LA CONTROVERSIAL EXPERIENCIA DE LA BANCA DE DESARROLLO EN EL PERÚ

Aunque existen varias entidades financieras estatales, a la fecha el estado peruano no cuenta con una efectiva banca de desarrollo como instrumento de política pública de largo plazo. A nivel internacional, las actividades de banca de desarrollo de las entidades financieras estatales son, por definición, el instrumento de política gubernamental para contribuir a mitigar las fallas de mercado que puedan inhibir una suficiente y adecuada oferta de créditos a la economía, especialmente en países donde los mercados de valores son aún muy poco desarrollados.

En el Perú, la visión prevaleciente del papel del estado en la economía está marcada por la radical experiencia de privatización de empresas estatales y desregulación financiera del gobierno dictatorial de Fujimori. Los procesos básicos que transformaron el sistema financiero peruano en los 90 fueron dos: el proceso de privatización y el proceso de dolarización crediticia.

La Constitución de 1993 estableció que el estado podría realizar subsidiariamente actividades empresariales sólo si era autorizado por ley expresa. Este peculiar contexto político-legal explica el desempeño de la banca de desarrollo en el Perú desde los 90, donde se asume que las empresas públicas sólo pueden hacer lo que expresa y específicamente la ley les faculte, a diferencia de las empresas privadas que pueden hacer todo aquello que la ley no les prohíba.

En función de este controvertido “rol subsidiario del estado”, a las empresas estatales no se les deja competir en el mercado en igualdad de condiciones con las empresas privadas, contrariamente a lo que en los países de la OCDE se hace como mejores prácticas. Así, en el caso de las empresas financieras, esta distorsión legal hace que sus fuentes de fondeo en moneda nacional no sean competitivas y, por el contrario, muchas veces hayan terminado aumentando la deuda externa total y contribuyendo a mantener un sistema financiero dolarizado y un mercado de valores subdesarrollado.

La coyuntura de la última crisis financiera internacional reavivó el interés en la relevancia del crédito para el desarrollo económico que ya había sido resaltada por Schumpeter en 1934 y el efecto condicionante del sistema financiero en el corto plazo señalado por Keynes en 1943, pero el Perú pareciera seguir en otro mundo. ¿La economía peruana sobrevivirá a la prueba de fuego de toda economía exportadora de materias primas: extender el crecimiento más allá de un largo ciclo de precios favorables para sus productos de exportación?

El modelo primario exportador peruano no requirió de una banca de desarrollo estatal, pero sí de un contexto externo favorable totalmente ajeno a su voluntad. ¿Será la hora de repensar el papel estratégico que podría jugar la banca de desarrollo en la diversificación productiva de la economía y en el cierre de la brecha de infraestructura como en su momento lo hicieron los países hoy más desarrollados?

 

Nota: Artículo basado en extractos parciales de Dancourt, Óscar y Jiménez-Sotelo, R. (2017). “La experiencia de la banca de desarrollo en el Perú: 1990-2015”. Documentos de Trabajo (PUCP), número 444. http://files.pucp.edu.pe/departamento/economia/DDD444.pdf

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