LA ELECCION DE BARACK OBAMA COMO PRESIDENTE DE LOS EEUU
No es un acontecimiento menor que Estados Unidos, hoy por hoy la mayor potencia económica y militar del planeta, haya elegido a un ciudadano de raza negra a la Presidencia de su Nación. Los antecedentes racistas de dicho país (el propio asesinato de Martin Luther King) que llegan aún hasta el presente, evidenciaban una tendencia contraria en un stablishment político más bien conservador y mayoritariamente de raza blanca. El “cambio” fue la palabra de mando de su campaña, y vaya que sí lo hubo.
Que en una fascinante carrera electoral (incluyendo las primarias partidarias contra Hillary Clinton) haya llegado al cargo político más elevado de su país, no sólo revela la inteligencia y capacidad política de este hijo de keniano (recuérdese la tradición de imbatibilidad de los atletas kenianos en las carreras olímpicas), sino también la porosidad del sistema político norteamericano para ahora aceptar a un representante de una ya no tan “minoría racial”. Ojalá que eso que ha sido aceptado por la voluntad popular sea ahora respetada durante sus cuatro años de gobierno, ya que Estados Unidos no es ajena (como seguramente ninguna otra nación) a casos de magnicidio que han marcado profundamente la historia de dicho país. Que nadie se sorprenda entonces que en 20 años Estados Unidos pueda ser gobernado por un descendiente de hindú, asiático o latino.
Aunque el color de la piel no es garantía de que el nuevo gobierno de Estados Unidos deje esa arrogancia de sus élites de creerse la cúspide de la cadena alimenticia del planeta Tierra (más republicana que demócrata hay que admitirlo), los ciudadanos no norteamericanos esperamos y deseamos que Estados Unidos recobre esa visión de nación pujante, constructora y acogedora que para muchos ciudadanos de todo el mundo (incluyendo peruanos) ha sido y seguirá siendo, pero en paz y en concierto con otras naciones y culturas. Ojalá Barack Obama también tenga su propio sueño (pues él ya cumplió el de Luther King), que no será sólo el sueño de norteamericanos sino de muchos de los que habitamos el planeta.