, es el Manchester City el que más peligro provoca: a los 85´, Curtois le tapa a Cancelo, y a los 86´ por el carril de Grealish se pierden dos ocasiones de gol. A estas alturas, Curtois ya es definitivamente el jugador estrella del partido. Es cierto que van dos goles de diferencia pero su gran desempeño ha impedido otros más.
Se llega a los 89 minutos con hinchas del Madrid retirándose del Bernabéu, y ya la resignación cundía en la afición. La posesión del balón de 55% a 45% en favor de los “citis” y el doble de disparos a puerta (10-5), daba cuenta estadística de la relativa superioridad británica.
En eso, a los 89 minutos y 20 segundos toca Rodrygo un pase de Benzema y gol. Fue como una brutal inyección de adrenalina a la vena, y ese efecto se trasladó al Bernabéu.
Ese gol actuó como un desfribilador: una fuerte carga eléctrica que te revive, y ante la sola posibilidad de la meta todo el equipo se impulsa hacia adelante y se verticaliza todo. Un minuto y medio después llega el segundo gol.
Si el primero fue un mazazo para el Manchester, el segundo fue casi como un nocaut. Ya no hay juego colectivo, se actúa en modo supervivencia, la mente se aferra a evitar un nuevo gol más que buscar uno más. Así que el penal es la expresión de eso: una falta irrefutable contra Benzema que el mismo jugador ejecuta de forma impecable.
En un medio español, el locutor expresaba frases como ésta: “un Real Madrid que parecía abatido, otra vez toca milagro“, “cuando estaba absolutamente muerto, en el ataúd, con tantos en el vestuario, aparece la magia del Bernabéu en una eliminatoria para la historia“, “la de hoy es muy gorda, cuando nadie pensaba en el milagro, cuando estaba la fecha del entierro, cuando no creía nadie, ha vuelto a resucitar“.
Estas frases dichas con extrema rapidez, dan cuenta del elevado estado emocional del locutor. Adrenalina pura fluyendo en su cerebro, específicamente en su área de Broca, el centro de producción del lenguaje.
¿Qué hizo posible los 3 goles? La posibilidad de remontar, el deseo de ganar, el peso de la camiseta. Ni el Manchester, sin duda uno de los cuatro mejores equipos del mundo en la actualidad, pudo ser ajeno al licuado mental que produce el miedo en los seres humanos.
¿Existe el peso de la camiseta? No hay duda que existe, no en el ámbito de la razón pero sí en la emocionalidad de los seres humanos, tanto en quienes la tienen puesta para dar todo de sí (inclusive más allá del límite físico), como de quienes la enfrentan, como si ella fuera un escudo invisible que protegiera a los portadores o que les haga realidad hazañas que de otra manera no se pueden explicar. Creo que lo mismo seguirán pensando el Paris Saint German y el Chelsea, las anteriores víctimas del peso de la camiseta blanca.
Lima, 09 de mayo de 2022.