Archivo de la etiqueta: Artículos en este Blog

El siguiente paso: acreditar los postgrados en educación.

Las nuevas medidas dadas por el Ministerio de Eduación que exigen la acreditación de las instituciones que brindan la formación inicial de los futuros docentes debiera ser parte de una política mayor de acreditación del sistema de educación superior que permita un serio planeamiento de plazos y metas razonables, así como el financiamiento debido. Necesitamos planificar dicho proceso de acreditación para evitar avances parciales que luego se quedan en el camino sin terminar con logros significativos. Y una de las cosas que más demanda el sector educación es justamente eso: logros.

En el caso del sector educativo el proceso de acreditación debe continuar hacia la formación de postgrado, especialmente en cuanto a las maestrías y doctorados. Estas se han multiplicado por el país con niveles muy desiguales de calidad académica. De las 741 maestrías en general que ofertan las universidades, -según datos de la Asamblea Nacional de Rectores- 122 son maestrías en educación, es decir, el 16%. Pero más allá de estos y otros datos globales no contamos con un nivel de información pública y actualizada sobre las maestrías y doctorados en educación que se ofertan tanto desde universidades peruanas públicas como privadas, así como las que se ofertan desde el extranjero.

La acreditación de las maestrías y los doctorados en educación permitirán completar el proceso de exigencias para mejorar la calidad académica en un segmento de la educación superior si bien reducido en número, sin embargo, estratégico en la formación de los liderazgos debidamente acreditados que requiere el sector.

Luis Sime Poma

Sigue leyendo

Empoderar el optimismo desde el aula

En contraste con el pesimismo que han generado los resultados de diversas evaluaciones en el ámbito educativo, los primeros datos de esta encuesta nos presentan una percepción relativamente optimista en un mediano plazo hacia atrás y hacia delante: 43% opina que la calidad de la educación está mucho mejor o algo mejor que hace 10 años, pero este porcentaje asciende a 63 % cuando se opina sobre lo mismo para los siguientes 10 años. Probablemente, el sector educación sea uno de los pocos donde se evidencie un optimismo de mediano plazo en comparación con otros sectores. La crisis educativa es de tal magnitud que aún medidas improvisadas y complejas pero que contienen ciertos aspectos positivos y son realizadas en un mismo periodo, pueden estar generando una expectativa en la población. Pero como sabemos, el optimismo tiene doble rostro: crea un estado un estado de ánimo tanto para apoyar más medidas como también una frustración grande si las expectativas no se llegan a cumplir. Esperamos que este relativo optimismo no se desperdicie en un sector que necesita hoy más que nunca respirar confianza.

También es significativo advertir en la percepción de los encuestados el nivel de identificación de los problemas que enfrenta la educación, entre los cuales compromete a dos actores como los maestros y su mala formación (28%) y, por otro lado, los políticos y su poca voluntad para enfrentar la problemática educativa (21%). Otro problema está en relación con una variable más estructural como es la falta de presupuesto en el sector (25%). Es necesario en estos tiempos en donde se apunta al docente como el gran responsable de la catástrofe educativa, el reiterar la corresponsabilidad entre ambos actores; urge que la clase política deje de ver lo educativo pensando solo en las próximas elecciones y no en las próximas generaciones.

La encuesta nos aporta una valiosa información para ahondar en uno de los factores más críticos de la educación básica como es el desempeño profesional del docente y del director en función a los aprendizajes. Así, la percepción más cuestionable nos remite a la poca capacidad pedagógica del docente para asegurar que todos en sus clases hayan aprendido. El 75% de los encuestados manifiestan que el docente avanza en sus clases sin esa preocupación. A su vez, el 89% muestra estar de acuerdo con que debe ser obligación del director garantizar que todos los estudiantes aprendan. Por consiguiente, mejorar las competencias profesionales en el aula es crucial para a la vez mejorar la calidad educativa; no obstante, las evaluaciones de lápiz y papel a los docentes no incluyen dicho aspecto así como las últimas capacitaciones; y, sobre ello, cabe preguntarnos qué aportarán los procesos de municipalización educativa. En ese sentido, requerimos empoderar más al usuario de este servicio público para que de alguna forma pueda evaluar el servicio que recibe; por ello, nos parece muy valioso que el 91% de los encuestados estén de acuerdo con que los alumnos evalúen periódicamente la enseñanza que reciben. Llama la atención que hasta ahora se ha invertido en evaluaciones externas para “medir” la calidad educativa a partir de pruebas estandarizadas, pero poco hemos hecho para escuchar las voces de los propios alumnos.

Luis Sime Poma

Opinión publicada en el Informe del Instituto de Opinión Pública de la PUCP, Febrero 2008. Ver versión completa de encuesta Sigue leyendo

¿QUÉ TERCIO GANA CON EL TERCIO?

La medida de solo seleccionar a los docentes ubicados en el tercio superior de su promoción de estudios es sin duda una de las más polémicas del Ministerio de Educación de este régimen. Ciertamente, el país necesita atraer y retener a los mejores maestros, así como contar con mecanismos para su evaluación e incentivos. El gobierno puede creer que la política dada apunta a seleccionar a los mejores y, por ende, a mejorar la calidad educativa; más aún, si las encuestas están arrojando que un 57% de los encuestados manifiestan estar de acuerdo con dicha medida, entonces, la creencia se reafirma: es la política correcta.

Sin embargo, más allá del controvertido aspecto jurídico de la medida, o los aspectos técnicos de sus complejas implicancias, quisiera llamar la atención en los costos ideológicos de la misma desde su impacto en el magisterio peruano. Mientras que las visiones electoreras de las políticas públicas piensan sobre todo en las próximas elecciones, a su vez una visión excesivamente tecnocrática de las políticas públicas pierden de vista los costos ideológicos y su razonamiento no contempla las historias de los sujetos y los contextos.

El magisterio peruano ha sido uno de los sectores sociales con una intensa actividad ideológica donde se han ido forjando intergeneracionalmente cosmovisiones del Estado, del país y del mundo. Mi hipótesis es que hay un tercio de los docentes que han desarrollado una cosmovisión antisistémica autoritaria, alimentada desde la temprana influencia ideológica de los que a su vez fueron sus profesores en la escuela, y en las instituciones de educación superior, y, por supuesto, nutrida por los propios desaciertos que ha hecho el Estado y el mercado en diversos lugares del país. Esa cosmovisión genera un estado de ánimo en el docente, lo predispone a la crítica lapidaria frente al gobierno de turno y al Estado y a las fuerzas externas (llámese “imperialismo”, etc.), y ese es un estado de ánimo que lleva a sus clases, a sus reuniones con sus pares, a sus coordinaciones en la escuela. Hay otros dos tercios en el mundo docente que configuran visiones críticas frente al Estado, el país y el mundo pero uno de ellos más al medio, que en función a las coyunturas mira y se puede plegar más hacia un lado o hacia el otro tercio más democrático. Espero no se tome estas magnitudes de los tercios de forma matemática sino referencial.

A la luz de esta distinción sobre las tendencias ideológicas es que contemplo el riesgo de la medida dada. Indudablemente, el tercio más antisistémico tendrá un argumento de la coyuntura para reforzar en la subjetividad del docente la “naturaleza” excluyente y discriminatoria de este Estado. Para un país como el nuestro, después de haber vivido la nefasta experiencia de la violencia política, necesitamos aprender del pasado y releer aquel Informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación especialmente en su análisis sobre la educación peruana.

No sólo estamos en el sector educación en una batalla entre calidad versus mediocridad, sino también entre ideologías democráticas e ideologías autoritarias.

Sigue leyendo

Educación vial: Licencias y Estado Educador

Hace poco debí renovar mi licencia de conducir y tuve que hacer los trámites respectivos en el Touring. Luego de pasar por el examen clínico y pagar en el Banco de la Nación el monto correspondiente, me acerqué tres días después a dicha oficina y en media hora obtuve mi renovación. Salí contento porque así ya no tendría problemas durante los próximos diez años. Pero luego, al volver a casa y prender la televisión, nuevamente volvía a escuchar las noticias trágicas de un nuevo accidente vial. Definitivamente, no estamos haciendo todo lo que podemos hacer para que las carreteras y las pistas de las ciudades dejen de ser crónicas de muertes anunciadas. Según los datos del Ministerio de Transporte, es lamentable constatar la tendencia de aumento de víctimas de accidentes de tránsito fatales y no fatales en los últimos años: 43,814 en el 2005 y 50, 313 en el 2006. Como bien ya lo ha advertido la Organización Mundial de la Salud, estos accidentes son una de las nuevas epidemias no trasmisibles: “Cada año, significa más de 20 millones de personas sufren traumatismos graves o encuentran la muerte en las carreteras del mundo. La incidencia es mayor en los países en desarrollo, donde seguirá aumentando debido a la rápida expansión del parque automovilístico” (OMS 2003: 106).

He recordado en estos días la vez que tomé mi primer curso en el Touring hace ya diez años atrás, donde en las clases teóricas, debía escuchar a un profesor que nos recitaba lo que decían las normas que debíamos saber y nos daba algunos tips para aprobar el examen, pero nunca nos habló de las cifras de accidentes, ni de muertos o heridos, ni las causas, ni cómo estábamos en comparación con otros países….en otras palabras no pasé realmente por un curso de educación vial sino por clases para aprobar un examen. No sé si eso haya cambiado, y si eso es así o no en las otras Escuelas de manejo que existen.

Creo que desde hace varias décadas nuestro Estado ha ido renunciando a ser Estado frente al parque automotor. Las fuerzas del mercado impusieron sus intereses y abrimos como nunca el mercado de vehículos a la vez que el Estado retrocedía justo en el momento que necesitábamos más Estado, es decir, más regulación preventiva, más concertación de intereses, más autoridad educadora. Después de más de quince años, hemos vuelto en Lima al chequeo técnico de los vehículos con idas y vueltas y ahora con la incertidumbre sobre cómo continuará esta política luego de los últimos anuncios de la suspensión del contrato entre el Municipio de Lima y la empresa a cargo.

De la mano con el chequeo técnico de los vehículos es imprescindible hacer una verdadera reforma de la educación vial. Esta debe implicar el revisar qué y cómo preparan las Escuelas que “enseñan a manejar” pero que no forman necesariamente un ciudadano más consciente y responsable sobre los problemas y retos que todos tenemos frente al problema del tránsito y sus secuelas negativas. Las cifras del Ministerio de Transporte nos indican que desde 1997 hasta el 2005, ha habido por año entre 238 mil hasta 600 mil licencias de conducir que han sido dadas en sus diversas modalidades. Si el crecimiento económico en el que está el país va a ir aumentando la capacidad adquisitiva de la gente, eso incrementará el mercado de vehículos y, por ende, tendremos más gente queriendo aprender a manejar. Esto es todo un reto desde el punto de vista de políticas de transporte, media ambiental y de educación vial.

Acostumbrados a entender que las políticas educativas empiezan y terminan en la llamada educación formal (escuela e instituciones superiores), debemos asumir con el mismo vigor que ponemos cuando las escuelas de educación básica no enseñan con calidad lo que deben enseñar, las limitaciones de las escuelas llamadas a preparar a los futuros conductores de vehículos. Y, más aún, no desperdiciar aquellos momentos en los cuales los conductores debemos renovar nuestras licencias de conducir para pasar realmente por un curso de educación vial y un llamado de atención para aquellos que hemos infringido alguna norma de tránsito en algún momento. Por supuesto, esto exige un Estado menos burocrático y un Estado más Educador.

Mayor información ver: Consejo Nacional de Seguridad Vial: http://www.cnsv.gob.pe/
Ministerio de Transporte: http://www.mtc.gob.pe
Centro de Investigación y de Asesoría del Transporte Terrestre (CIDATT): http://www.cidatt.com.pe/
Organización Mundial de la Salud (2003). Informe sobre la salud en el mundo 2003: Forjemos el Futuro. Cap. 6 Epidemias mundiales desatendidas: tres amenazas crecientes
http://www.who.int/whr/2003/en/Chapter6-es.pdf
Sigue leyendo